Absorta en mis libros...

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Seamos realistas, la vida no es fácil y la verdad es que es mucho menos fácil cuando te involucras en cosas que llegan a no estar a tu alcance. En cosas que no sabes cuando se te van a salir de las manos, pero te da miedo admitir que esto es algo que sabes que puede y que en algún momento, tarde o temprano, va a suceder.

Crecer con 3 hermanas no es para nada fácil, y mucho menos cuando eres una de las del medio. Ni la más grande ni la más pequeña, asi que no tienes ni la responsabilidad ni la madurez que deseas, ni tampoco eres la princesita pequeña de tus padres.

Efectivamente, éramos 4 hijas en mi familia, la más linda y la mayor: Susana, la más pequeña: Lucía, la segunda más pequeña pero muy inteligente y obediente: Margarita. Después de Susana seguía yo, la segunda. Un poco escuálida, pequeña, con lentes y absorta en mi propio mundo, no muy social y amante a la lectura, los libros de todos tipos y levantarse muy temprano en las mañanas para disfrutar el día lo más posible.

Entre todas mis hermanas debo admitir que yo era la que menos resaltaba, pero no por esto me rechazaban mis padres o me trataband e alguna manera diferente. A la hora de comer, como es costumbre en nuestra familia reunirnos a comer, cada una de mis hermanas contaba acerca de todas las cosas que había hecho durante el día en la escuela. Susana había logrado hacer su trabajo de capitana del equipo de porristas realizando una pirueta a varios metros sobre el suelo, Lucía aprendió a hacer el dibujo de una florecita y Margarita se sacó un 10 en su proyecto de ciencias gracias a la buena conducta y a la gran presentación en la exposición.

La mayoría de las veces yo no hablaba, me quedaba callada comiendo y tratando de llamar la atención de mis padres lo menos posible. Casi siempre este truco funcionaba, pero habían veces en las que ellos me hacían hablar a fuerzas y lo único que tenía para compartir era el resúmen de uno que otro libro que había leído durante la semana. Mis padres no decían nada pero en el fondo, en la mirada, en sus pensamientos sentían profunda lástima y desilución de su hija: la única chica Bill Marks que no lograba nada interesante o digno de ser premiado.

Tuve una infancia común, aunque siempre un poco triste y aislada.

Seamos realistas, mi vida no era la mejor de todas.

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Si les gusto lo que llevo hasta ahora no olviden dejar un comentario(:

Muchas gracias x leer la historia y lamento las faltas de ortografía es que desde el ipad se me hace bastante difícil(:

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