Finalmente logramos que Alice reaccione y nos cuente qué era lo que había visto cuando Jasper entró por la puerta trasera de nuestra casa. Seguramente, había sentido la tensión y la angustia que rondaba la cocina y se dirigió hacia nosotros. Además, Jasper y Alice tenían una conección que muy pocos vampiros realmente enamorados podían tenerla.
- Lo he visto a...
- ¿A quién, Alice? – insistí después de un gran silencio incómodo.
- A Damon Salvatore.
Damon era uno de nuestros “primos”. Era familiar de Carlisle, un primo muy lejano, al igual que Stefan, su hermano. Éramos muy unidos en 1864, pero cuando Katherine llegó a nuestras vidas, todo cambió para nosotros. Los dos nos enamoramos de la misma mujer. Ella nos transmitía algo diferente a cada uno que nos hacía amarla cada vez más. Ninguno de los dos sabía que Katherine jugaba con nuestros corazones, hasta el día que nos convirtió.
Ese día nos llevó a los dos a un lugar alejado de nuestro hogar para decirnos lo que ahora éramos después de que nos había hecho beber su sangre. Nos dijo que debíamos cuidarnos y que por ningún motivo teníamos que morir hasta que su sangre se vaya de nuestro organismo ya que no quería que nos convirtamos, 'no quiero tener que cargar con sus estupideces' nos dijo. Pero no lo pudimos cumplir. Esa noche, un grupo de personas del pueblo se reveló contra el Alcalde Smallwood y nosotros debíamos protegerlo porque éramos parte del ejército debido a nuestra edad. En ese momento, una persona nos disparó justo en el pecho a los dos ya que no lo dejábamos entrar en la alcaldía.
Cuando nos despertamos, estábamos en el mismo lugar en el que Katherine nos había confesado y advertido lo que nos pasaría. Con el único defecto que ella ya no estaba, si no que la que nos esperaba era Bonnie, su bruja aliada. Ella nos explicó todo lo que necesitábamos saber. Los dos elegimos morir antes que matar a un humano, pero ninguno de los dos cumplió su promesa. La sangre se tornaba totalmente irresistible cuando regresamos al pueblo para saber lo que había pasado luego de nuestra presunta muerte.- ¿Qué has visto de Damon? – dije un poco preocupado.
- Estaba furioso, tenía mucha sangre en su rostro y miraba a alguien vivo con felicidad en sus ojos. Se estaba vengando.
- ¿De quién? – Alice no respondía – ¡Dime de quién se estaba vengando, maldita sea! – grité furioso.
- ¡Cálmate, Ian! No presiones a tu hermana – la calma invadió mi ser. Jasper hacía de las suyas.
- No lo sé. No pude ver quién estaba del otro lado de la puerta de esa sala. Él no dejaba entrar a nadie.
- Eso es en el comedor de la escuela – dijo Rosalie después de ver el dibujo de Alice.
- ¿Cuándo crees que podría suceder esto? – pregunté más calmado debido a Jasper.
- No lo sé bien. Pero creo que dentro de unas semanas podría suceder. Tampoco sé cómo detener esto, jamás pudimos controlar a Damon.
- Yo sí – dijo alguien detrás de nosotros.
Stefan Salvatore, hermano de Damon, fue la única persona que pudo controlarlo durante muchísimo tiempo después de haber conocido a Elena, la doppelgänger de Katherine, otra humana, como Emily. La única diferencia era que Emily no era doppelgänger de nadie y no estaba destinada a morir, salvo que estemos juntos alguna vez.
- Stefan, ¿qué haces aquí? – preguntó Rosalie después de correr a abrazarlo.
- Vine para decirles que he perdido a Damon y que necesito su ayuda. Logré por unos años hacer que se alimente de animales pero luego encontró a unos moribundos en Egipto y no pudo controlarse. Desde ese momento no lo pude localizar más. Lo busqué por más de un año. No quiero suponer que encontró a Katherine – maldita seas Katherine, maldita seas.Todo estaba fuera de control. Damon perdido, asesinando a personas en todo el mundo. Alice predestinando que él mataría a alguien por venganza en el comedor de la escuela. Lo único que me quedaba era ir a cuidar a cada ser humano que asista hoy a clases y leerle la mente para averiguar si alguien lo conocía o estaba en aprietos. Algo que me diera una pista de lo que podía llegar a pasar.
- ¿Ian? – su dulce voz era música para mis oídos.
- Hola Emmy – respondí dando media vuelta para quedar frente a ella. Estaba tan hermosa.
- ¿Dónde has estado?
- En mi casa, enfermo – inventé. Lo bueno de ser vampiro era que jamás te enfermabas. La única manera de “enfermarte” era si un lobo te mordía. La mordida de un lobo en luna llena es mortal para un vampiro.
- Podrías haber contestado alguna de mis llamadas. No creo que estés tan enfermo para no poder responder un mensaje o algo. De veras estaba preocupada por ti.
- Perdóname Emmy, Esme me prohibió usar mi celular o la computadora – todo lo contrario, Esme me insistió todo el tiempo para que le devuelva las llamadas a Emily.
- Te perdono por eso, pero no por dejarme sola con Melissa, Louis y Harry. Principalmente con Harry.
- ¿Te ha hecho algo? – el timbre sonó anunciando que debíamos entrar a clases. No quería ni imaginar lo que me diría sobre Harry, en cualquier momento podría llegar a ir a hablar con ese chico y romperle la cara. Bueno, quizás no tan así.
- Luego te cuento, adiós – me dio un beso en la mejilla y sentí por primera vez después de muchos años que valía la pena sonreír por algo y que mi corazón todavía podía volver a amar sinceramente, que no todo estaba perdido, que todavía me quedaba su amor, su dulzura, su sonrisa.
- Adiós – fue lo único que pude decir luego de verla correr hacia el salón de Matemática.¿Cómo yo podría arruinar a esa dulce persona? ¿Cómo mi egoísmo podría más que mi razón? Pero si no la besaba aunque sea una sola vez en su vida, me arrepentiría el resto de la mía. No podría vivir con el pensamiento de que jamás probé sus labios, de que jamás la hice mía por unos instantes. Tendría que hacerle caso a lo que me dijeron Alice y Esme, no podía seguir de esta manera.
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La oveja y el león
FanfictionNo hay cuerpo ni alma que aguante "para siempre", dijo Emily, sin saber que su "para siempre" sería real.