Prólogo

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Frisk estaba confuso. La sensación era... ¿Que más da como se sintiese ese niñato? Su conciencia no duró más de cuatro segundos antes de que yo tomase el control sobre su cuerpo. Qué fácil fue poseerlo, tenía un alma muy débil. Ahora vuelvo a tener una forma física. Ya no estoy muerto. Es hora de enseñarle a este mundo el verdadero lema de la vida, matar o ser asesinado.

Soy el primer niño caído a este pozo de indecencia, Chara. Morí hace demasiado tiempo como para recordarlo, pero gracias a la debilidad de Frisk al caer, he podido conseguir un cuerpo físico de nuevo. Siempre he tenido una mala visión de todas las personas, seres humanos y monstruos por igual, pero desde mi fallecimiento, mi pensamiento degeneró aun más. Todos han de morir, es inevitable, y yo soy quien tiene que tener el honor de hacerlo antes que nadie.

Decidí dejarme de pensamientos revanchistas y levantarme de una vez. Todo lo que antes perteneció a este otro chaval estaba bajo mi control.  En realidad se parecía mucho a mi. Suficiente como para que, con un poquito de determinación, consiguiese que fuese idéntico a como yo fui en vida. Alrededor de mi sólo habían ladrillos grises, todo tan amargado como siempre lo ha sido, y encima estaba tumbado sobre flores amarillas muy pochas por el tiempo, envejecidas. Me levanté. No eran las flores que yo imaginaba que serían, pero estaban bastante cerca. Caminé por el pasillo corto que llevaba a una sala que conocía bastante bien. Ahí estaba Flowey.

-¡Hey! ¡Soy Flowey! ¡Flowey la flor! Hmmmm... Tienes pinta de no haber visto nunca el subsuelo, ¿Verdad?

Tan gracioso como siempre. Que extraño que no me haya reconocido. Aunque puede que en realidad si lo haya hecho, porque su cara no era su típica sonrisa. Más bien estaba preocupado.

-Oh... No, nunca he pisado este sitio, amigo Flowey, ¿Puedes ayudarme?

-¡Claro! ¿Sabes lo que es un alma?

-No, para nada.

-Tu alma es la culminación de tu ser. Sólo con el color puedes conocer muchas cosas de la persona. De hecho, puedes ver tu propia alma, ¡Esta colgándote del cuello!

Parece ser que Frisk tenía un alma muy parecida a la mía. Roja, de determinación pura. Es muy difícil encontrar una así, por no decir que es imposible. Creo que he acertado de lleno. Estaba brillando intensamente, lo que quiere decir que estaba en una pelea. No voy a caer en esa Flowey, estoy bastante viejo ya como para conocer tus tretas.

-Tu alma empezará débil, humano, pero no te preocupes, ¡Puede mejorar! ¡Caramba, es facilísimo! Sólo te hace falta AMOR. ¿Quieres un poco, verdad? No te preocupes, tu viejo amigo Flowey tiene la solución perfecta, ¡Compartiré un poco contigo!

Acto seguido, aparecieron cinco de sus ''bolitas de amistad''. Mas bien son balas de amistad. No es la primera vez que las veo.

-Aquí abajo, el AMOR se comparte con esas pequeñas bolitas de amistad. ¿Las ves bien? Pues corre, ¡Cógelas!

Y las balas se arrojaron hacia mí. Las esquivé fácilmente, estaba en mi cuerpo al fin y al cabo. La cara de la flor cambió a una de decepción.

-Oh, no las has cogido. No te preocupes, te puedo lanzar unas pocas más. El AMOR aquí es infinito.

Otras cinco para mí. Simplemente me aparté de su trayectoria con una sonrisa. Qué iluso.

-¿Qué te pasa? ¿Te has dado muy fuerte al caer? COGE. LAS. BALAS. Digo, bolitas de amistad.

Y las últimas cinco se lanzaron más rápido hacia mi. Volví a moverme para que no me diesen.

-Flowey, amigo mío, no soy quien tu crees que soy. De hecho, me conoces desde hace mucho tiempo.

-¿Chara? ¿Eres tú?-La flor comenzó a titubear y temblar, mucho mas preocupado. Había perdido completamente la confianza y falsa amistad que mostraba al principio.

Avancé hacia él y no pude evitar sonreir aún más ampliamente. Juro que le habría partido la cara si no hubiese sido por esa ráfaga de fuego que lo apartó de mi vista. Esa llamarada me sonaba demasiado. Miré hacia un lado y ahí estaba ella, Toriel, en el marco de la puerta, mirándome muy extrañada.

-¿Eres Chara? ¿Cómo?

-No, no soy Chara, no se quién es. Solo soy un pequeñín que ha caído. Una flor me quería matar. Me duele mucho.

Eché a llorar. Obviamente estaba actuando, pero siempre se me ha dado muy bien.

-Oh, lo siento. Que criatura mas terrible hay que ser para torturar a un niñito tan pequeño y adorable como tú. Soy Toriel, cuidadora de las ruinas. Todos los días paso por aquí para ver si alguien como tú ha caído, y parece ser que hoy es mi día de suerte.

Mi madre parecía muy feliz de tener compañía de nuevo. Sonreí de nuevo. Desde luego que era su día de suerte, pero no de buena precisamente. La que le esperaba. Simplemente le cogí la mano y dejé que me llevase a donde sea que me iba a llevar. 

Tardé en darme cuenta de un detalle. No tenía ni mi cuchillo ni mi colgante original. Estaba muy diezmado en cuanto a fuerza por culpa del alma de Frisk. Bueno, eso tiene solución. A todos nos gusta el AMOR, ¿No?


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⏰ Última actualización: Mar 07, 2016 ⏰

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