Amores, razones y calzones... (Cap. #14)

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   Cuando digo que no hicieron el amor y que tampoco deshicieron el desamor, me refiero a que el amor las hizo a ellas, y fue algo más que eso, el amor las abrazó de tal manera que convirtió las heridas y temores
en más motivos y razones
para permanecer allí y mutuamente bajarse los calzones...
—¡Ah no, así no era! Es broma. Entre tanta tragedia amorosa un poco de humor no está de más.—


Se quedaron profundamente dormidas luego del reconcilio de corazones y almas.

  No se percataron que venían unos pequeños pasos hacia el piso de arriba, casi en dirección a la habitación donde están las chicas.
  Las prendas de éstas, caídas en el suelo, hacían un tipo de sendero súper estrecho, claramente nadie iba a caminar sobre la ropa y ensuciarla, de igual manera nadie tenía un lógico porqué para entrar allí.

  De repente, los pequeños pasos entran a la habitación y no ve nada más que dos muchachas bajo las cobijas, aun así sigue en su búsqueda y en tono interrogativo dice <<¿Lucia?>> Y toca una de las dos cabezas de cabellera oscura y larga.
 

Tocó la cabeza de Maria, se despierta y de inmediato es sorprendida, empieza a mover a Lucia para que despierte también y se haga cargo de la incómoda situación. Lucia abre los ojos y se percata que es Matt, el hijo de la mujer que alquila un cuarto de su casa, Matt tiene apenas 5 años, no entiende muchas cosas todavía y por ende, solo entra así como si nada en cada habitación.
  El niño anda en busca de su madre, al parecer estaba jugando en el parque de enfrente y se le escapó a quién lo cuida para entrar a buscar a su madre, pues ella trabaja todo el día y él, por obvias razones, la extraña.

Matt es un niño muy cariñoso, apegado con todos, hasta con el que le hace mala cara, es un amor de hombrecito.

  Se alegró cuando vio a Maria, resulta que entre ellos había cierta conexión y Maria es muy dada a querer a los niños.
Pero, en ese incómodo momento, Lucia entre risas nerviosas le dijo:
— ¡Matt, vete! Ya te he dicho que llames antes de entrar
— Yo sólo estaba buscando a mi madre —Dijo Matt asustado y con un gesto triste
— Lo sé, lo sé pero sal de aquí
— ¡Lucia! No seas grosera. —Exclamó Maria
— No lo soy, él tiene que aprender a respetar, ¿qué tal que te hubiese conocido con esa fachada tan similar a la de Eva y con esa cabellera de que pasó un tornado por tu cabeza? —Dijo Lucia sarcásticamente
— No seas exagerada —Dijo Maria entre carcajadas
Le dio la razón a Lucia, la besó y se levantó, tomó la camisa que andaba Lucia y se la puso, más un short de pijama, con estampado de corazones.
—¡qué guapura de mujer! ¿No creen?—

Salió del cuarto para hablar con Matt y él se notaba un poco triste, pero le confesó a Maria la alegría que sentía de verla después de tantísimo tiempo.
  Y estando sentados a medio paso de las viejas y tétricas gradas hablaron más:

— Estás tan grande, ¡tus huesitos han crecido Matt!
— ¡Sí! Ya voy al kinder y tengo muchos amigos —Dijo con gran emoción
— ¿Y te portas bien?
— Sí... —Dijo misteriosamente
— Pues me parece bien, espero que no me estés mintiendo
— No. Y dime, Maria, ¿te vas a ir de nuevo? —Dijo Matt con su carita triste

Maria pensó su respuesta por varios segundos y lo único que le dijo al niño fue:
<<No te preocupes, no seas chepito mi niño, no pienses en eso>>

  Lucia escuchó esa respuesta y su felicidad se paralizó por un segundo, pero mejor lo ignoró y esperó a que Maria regresara...

  Después de unos minutos, Matt se fue de nuevo al parque a jugar.
  Maria entró a la habitación de Lucia y ésta otra muchacha permanecía acostada todavía, Maria se acostó a su lado le tomó su cara tiernamente y la besó, un beso más de esos sabor a reencuentro,
pero fue algo distinto,
aún así Lucia no se dejó llevar por sus tercos pero coherentes pensamientos, sentía cierta culpa pero la ignoraba, intentaba que todo siguiese de maravilla y siguió allí con su amada Maria aunque su instinto le dijese a gritos que no fuese tan ingenua ante esa nena.

  Maria miró el reloj y dijo:
— Sí puedo pero no quiero creer que debo irme ahora mismo, quisiera quedarme acá lo que queda de la tarde, más la noche y la madrugada entera
— No me gusta que lleguen estas horas y minutos en que tienes que tomar tus cosas e irte
— Flaca... Te juro que amo tu cuevita, me siento en casa de nuevo, gracias...

Maria lo dijo con notoria certeza y una seguridad hasta en su mirada, se podría decir que se notó sinceridad en Maria después de numerosos rodeos y malos cuentos, que total no sabes quién te dice palabras apócrifas.

Lucia se quedó sorprendida
y entre tanta contradicción
quedó mucho más confundida,
pero sintió una gran dicha,
algo dentro de ella que no esperaría, pues escuchó algo que no se imaginaría.

Esas palabras y esa mirada, hasta el tono en que Maria lo dijo. Se acopló muy bien en los recuerdos de Lucia.
  Estaba que no lo creía pero supo como disimularlo, entonces... Sólo le tomó las manos a Maria y las besó.
  Después de un par de pequeñas pláticas más y algunos chistes, se despidieron, Maria se marchó.
  Lucia como que olvidó que hacer con tanta felicidad dentro de su pecho, así como también olvidó que había alguien tras sus pasos,
cuidándola aunque por desconocidas razones tuviese sus retrasos...

Algo andaba mal de ambos bandos pero esta muchacha, Lucia, no es alguien que se apresura a lo que todavía es una incógnita, no es alguien que actúa sin tener claras las razones y porqués de las situaciones,
ella se mantiene con paciencia y serenidad.

Se mantiene esperando a ver que pasará,
si tendrá que presenciar
alguna despedida o bienvenida,
un buen día o una mala vida,
amando sin cuestionar si la querían,
permaneciendo sin escapes ni
salidas...

La joven Lucia
solamente está
sin pensar
en que podría llegar
a su vida sin cesar
y sin avisar.

Se queda allí,
pensando
si llorar,
escribir
o luchar,
pero lo bueno es que
costosamente se va.

Pero claro está que le cuesta mantenerse de esa manera. Es una lucha continua en su interior, como toda persona, tiene un límite de paciencia dentro de sí.

Desventajas de ser como tú o como yo, pero juntas nunca &quot;tú y yo&quot;.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora