Sweet dreams (are made of this) -Jojo's bizarre adventure-

Capítulo XL: Huida y despedida.

--Oh, no... --Gimió Josuke, sin dejar de avanzar, rodeando a Giorno y a Jolyne con sus brazos protegiéndolos lo mejor que podía. –Vamos... ¡vamos! ¡Debemos salir de aquí!

Caminaron aún más rápido, mientras escuchaban el timbre del colegio, sirenas y vidrios rompiéndose a su alrededor. El mayor de los chicos apretó un puño y exclamó:

–¡Crazy Diamond!

El stand rosado y celeste apareció, golpeando los trozos de vidrio de las ventanas, reparándolas de una vez, para que no ocurriera ningún accidente con las personas que evacuaran el edificio después de ellos...

Aunque fue inútil: la intensidad del temblor era demasiado fuerte como para que las ventanas permanecieran intactas. Josuke chasqueó la lengua con disgusto.

–¡Rayos! –Gritó, apretando los puños y los dientes muy molesto. Segundos más tarde, apareció Gold Experience junto a Crazy Diamond y los cristales rotos comenzaron a transformarse en flores, pétalos y hojas de árboles.

–No querías lastimar a nadie, ¿verdad? –Preguntó Giorno, con tranquilidad, mientras Josuke le sonreía fascinado.

–¡Eres genial, Giorno! ¡Genial!

El chico rubio asintió apenado y apretó la mano de Jolyne una vez más. Ella preguntó:

–¿Cómo vamos a salir de aquí?

–¿Por la salida de emergencia? –Completó Giorno, subiéndose de hombros.

–¿¡Y Rohan?! –Preguntó Josuke, alarmado.

–Ay, Josuke... ¡ya vas a preguntar por tu novi---! –Jolyne se detuvo en seco y también se sobresaltó, palideció de pronto y exclamó: –¡Tenemos que encontrar al Profe Kishibe!

–¿¡Dónde puede estar?! –Preguntó el castaño, tratando de no morderse los labios ni de sacudir las manos sin control.

–Quizás en su salón. –Decía su amigo Giorno, tratando de pensar en la opción más lógica y prbable, jalando a sus dos compañeros de las manos hacia el salón de arte.

Al girar el picaporte, se percataron que el aula estaba cerrada con llave.

–¡Maldición! –Josuke invocó a Crazy Diamond y derribó la puerta. En efecto, el salón estaba vacío. –¡Hoy Rohan no tiene clase a la primera hora! ¡Puede que no esté aquí! –El chiquillo moreno lucía angustiado e inquieto. Giorno lo tomó de los hombros y le dijo:

–Cálmate, por favor. Puede ser una posibilidad, pero calma.

–Vamos a buscarlo en la Sala de Maestros. –Sugirió Jolyne, con una ligera sonrisa. Antes de poder decir otra cosa, se encaminaron a dicho lugar a toda velocidad. Al llegar a la puerta, los tres amigos se miraron entre ellos, asintieron en silencio e invocaron a sus tres respectivos stands. Como leyéndose el pensamiento entre ellos, con un grito al unísono, derribaron la puerta...

Pero, ¿Rohan estaba ahí?

***

Tras una patada certera, cuyo golpe le entumió toda la pierna, Dio se arrojó contra el cristal, tomando impulso y fuerza al correr hacia la barrera fría.

Chocó y cayó al suelo de manera estrepitosa, mientras alguien no dejaba de verlo.

O algo.

Un hombre que parecía sólido, ataviado con una armadura dorada y un yelmo de la misma tonalidad; lucía un poco estupefacto y confundido.

–¿También buscas salir de aquí? –Le preguntó el hombre de negocios, con voz amable. El desconocido sólo asintió. –Comprendo. Deberíamos intentarlo juntos, ¿no? –Por respuesta, el otro hombre golpeó el cristal sin cuartearlo, pero haciéndolo doblarse como si fuera de plástico. Dio sonrió, complacido. –Vaya... eres fuerte. –Dijo Dio, complacido.—Oigan, chicos... –Decía, antes de girarse. –¿Ya vieron a este...?