Ese fin de semana fui a ver a mi hermano a la base de Madrid, estaba ilusionada ya que desde que estuvo en entrenamiento no volví. Fui a verle cada fin de semana durante dos años, todos allí me conocían. El viaje se me hizo ameno escuchando música y sin soltar el acelerador, me gustaba correr con el coche y a este se le daba de miedo. Llegué en 3 horas a la base, nuevo récord. Mi hermano ya estaban esperándome en la puerta con su traje puesto, que guapo estaba...
Derrapé y aparque el coche, salí corriendo y me tiré encima de él.
Ey, pequeñaja que, no hace
tanto que nos vimos- me dijo sonsetiendome en su pecho.- Ven, vamos a saludar a los chicos que están deseando verte.
Allí estaban todos, Raul, Carlos, Aarón... Que alegría volver a verlos cada uno me abrazó más fuerte que el anterior, tomamos unas birras y me estuvieron contando anécdotas de su misión en Irak, los pelos se me ponían como escarpias al escucharlos. Al rato decidí ir a dejar mi petate en una de las literas libres en la zona de las chicas. Iba algo mareada de las 4 cervezas que me había tomado, ya no estaba acostunbrada a beber con hombres... Dejé el petate y le pedí a mi hermano que me trajera un uniforme ya que los fines de semana podía entrenar con él y era algo que me encantaba, sobretodo las artes marciales y el boxeo.
Cuando me estaba cambiando oí a alguien acercarse a mí, quise girarme pero de la bebida mis reflejos habían disminuido, antes de que pudiera moverme ya me había inmovilizado en el suelo, llevaba el pantalón, las botas y el sujetador nada más.
Sigues sin vigilar tus espaldas, no has cambiado Beca.- me dijo la voz masculina en mi oído mientras acariciaba mi espalda- aunque estás más en forma.
En ese momento aflojó su llave y impulsandome con los pies pude darme la vuelta.
No me subestimes, Jules, he cambiado más de lo que te imaginas.- Ahora él era mi presa, pero no me interesaba así que aflojé la llave y lo levanté- he seguido entrenando aunque no lo creas. Esas palabras salieron de mi con un aire de suficiencia, no me conocía y se atrevía a juzgarme.
Al levantarme yo su mirada me recorrió de arriba a abajo y solo se le ocurrió espetar un "bueno, ahora estas mas buena" me quedé callada, apreté los puños de la rabia por su comentario, por tratarme como un cacho de carne. Cogí mi camiseta blanca y me la puse.
¿Ya has acabado? Es que me gustaría ir a entrenar.- le dije de espaldas a él.
Claro, ¿pero no me vas a saludar en condiciones?-dice mientras se acerca a mí -¿No me vas a dar ni un besito?
Como le pongas una mano encima te juro que te la rompo.- escuché desde la puerta- No sé que mierda haces aquí, vete con tú equipo.
Sí, señor- dijo Jules mientras se cuadraba.
Mi hermano, igual de protector que siempre. Eso nunca lo cambiaría, era su instinto desde pequeño. Jules siempre intentó algo conmigo y lo único que consiguió fue primero que le rompiera un brazo y segundo que mi hermano lo degradara, antes de la misión de Irak mi hermano planificó un ataque defensivo en unas prácticas que pusieron en ejecución allí, salvó muchas vidas, por eso le ascendieron a sargento. Como era de esperar lo primero que hizo fue de gradar a soldado raso a Jules, por intentar aprovecharse de mí. Quedó humillado, herido y degradado y eso nunca me lo perdonará por eso sigue intentando follarme, que iluso.
Alcancé a mi hermano en la puerta y fuimos al gimnasio, necesitaba desestresarme de esas semanas y acabar con el cuerpo molido. Y así fue, no podía ni moverme, deseaba tirarme taaanto en la cama y descansar antes de la cena.
Cuando toqué el colchón me sumergí en un sueño profundo, perdí la noción del tiempo, pero noté como alguien acariciaba mi espalda, que la apretaba y dios que bien estaba. Alguien me estaba haciendo un masaje y cuando poco a poco abrí los ojos vida a An. Esa chica había sido mi amor platónico desde que con 17 años mi hermano ingresó en el ejército. Era guapísima y tenía una sonrisa... Era castaña de pelo liso por los hombros, delgada pero fuerte. Cada vez que la veía mi estómago se encogía, realmente me gustaba. Ella era tierna, dulce, cariñosa, simpática, sensible y a la vez fuerte y con una fachada muy dura que no quitaba con cualquiera.
An- pude decir cuando ella dejó de sonreír- no sabía que estabas aquí...
Si, llegué ayer de mi misión en Afganistán- susurró mientras pasaba su mano por mi espalda- te he visto como le dabas al saco y sé que te pasa algo Beca. Levanta, vamos a tomar una cerveza y me lo cuentas.
Era ella, ni siquiera me había dado cuenta de que estaba ella ahí. Me encantaba.
Acepto, con la condición de que después sigas con el masaje- le dije mientras me levantaba de la cama con dificultad- estoy hecha polvo.
Mucho cuento tienes tú - me dijo mientras subía en mi espalda- vamos hacia el bar anda.
Que sí, que sí- le digo mientras corro hacia el bar, entre risas no me doy cuenta y choco contra alguien. An y yo caemos al suelo, intento amortiguar el golpe de An y cae en mis brazos, mi espalda es la que choca en el suelo.
Lo siento An, ¿estas bien?- dije con desesperación. Noté como alguien me levantaba y me ponía depie.
Qué,¿pasas de mí para irte con esa zorrita?- era Jules, cerdo desgraciado.
Que te jodan, no es una "zorrita", ella es mucho mejor persona que tú, imbécil- le escupí en la cara.
Me propinó un puñetazo en la boca del estomago y me tiró al suelo. A An no le dio tiempo a reaccionar, solo se acercó a mi y me sostuvo.
No lo tendrías que haber hecho eso Beca, no vale la pena- dijo con lágrimas en los ojos
An, no eres una zorra, eres increíble. No voy a dejar que ese gilipollas ye insulte- pude articular con dificultad. Ella acarició mi pelo, sonrió con lástima y me besó. Eso sí que no me lo esperaba. ¿Y Nía?
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Por amor al arte. (Profesora & Alumna)
RandomBeca entra en la universidad, su sueño se ha cunplido, puede que sea lo mejor que le ha pasado o no. En esto tendrá mucho que ver su profesora, Nia.