2. ¡Ai lof iu Firulais!

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—Ah que bien. —dije cortante y cerrando la puerta, pero claro que un pie la detuvo.

—¿Que no me invitarás a pasar? —dijo con una sonrisa derrite zorras.

Ja, mal intento, yo solo soy puta cuando me viene la regla...Un momento...

TIP #03:
Y pues en cierto modo es la verdad, a algunas mujeres les da mas hambre o antojos, otras tienen cambios de humor o cosas por el estilo, pero a mi no, cuando me viene Andrés y una amiga me hizo darme cuenta es que me vuelvo bien PUTA. Asi que a aprender a disimular los cambios que tengas tú en este caso.

—¿Debería? —dije alzando una ceja.

—Tal vez. —dijo apoyando su brazo en el marco de la puerta y aún con la sonrisa.

—Pues te equivocas, vecino. —dije seca intentando no distraerme con sus músculos sudados.

—Créeme que nos divertiremos mas si me dejas pasar. —dijo poniendo un pie dentro.

Tal vez no sea una de mis mejores ideas pero por algo tengo perro y aunque su nombre no lo haga ver tan macho como debería es mi única salida ya que siento que un tsunami sale de mi.

—¡FIRULAIS! —y... No venía. Aunque no lo culpo, si me hubieran puesto ese nombre tampoco vendría.

—¿Ah? —dijo el pelinegro.

—¡FIRULAIS! —llegó corriendo y se deslizo por el suelo sin detenerse hasta chocar con un mueble. Pero ojo, es un perro súper dotado.

Noté la poker face de mi nuevo vecino para luego oír ladrar a mi perro y ver su cara de película de terror, el chico comenzó a mover sus pies y mi perro a perseguirlo, comencé a reírme como una maniática.

—¡AI LOF IU FIRULAIS! —grite riéndome tratando de respirar.

No sé porque comenzaron a correr en círculos pero se ponía divertido, fui por dos sillas y corrí a la casa de Lucy (decirle Luciana es algo largo), al abrirme la puerta sonrió pero antes de que diga algo la jale y al llegar a mi casa la senté en una de las sillas e hice que mire el espectáculo.

No me había dado cuenta que Firulais había alcanzado al chico y lo estaba jalando de la basta de su jean, Lucy y yo nos vimos y nos reímos tanto que ambas caímos de las sillas mientras Andrés gritaba como en película de terror.

—¡Firulais! ¡Ya dejalo! ¡No quiero tener que sacar carne de humano de tus dientes como la ultima vez! —dije tratando de sonar seria.

—¡¿Que?! —gritó Andrés asustado.

Firulais me hizo caso y como si no hubiera echo nada entró a la casa moviendo su colita contento mientras que Andrés se quejaba y quería que lo ayudemos a pararse y hasta cargarlo.

—¡Voy a morir! —se quejaba el muy hombre.

—Apresurate en eso, ya pensé en los beneficios de ser hija única. —dijo Lucy sonriendo y yo reí.

La invité a pasar y comer algo de helado y limonada, ella accedió y dejamos a su hermano medio vivo medio muerto en el césped. Se sentó en el sofá y la dejé viendo El Príncipe del Rap por Netflix.

Saqué el helado de la nevera y le puse dos cucharas, serví limonada para ambas y lo puse en una bandeja para no tener que volver luego. Me senté a su lado y comenzamos a comer el helado.

—Oh oh. —dije con la cuchara en mi boca.

TIP #04:
E aquí lo que la mayoría conoce pero igual lo mencionaré porque soy muy malota... ¡Nunca jamás en su vida coman helado o beban algo que contenga limón cuando les llege la visita! (además de otras cosas más, principalmente los cítricos), ya me pasó y es horrible que se corta o hasta se forman coágulos (eugh) y luego cuando te vuelve a bajar te viene más, además de que no es saludable por los coágulos que ya mencioné y/o pueden darte cólicos.

Te odio AndrésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora