Cuando decía que quería perder mi virginidad después de los 18, imaginaba que era algo así como: "Cumplo 18 años hoy, mañana pierdo mi virginidad". Pero no, ya llevo mas de 1 año que los cumplí y aún no consigo a un muchacho con el que valga la pena estar. No es como si estuviera desesperada por dejar de pertenecer a ese circulo de vírgenes mayores de 15 años, yo sólo espero conseguir a alguien que me haga sentir que es el hombre perfecto aún cuando conozca cada una de sus fallas y manías. Pero por favor, que no se tarde tanto.
No se si:
a. Soy la persona más exigente del mundo y siempre les encuentro un defecto totalmente desagradable a todos los que quieren tener un noviazgo conmigo.
b. Soy muy obvia y me comporto extraña y exageradamente emocionada cuando se me acerca el muchacho que me llama la atención y eso hace que se aleje.
O c. De verdad soy tan imperfecta que no merezco ni siquiera la ilusión de que la persona que me gusta se fije en mí.
Es algo frustrante, toda mi vida he cargado con el peso de no ser lo suficientemente buena para nada y ahora resulta que tampoco soy lo suficientemente buena en esto de los noviazgos. He tenido varias relaciones, sin embargo nunca he tenido un novio. No se si soy la única persona a la que le pasa esto.
Bien, estudio en una de las mejores universidades del país, una de las más costosas. Mi familia no es adinerada, sin embargo hacen todo lo posible para que cumpla mis sueños.
No salgo, no rumbeo* con los panas* y mucho menos consumo alcohol de la manera en que lo hacen los muchachos de mi edad, lo que hace que nadie me conozca en la universidad y mucho menos en esta ciudad que a diferencia de donde vivía antes, es muy grande, costosa y peligrosa.
En lo único que me enfoco es en mis estudios porque se que nunca se me ha dado bien, pero también paso mucho tiempo pensando en mi futuro novio, en la forma de comportarme con él y en la forma en la que él se comportará conmigo. Creo que eso me da tiempo para aumentar mis expectativas cada vez más, lo cuál no es nada bueno.
***
Me despierto y como siempre ya se me hizo tarde, me levanto corriendo al baño, abro la regadera y me enjabono lo mas rápido que puedo, me seco con la toalla y salgo al cuarto en busca de la ropa que dejé encima de la mesita de noche, me pongo unos zapatos negros, una blusa de blonda negra y un pantalón marrón, tomo mi bolso junto con mis llaves y me dispongo a salir de la casa, dándole un saludo con la mano a mi cocina como pidiéndole perdón por no prepararme algo antes de salir, de nuevo.
Camino aproximadamente un kilómetro para agarrar el autobús que siempre está rebozado de personas, me bajo en el centro comercial y espero a que pase el único autobús que va a mi universidad, afortunadamente éste viene pasando y me da tiempo de tomarlo.
Me subo y me siento al lado del señor Luis, el conductor del autobús, platico con él de la situación del país como todos los días, le pago y me bajo muy rápido de modo que no me da tiempo de tomar el vuelto.
Cuando veo la hora en mi reloj, noto que ya no tengo tiempo de entrar a la primera clase, así que me siento en una plaza que queda debajo de un edificio y da con un lago donde hay patos. Empiezan a llegar los pocos compañeros que hice y espero con ansias que hayan traído el balón. Uno de ellos, Christian, lo trajo y nos vamos detrás de la plaza, donde normalmente se sientan los "mala conductas" a jugar truco, a comprar y vender cigarros y donde las chicas que tienen novia pueden pasar un rato agradable sin ser juzgadas o señaladas, y nos ponemos a jugar algo a lo que le decimos "cuadrito" (no viene al caso, pero aunque nadie se conoce, somos unidos y nos llevamos bien). El juego consiste en hacer 4 cuadros (mierda, que es donde entran los jugadores, esclavo, el segundo nivel, principe, el tercer nivel y rey, el último nivel donde tienes prioridades y eres tú quien le lanza la pelota a los demás). La pelota rebota en el cuadro del rey y luego en cualquiera de los otros una sola vez y la persona a la que le toca, debe pasar la pelota con el pie antes de que ésta toque el mismo cuadro.
Solía ser terrible en este juego pero poco a poco he aprendido a ser una de las mejores. Entré a jugar y en pocos minutos ya era rey. Un muchacho que está retándola entra a jugar, no lo había visto muy bien pero me volteo para tirarle la pelota y con un ligero vistazo noto que es moreno, tiene un cuerpo atlético, una sonrisa picarona de lado de esas que te dicen "se que estoy chevere"*, y unos ojos tan azules como el cielo, literal.
Le paso la pelota y empezamos a jugar ¡no se por qué la tiene contra mí! ¿yo qué le hice? Me tira a matar y me sacan del juego. ¡Esto no se quedará así! La reto de nuevo y entro a jugar, ahora voy contra él, que ya llegó a rey, y lo bajo de una vez a mierda, le sacan a él y me manda a mierda ahora, me sacan y lo vuelvo a mandar a mierda y así sucesivamente hasta que Christian nos llama la atención y nos dice que juguemos serios. Esto no se ha quedado así, lamentablemente debo ir a clases y me salgo del juego, tomo mi bolso y doy la media vuelta para irme, pero al hacerlo tropiezo con el pecho de alguien. Levanto la mirada para decirle que se fije por donde va pero me quedo muda al verlo a él, de frente a mí, invadiendo mi espacio personal.
Como odio que hagan eso.
-----------------------------------------
Rumbear: Salir a fiestas.
Panas: Amigos.
Chevere: bien, bueno.
ESTÁS LEYENDO
No soy suficiente
Teen FictionAmanda tiene 19 años, es una chica que parece segura de si misma, pero la verdad es que, a raíz de los constantes "no sirves para nada" de su padre, se ha creado una imagen de insuficiencia en ella misma. Amanda nunca había tenido un novio, hasta q...