-Bien, mi lady. Creo que todo está bien por esta noche.- dijo Cat Noir al terminar la patrulla nocturna con su compañera. Estiró sus brazos de forma aperezada mientras buscaba con la mirada la ruta más corta a su hogar.- Nos vemos mañana.
-¿Estás cansado ya, gatito?- preguntó ella con una sonrisa.- Creí que los gatos amaban estar afuera en la noche.
-Vaya que les gusta.- respondió él.- Pero la mayoría de ellos no tienen una tonelada de tarea que hacer para la escuela.
-Espera un momento.- pidió ella antes de caminar hacia una esquina del tejado del edificio sobre el que se encontraban. Cat la siguió con la vista curioso de lo que haría. Unos segundos más tarde ella volvió con una cajita negra graciosamente arreglada con un lazo de color verde.
-¿Qué es eso?- preguntó el héroe.
-Es para tí.- dijo ella entregándoselo.- Para celebrar nuestro aniversario de seis meses desde que empezamos con todo esto de salvar al mundo.- agregó con un todo de burla, como si aquello se tratara de algo común entre los jóvenes.
-¿Van seis meses ya? Oh, cielos. Ladybug, no tenía idea.- dijo él con sus orejas de gato gachas.- No... No tengo nada para tí.
-Con que a estas alturas sigas en una sola pieza es suficiente regalo para mí.- aseguró ella con una tierna expresión colocando una mano reconfortante en su hombro.- Anda, ábrela.
Con cuidado, Cat Noir retiró el lazo decorativo. Retiró la tapa para ver varias galletas con chispas de chocolate de deliciosa apariencia en el interior de la caja.
-¡Genial! ¡Galletas!- exclamó con sus verdes ojos iluminados con ilusión, antes de comenzar a engullir algunas sin perder tiempo.
Ladybug no pudo contener una risilla al ver su reacción. Sabía muy buen de que su compañero tenía predilección por los dulces, pero no tenía idea de que era tan aficionado a ellos.
-Oye, con calma.- dijo entre risas.- No querrás ensuciar tus bigotes, ¿o sí?- Cat Noir levantó su rostro para verla y sonrió apenado con migas de galletas al rededor de su boca.
-Lo siento...- murmuró.- En serio están muy buenas.
-Eres gracioso. Parece que jamás hubieras comido dulces en tu vida.- dijo Ladybug limpiando las boronas del rostro del chico con suavidad.
-Oh, no. Sí que he comido dulces antes. Pero... no me permiten hacerlo tan seguido.- aseguró él.
-¿Por qué?
-Es... difícil de explicar.- respondió él con una sonrisa. No podía decirle simplemente que su identidad secreta era un modelo famoso que debía mantener una figura sobresaliente.
-Bueno, nadie te prohíbe nada ahora.- aseguró Ladybug.- Puedes comer todas las que quieras.
-¿No quieres una?- ofreció él.
-No, gracias. Podríamos decir que mi relación con los dulces es completamente distinta a la tuya.- dijo ella con una sonrisa. Vivir en una panadería tenía sus ventajas, incluyendo poder tomar uno que otro postre cuando se desease.
-¿Por qué?
-Es difícil de explicar también.- respondió encogiéndose de hombros. Cat miró la galleta que recién le había ofrecido y sonrió.
-Bueno, es una lástima, my lady.- dijo con una seductora voz.- Están en serio deliciosas.- agregó colocando la mitad del dulce en su boca para tentarla.
Ladybug sonrió, comprendiendo sus intenciones. Se acercó al rostro del chico con una traviesa expresión en su rostro y mordió la otra mitad de la galleta, rozando sus labios en el proceso. Con sus mejillas más que sonrojadas, Cat Noir vió con sus ojos bien abiertos como su compañera saboreaba el postre.
-Mmm... Tienes razón. Están muy buenas.- dijo ella con una sonrisa divertida. Luego miró al muchacho y se extrañó de la mirada en el rostro de este.- ¿Qué sucede?- preguntó.
-Mi galleta...
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Galletas
FanfictionPoco tiempo es el que llevan trabajando juntos, pero eso no quiere decir que no merezca ser celebrado.