|NUEVA VERSIÓN|
Su pálida piel estaba dibujada de cicatrices disimuladas con realidad, él no sabía que estaba desalmado, no sabía que lo que cometía era venenoso, que no era sensible.
Connor se refugiaba tras una sonrisa llena de melancolía y superi...
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☀️
Madison
La luz solar ya me atacaba el rostro por la mañana, el despertador de mi celular sonó justo cuando la luz se aproximó a mis ojos. Parpadeé un par de veces, restregando mis ojos con fuerza, no había dormido bien desde hace un par de días, los estudios me estaban matando. Connor me estaba matando.
Miré el techo sin parpadear, de aquellas veces que te pierdes en tus pensamientos sin siquiera tener sentido de ello, justo cuando sonó mi segunda alarma me volví a restregar los ojos, está vez con más fuerza, haciendo paso mi cuerpo desnudo a la ducha. El agua caliente me quemó el cuerpo, necesitaba despertar, y una quemadura era más que suficiente.
Dos años de relación no servían de nada, si tu chico no podía mantener los pies sobre el pavimento un solo instante, estaba cada vez más tenso; sus padres ya no lo querían en casa y mi madre no quería que se metiera en mis bragas ni una noche más...
Estaba metido en el alcohol y en las drogas. Comenzaba a perder los estribos y yo junto a él. No podía seguir resistiéndome más a sus arranques de ira sin sentido.
Connor no tenía un problema, él era el problema.
No lo soportaba más, estaba llena de estrés, pero, si algo era seguro era que Connor, me necesitaba...
Me coloqué una camiseta blanca sin mangas, en pleno verano no quería usar nada más; y unos leggins negros. Hice marcha para ir a mi último día en el colegio, por fin saldría a la universidad, dejando atrás todo esto... mi madre me había hablado muy seriamente sobre el mudarnos y dejar esta casa en venta, yo no podría aceptarlo. Connor no consiguió aprobar y se quedaría un año más aquí, no podría irme sin él, no podría dejarlo lleno de todos sus demonios.
Tomé mi bolso dando un suspiro repleto de cansancio, tenía ojeras y los labios secos; caminé en pequeñas zancadas, tomaría el autobús, aunque él vendría por mí.
Mis zapatos resonaron con fuerza en el pavimento, mientras el fuerte sol nublaba mi visión; me dolía la cabeza y el cuerpo.
—¿Te llevo, linda? —dijo alguien en un auto.
Di un salto por el arrebato y mi cabeza en otro lado. Connor tenía una sonrisa apenas reluciente. Su forma de fingir todo, y hablar despreocupado, no me gustaba en lo absoluto.
—Estoy bien —afirmé, sin dejar de caminar.
Me siguió con el auto, lentamente, mientras seguía avanzando a mi lado.
—No me hagas rogarte, Maddie —añadió con seriedad.
