-Me llamo Michelle.- Dice con una suave y dulce voz.
-Tienes un nombre precioso. ¿Por qué estás tan sola en un lugar como este?-
-Yo... Bueno, en realidad estoy esperando a mi novio.- Por alguna razón, su respuesta me lastima.
-Oh... Tienes novio. Ya veo... Perdón por molestarte, eres una chica muy linda, y bueno, si quieres platicar un rato mis amigos y yo estaremos en la mesa de la esquina.-
Me dedica una sonrisa amable, y también de lástima. Me siento de vuelta con Krist y Dave, y le doy un gran trago a mi bebida, mientras la observo de reojo. Es realmente hermosa, y sé que no debería dejarla ir así como así, pero no quiero que se sienta acosada.
-¡Kurt!- Me grita Dave, sacándome de mis pensamientos.
-¿Qué chingados quieres?-
-Creo que es momento de hablar.- Dice, como si fuera mi esposa.
-¿De qué?-
-¡De Courtney? Cada día estás más lejos de ella.-
-Pues claro, simplemente no estoy enamorado de ella.-
-Hace dos meses dijiste que estabas seguro que ella era el amor de tu vida. ¿Y ahora esto?-
-Dave, en serio, no me presiones, estoy seguro de mis sentimientos, además...- Interrumpo mi frase al observar cómo un chico un poco más alto que yo, que tiene el cabello largo y de un color indefinido, la empuja de la silla, haciéndola caer al suelo, y después, le da un fuerte golpe en la cara. Me levanto de un salto de mi asiento, y me abalanzo contra el bastardo. Escucho como comienza a insultarme, y recibo varios golpes por su parte en el estomago, y en la cara. Pasan varios minutos interminables, hasta que el dueño del bar consigue sacar a patadas a ese tipo.
Me incorporo de inmediato para ayudar a Michelle, quien se encuentra aún tirada en el suelo, con la nariz roja. Envuelvo sus mejillas con mis manos, y estoy tan terriblemente cerca de ella, que siento su respiración.
-¿Estás bien?- Le digo en un susurro, haciendo que sus ojos conecten con los míos.
-Creo que si.- Contesta tímida.
Me obligo a levantarme, y le doy la mano para que haga lo mismo. Krist y Dave están detrás de mí.
-Juro que mataré a ese cabrón la...- Michelle me interrumpe.
-Déjalo, está bien.-
-No, no está bien pero... Bueno. ¿Puedo hacer algo por ti?- Me sonríe tímidamente.
-Kurt, estoy bien. Eres muy amable.-
-Michelle por favor, déjame llevarte a tu casa, por favor.- Sé que me veo muy necesitado, pero no quiero dejarla ir, y menos ver que alguien más le haga daño.
-Yo... En realidad, no tengo donde quedarme.- Dice sonrojándose.
-¿Por qué no te quedas esta noche conmigo?-
-Kurt no es por joder, pero, ¿Y Cour...- Interrumpo a Dave antes de que la cague.
-Por favor, Michelle, quédate en mi casa. No te voy a comer. Lo juro.- Medio sonríe.
-No nos conocemos, y no quiero molestar.- Dice tímida.
-Servirá para que nos conozcamos, ya verás. Y no serás molestia.-
-¿Por qué quieres que vaya contigo?- Dice. Medito mi respuesta varios segundos, mirándola a los ojos.
-Porque... Me he enamorado de ti en dos segundos.- Se sonroja.
-No deberías. No me conoces por dentro.-
-Michelle, te conozco lo suficiente como para saber que tu belleza no es sólo física.-
-Hablaste conmigo un minuto.- Comenta riendo. Yo le sonrió y volteo los ojos.
-Bueno, que conste que te di la oportunidad de venir conmigo por las buenas.-
La levanto como si fuera una bebé, y ella se acomoda en mi pecho, a pesar de sus quejas y pataleos. Su cabello huele a vainilla, y tengo un ángulo perfecto de su rostro. Krist carraspea cuando me quedo demasiado tiempo mirándola. Cargándola de esa forma, la subo al asiento de copiloto de mi auto. Krist y Dave suben atrás, comentando algo que no alcanzo a escuchar.
Michelle cambia la estación de radio hasta que "Hey Joe", de Jimi Hendrix, inunda el pequeño automóvil. Voy camino a mi casa, hasta que la imagen de Courtney invade mi mente. Mierda. No puedo llevar a Michelle allí, por ella, no por Courtney. No quiero que Courtney le suelte comentarios innecesarios u ofensivos. Michelle es todo lo contrario a Courtney, o por lo menos eso ha aparentado en estos minutos. Frenó el coche de golpe, y doy la vuelta en un retorno para ir a casa de Krist.
-Mierda Kurt, ¿no puedes conducir peor?- Me suelta Krist riendo.
-Guarda silencio, yo por lo menos sé conducir. Y espero que hayas recogido tu ropa sucia grandulón, porque dormiremos en tu casa...-
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