Sweet dreams (are made of this) -Jojo's bizarre adventure-

Capítulo XLI: Otro día más daba fin.

–¿Y ahora? –Preguntaba Giorno, mirando a todos lados, antes de que un hombre lo empujara sin verlo. –¿Cómo demonios vamos a volver a entrar?

Rohan rechistó un tanto inconforme. –¿Para qué volver a entrar? ¿Ya viste los cimientos del edificio, Shiobana?

Josuke, Jolyne y Giorno pusieron su mirada atónita en las bases del hospital: estaban totalmente cuarteadas y lo mejor tal vez, era trasladarse a otro lugar con todos los pacientes y personal médico.

–Entonces, ¿qué pasará con abuelito? ¿Y con abuelito Caesar? ¿Y con papá y Kakyoin? –Preguntaba Jolyne, con los ojos llenándosele de lágrimas de nueva cuenta. Comenzó a temblar de manera frenética, mientras que Rohan se arrodillaba frente a ella y le decía:

–Podemos confiar en que estarán bien. –Frotó sus hombros, intentando tranquilizarla. –Han sobrevivido varias veces por su cuenta, lo harán bien.

–¿Cómo que varias veces? –Preguntó Giorno, asombrado. –¿De qué están hablando?

–Así como ustedes recuerdan y sueñan con cosas que sucedieron en otros planos, a sus padres y familia les ocurre exactamente lo mismo. –Explicó el joven profesor, caminando hacia el frente, haciendo que los chicos lo siguieran a paso acelerado. -¿Recuerdan lo que les expliqué del reinicio del universo? Pues bien... no sucedió una vez: sucedió varias. Una de esas veces, por lo que pude notar... el profesor Kakyoin lo logró: lo reinició. No me quedó claro si fue de manera consciente o inconsciente, el punto es que... el resultado es esta realidad.

–¿Estás diciendo que esto fue creado por Noriaki? –Preguntó Jolyne con una nota de voz aguda.

–Ni más ni menos. –Decía Rohan, con seriedad. –Los chicos se miraron asombrados y tras instantes, Josuke musitó:

–Pero era muy difícil, ¿no? ¡Casi imposible!

–Lo era. –Respondió. –O al menos para otro usuario stand que no fuese Pucci... me he convencido por varias cosas, sobre todo por los recuerdos de Jolyne, en tanto que los recuerdos difusos del profesor reafirmaban esa teoría.

–Eso es... –Susurraba Giorno, estupefacto. –vaya... no lo esperaba...

Josuke y Jolyne ni siquiera parecían tener palabras al respecto, sólo se veían entre ellos. Rohan chasqueó su lengua, hurgó en su pantalón para palpar sus llaves y comenzó a caminar.

–Debemos irnos antes de que suceda otra catástrofe. –Ordenó. –Quizás encontrar un refugio, si no es que al profesor Polnareff ya se le ocurrió alguno.

Giorno y Josuke asintieron, mientras que Jolyne no paraba de temblar. Miró a Rohan, decidida.

–Se va a salvar, ¿verdad?—Preguntó, con una voz que parecía entre triste y enfadada. El joven dibujante la miró largamente y apartó su vista de la de ella.

–Quiero pensar que–-

–¿SE VA A SALVAR? DIME QUE SE VA A SALVAR.

–Jolyne, dame tu mano. –Decía Rohan, enfadado, acercándose a ella. La chiquilla la apartó y la protegió con otra de sus manos. –¡DÁMELA! –Ella arrugó la nariz y la barbilla, como cuando estaba a punto de romper en llanto. –HAZME CASO.

Finalmente, la chica obedeció. Rohan abrió su mano como si fuera un libro pequeño, sacó un bolígrafo y se limitó a escribir un pequeño mandato:

"Mantendré la calma con respecto a Noriaki Kakyoin"

–¿Lo ves? –Preguntó el joven dibujante, cerrando el libro que formaba la mano de ella. –Todo estará bien, cálmate.