Día Cuatro

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No esperaba terminar recostado sobre la barra de un bar con Austin a su lado.

Su intención no era ser tan duro con el hombre, pero tampoco había sido idea suya dar con él. Se hallaba recorriendo el crucero, fingiendo saber hacia dónde iba, cuando Austin gritó su nombre y le pidió que se acerque con insistentes señas.

Podría haberse excusado. El problema era que no sabía mentir, su voz temblaba y las extremidades de su cuerpo comenzaban a moverse de forma extraña. Además, fue su precario intento de escape el que lo llevó allí y no veía un mejor escondite que Austin.

Nunca antes había despertado en el mismo sitio que Louis luego de haber tenido relaciones sexuales con él, ese era el conflicto.

Ellos siempre se las arreglaban para desaparecer de la vida del otro por un largo tiempo. Ahora se encontraban acorralados, sin posibilidad de huir.

- Harry, ¿sigues aquí?

Parpadeó sobresaltado mientras intentaba recordar alguna de todas las palabras que Austin había soltado en los últimos cinco minutos.

- Lo siento, estaba distraído.

- ¿Hay algún problema? –Austin se encorvó a su lado y buscó su mirada. 

- No, todo está bien –mintió, tapando sus ojos de la luminosidad solar. Creía ser alto, sin embargo, debía levantar la cabeza si deseaba ver a Austin a los ojos.

Antes de poder comprender lo que sucedía, su cuerpo fue levantado del suelo para ser posicionado sobre un taburete de madera. Reprimió un pequeño grito y se aferró a los brazos que lo sostenían por la cintura.

- Mejor así –afirmó Austin, hablándole de frente ahora. 

Se rio sin saber qué más hacer y deshizo lentamente su agarre de la anatomía ajena.

Bajó el rostro pretendiendo acomodar su cabello.

- Eres hermoso –prosiguió Austin, dando un pequeño apretón donde sus manos todavía lo retenían.

- Oh, yo... yo no... -mordió su labio. Lo frustraba no poder hilar una frase completa.

- Está bien, Harry, lo sé –tranquilizó-. ¿Puedes mirarme? –levantó el rostro y rogó no lucir al borde del llanto-. Lo siento, no quería intimidarte, sé que no sientes lo mismo y está bien. ¿Puedo intentar algo?

Asintió inseguro. Austin se acercó con cuidado y torció su rostro a tiempo para dejar un beso en su mejilla izquierda. Se separó y soltó una carcajada.

- Supuse que sucedería, deberías ver lo roja que está tu piel -mencionó un divertido Austin. 

- Oh, por Dios –tapó su cara. Deseaba que el crucero se hundiera en aquel instante.

- Perdón, debía hacerlo. Eres adorable.

- Detente, por favor –gruñó entre sus manos. Estaba demasiado avergonzado para salir de su refugio. 

Quién, en su sano juicio, se comportaba de aquella manera con alguien que acababa de conocer. 

- Bien, lo siento, de verdad –Austin tomó sus muñecas y tiró hacia abajo, dejándolo expuesto una vez más-. Me detendré ahora, lo prometo.

Todo intento de respuesta ingeniosa se esfumó cuando divisó a la pareja que tomaba asiento en una mesa detrás de ellos. 

Louis encontró su mirada, inclinó la cabeza a modo de saludo y volvió su atención al chico que lo acompañaba. Harry detuvo a su mente antes de volar lejos, después de todo, no eran muchas las razones por las cuales una persona se reunía a tomar algo con su ex.

Afraid | L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora