Abro la puerta de mi casa, tratando de causar el mayor ruido posible solo para que se den cuenta de que ya estoy aquí, algo que para algunos parecerá simplemente ridículo, pero es la única manera de que me presten atención en esta casa.
Sin embargo, mi mirada se entristece al ver que no hay nadie, el mismo eco de soledad se cuela por mis oídos, el mismo que todos los días me hace sentir sola y pequeña.
Tiro mi maleta en la primera silla que encuentro a la vista y lanzó las notas de mis exámenes al suelo decepcionada.
Ayer les pedí que estuvieran aquí para que pudieran ver mi informe final y para que tal vez pudiéramos ir al parque para ver a los cisnes del lago.
Y lo prometieron, las palabras que salieron de sus labios lo afirmaban, pero ninguno cumplió.
Me siento en el suelo, poniéndome en posición fetal, haciendo que la falda de mi uniforme se arrugue un poco.
<Si estaremos ahí, no te preocupes, volveremos a salir juntos los 3, como hacíamos antes>
Mentiras
< Si hija, lo prometemos, iremos a ver a los cisnes y podrás jugar con tu hermano>
Mas mentiras
< Esta vez no te fallaremos>
La cruel verdad ahora se hace cada vez mas evidente en mi mente, estoy olvidada y ahora soy como polvo esperando ser recogido por la escoba, o almenos eso es lo que creo.
Lágrimas calientes mojan mis mejillas y escondo mi rostro entre mis piernas tratando de acallar un sollozo que no resiste el impulso de salir de mi garganta.
Subo a mi habitación dejando un rastro de lágrimas a mi paso, sintiéndome abatida y derrotada.
Mis días en esta casa se han reducido a silencio, soledad y tristeza, llevandose consigo mis lágrimas, mi dolor, y mis dudas.
Lo único que deseo mas que nada en el mundo, es volver a sentirme querida y protegida, quiero ser una chica de 14 años feliz con su familia.
Pero no es así.
Desde hace algunos años, mi rutina se convirtió en algo monótono y sencillo, tanto así que lo único que llega a alegrarme las tardes son los libros, que se han convertido en mi salvación y refugio durante todos estos años.
Para comprarlos, tengo que ahorrar dinero de lo que llevo para mi receso, ya que mis padres consideran que es un desperdicio de dinero, claro que, con la atención que me prestan, creo que no les importa mucho en que invierto mis ahorros.
Me quito el uniforme y me pongo un vestido blanco que hace años no usaba, me aliso el cabello y me siento en la cama mirando por la ventana, pensando en el futuro y en mi sueño frustrado.
Una hermana
Siempre la quise, pero mi madre me decía que no pensaba quedar embarazada otra vez, de hecho se molestaba cada vez que tocaba el tema, por lo cual decidí callarme.
Tomo mi ejemplar de Divergente y lo sostengo entre mis brazos, este libro es algo así como uno de los mayores tesoros que tengo y que creo, llegaré a tener.
En el encontré felicidad, suspenso, y lo mas importante: Enseñanzas y lecciones de vida.
Estoy por empezar a leerlo cuando mi celular vibra a mi lado, lo tomo entre mis manos y veo que tengo 2 mensajes de 2 chats diferentes.
El primero, de mi madre, y el segundo, de un desconocido. Como siempre, abro primero el ed mi madre y me enojo todavía mas al leer las palabras.
- Hola hija, ¿Ya estas en casa?, no olvides hacer tus tareas, Te quiero, nos vemos en la noche.
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Todo Por Un Chat
RandomAmy Wallas, una chica de tan solo 14 años, se encuentra perdida y abarrotada al ver en lo que se ha convertido su vida. Todo parece indicar que ha sido prácticamente olvidada por su familia causando en ella tristeza, dolor y dudas. En medio de su "g...