Capitulo 12

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   No lo podía creer ¡Volvería a ver a Albert!, y no es que fuera bueno pero tampoco malo. Celeste suspiro algo cansada y frustrada a la vez. Recibió otra llamada, contesto algo extrañada.

   *En la llamada*   

— ¿Hola?

— Celi, eres una mala mentirosa.

— ¿De qué hablas? 

— No te escuchabas feliz hablando con... ¿Cómo se llama ese chico molesto?... ¡Ah! Albert. 

— ¿Tu qué sabes de él? Si estoy feliz... Espera ¿cómo sabes que estaba hablando con él? 

—Deberías hablar más bajo... Por cierto, linda habitación la que tienes.

— ¡¿Qué?! ¡¿Qué haces en mi habitación?! ¡¿Cuándo y cómo llegaste?!

— ¡Eso no importa! ─gritó William molesto. 

— Willi  —dijo sorprendida con algo de preocupación— ¿Estas bien? 

— ¡No, Celi! ¡No estoy bien! ¡Nada lo esta!

— ¿De qué...

— ¡No puedes estar con él!—gritó William, seguido de eso colgó.

   *Fin de la llamada* 

  Celeste corrió a su cuarto con la esperanza de encontrar a aquel William tan alterado con el que hace unos segundos hablaba. Al llegar no había nadie en su cuarto, estaba vació e intacto, todo estaba en su lugar, como si nadie antes de ella hubiera estado ahí, eso hizo que Celeste se preocupara, intento llamar a William varias veces, sin un resultado exitoso se rindió, estaba divagando en su mente sobre el paradero de William, en el como estaría, el qué significo aquella extraña llamada y el por qué no fue antes a su habitación, y se quedo dormida, el día la tenía agotada.

  Pasadas las horas Mery llego, para ese entonces Celeste ya estaba dormida, pero fue despertada por el ruido que ocasiono su madre al llegar, no se levanto, intento seguir durmiendo, su madre entro en la habitación, pero Celeste se hizo la dormida, Mery se acercó a Celeste y se sentó en la orilla de la cama y suspiro.

 — Celeste, si supieras que se donde esta te irías corriendo por él, pero no puedes, no podemos—hizo una pausa— Y haré todo lo posible porque te alejes de William y de esa idea de encontrar a tu padre.

  Celeste quería levantarse y gritarle. Gritar por ocultar la verdad, por querer alejarla de William, ¡por no decirle nada de su padre en sus 16 años de vida! Pero se contuvo, por su padre, por William y por ella misma.

  Su madre le dio un beso en la frente y salió de la habitación. 

  Al oír la puerta cerrarse Celeste comenzó a llorar. Lloro por el enojo que tenia con su madre, por desesperación de no encontrar aún a su padre, por toda la frustración que tenía, incluso lloro por William, lloro por no poder saber que le sucedía y mucho menos ayudarlo. Lloro por un buen rato hasta que en medio de la oscuridad, con un leve susurro se dijo así misma: 

— No voy a llorar, no seguiré haciéndolo, voy a encontrarlo, voy a ponerle lugar a estas piezas de rompecabezas. Voy a ponerle fin a esto. 

  Se tranquilizo con la idea de que resolvería todo, que encontraría a su padre, que haría las pases con su madre, incluso ayudaría a William y descubriría el motivo de su comportamiento. Durmio con la mentalidad de que seria la heroína del cuento. Durmió con aquella idea de que todo estaría bien, pero nunca pensó en todo aquello que tendría que suceder para que fuera así y que no sería fácil. 









El Chico MisteriosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora