8◄Zombies

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Ana.

Miré cómo Álvaro salía por la puerta agitando las llaves de la casa. Hasta ese momento no me había parado a pensar en que los chicos debían salir a comprar para abastecer la economía de la casa. Era extraño.

Aunque la verdad, ya era bastante extraño de por sí que estando en un secuestro tuvieras la libertad necesaria como para pedir qué querías que comprasen. Así que la única teoría con validez debe ser el que mi vida no era normal.

María acababa de pedir medio Mercadona a Álvaro para que se trajera y Carla estaba frunciendo muecas extrañas con la boca, acabó por levantarse e irse a su habitación.

Podría encender la televisión y entretenerme, o bien podría subir a mi cuarto y pegarme con la almohada en la cabeza.

Pero en el cuarto probablemente estuviera Blas.

Y solo el pensar en su asqueroso y repulsivo nombre me daba arcadas, así que acabé cogiendo el mando de la televisión y encendiéndola sin ganas lamentándome por lo penosa que era mi vida en aquellos momentos.

Podría haber pedido ir a comprar con Álvaro haber si colaba.

Y habrían sido muy, muy tontos si me hubieran dejado ir.

En MTV estaban poniendo Tu casa a juicio.

En TNT, The Big Bang Theory.

En Disney Channel, Phineas y Ferb. Les miré por un momento con el ceño fruncido preguntándome si sería muy raro el pensar en pasar un verano con ellos. Sería guay.

En Fox, The Walking Dead. Contemplé la cara de angustia de Rick ante los zombies y decidí dejarlo para reírme de él y animarme con el hecho de que había personas pasándolo peor que yo.

Si es que el estar en un apocalipsis zombie pudiera hacerse realidad.

A María le gustaría. Y yo tendría la oportunidad de tirar a Blas para que se le comieran y se convirtiera y poderle pegar un tiro entre ceja y ceja.

Sí...

Pero mis fantasías asesinas duraron más bien poco, porque la víctima en todas ellas se apoyó en el respaldo del sofá demasiado cerca de mí para mi gusto.

–¿Qué haces viendo esto? Te imaginaba más sofisticada.– dijo Blas, señalando y riéndose de la televisión.

–Replantearme el sentido que está tomando mi vida cuando prefiero estar ahí dentro antes que aquí.– dije esbozando una de las sonrisas más falsas que había forzado en mi vida.

–Jo, Ana, piensa un poco en ti.– dijo Blas, rodeando el sofá para sentarse a mi lado. Me puso una mano en el hombro sin apartar la vista de la televisión.– Seguro que te comerían la primera. A los zombies les van las rubias.

–Y a más de la mitad de los tíos salidos del planeta.– le miré de reojo con ganas de vomitarle encima.

–Si yo fuera zombie, serías el primer cerebro que me comería.– dijo Blas ladeando la cabeza con una sonrisa soñadora en la cara.

–Gracias, es lo más romántico que me han dicho nunca.– ironicé chistando los dientes con repulsión.

–Aunque me quedaría con hambre. Porque tu rubio cerebro no alcanzaría mis expectativas.

Cerré los ojos con fuerza y conté hasta diez para intentar no tirarme a partirle el cuello con mis propias manos y disfrutar en el proceso.

–Vamos, Ana, no te enfades. Sabes que puedes cumplir mis expectativas en muchos otros campos.– rió, bajando su mano desde el hombro hasta mi pierna.

Otra historia / Spin Off SDE / (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora