Capítulo 9# UN COMIENZO EN EL ROJIZO OCASO.

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Los años transcurrieron como un breve suspiro, forzados por la inminente guerra y por sus insistentes pesadillas, aún nítidas como el recuerdo mismo. Scarlet había pasado su mayoría de edad en los nuevos cuarteles de la resistencia. Y no sólo se había vuelto parte de ella, sino que ahora junto con Brud, la comandaba.

Los rebeldes se instituían a las afueras de las ciudades, cerca de las montañas, distribuidos por toda la espesura del bosque en diferentes cuarteles -que no serían más que simples, pero amplias cabañas delimitadas por formidables cercas-. Ahí encontrábanse los soldados, marines y militares que se habían rebelado ante el Führer y su altanero intento de anarquía.

Albergaban también civiles; aquellos que eran perseguidos injustamente, y brindaban protección a quienes especialmente debían ser aislados del caos bélico, como niños, ancianos y mujeres; los hombres jóvenes y los maduros recibían entrenamiento militar para ser capacitados en defensa y ataque. Esta nueva sociedad fue bien dirigida y próspera durante unos cuantos años, por aquellos que encabezaban la resistencia. Hasta que, los intentos de contrarrestar a un enemigo que implicaba todo un palacio real junto con su ejército, dejaron de ser suficientes para mantener aquella paz relativa.

-¡Comandante Drachen!.- Exclamó uno de los soldados subordinados con un saludo militar, un tanto exasperado por su carrera desde uno de los últimos cuarteles hasta el central; apenas recibida la noticia debía ser comunicada con "suma urgencia".

Había alcanzado a Brud justo saliendo del lugar un poco antes del atardecer, acompañado de su hermana; al volverse ambos, la rojiza luz del ocaso impregnó en sus pieles y los cegó durante fracciones de segundo, hasta que sus ojos se acostumbraron y entonces reconocieron aquella silueta ahora con facciones claras.

-Descanse soldado Hayley G.- Respondió con una discreta mitad de sonrisa a su lado izquierdo, "Perfecta en esos pómulos", a lo que ella bajó su brazo en firmes y relajó su postura. -¿En qué os puedo servir?.- Agregó finalmente con amabilidad.

-Han informado esta mañana que el Teniente viene de regreso, esta misma noche arriba de su misión, y supongo que tenéis mucho que discutir vosotros y los demás generales de cada escuadrón, pero espero vuestras órdenes después de haberos informado.

-Ah, que oportuno.- Agregó poco convencido; -Informa a todo general y organiza una junta con los puntos a discutir esta misma noche, aquí en el cuartel central Raso Hayley.

-Entendido.- Concluyó con el mismo saludo y se retiró del lugar un tanto excitada.

Era una chica bastante joven y bonita, tal vez demasiado para ser casi un soldado formal; pronto terminaría su periodo raso y ascendería la complejidad de sus labores. Había nacido para eso y de antemano lo sabía muy bien.

Brud se limitó a observarla cuanto más se alejaba; su cabello rubio y corto, junto con sus ojos de un azul tan profundo, contrastaban decididamente con el vulgar uniforme de raso.

-Brudy, si sigues ahí sólo quiero que sepas que me voy, hay mucho que hacer por aquí...- Dijo Scarlet dando una palmada en la espalda de su hermano.

-Vale Scar,- regresó en sí; -Sólo no demores, la junta es en un rato y no quiero que...

-Hey, tranquilo, justo de eso me iba a encargar.- Interrumpió a Brud con una traviesa sonrisa que le pasó desapercibida.

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-Manda al escuadrón de Ritter, contarán con siete días para finiquitar la orden; sino, ¿cuánto maldito tiempo más se necesita para exterminar a ese intento de resistencia?.- Exclamó Herr Graham dando un frenético golpe a puño cerrado a su escritorio.

En Memoria de la Seductora Guerra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora