¿Qué queda de nosotros dos?

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Marcos camina por las calles de la elegante cuidad de París, pensativo. En una esquina, detiene su caminata para encender un cigarro. Mientras tanto, unas suaves gotas de lluvia mojan su chaqueta.

—¡Mierda! No traje el paraguas...

De lejos, divisa una cafetería y en unos instantes ingresa a ella. Mientras espera que le tomen la orden, chequea sus mensajes en el celular. Sonríe risueño a la foto de perfil de Ana, su ¿novia?

Luego de pedir un café, toma una libreta de su mochila, una pluma del bolsillo de su chaqueta y empieza a escribir un poema para Ana.

Tu corazón humilde

dejarme casi decide

Pero aún estás en mi...

—Argh, soy un boludo para estas cosas... protesta mientras rompe la hoja de la poesía. Se le escapa una pequeña lágrima que seca con un  papel del servilletero dispuesta en la mesa.

Ya más calmado, gira su cabeza hacia la izquierda, admirando un escenario parisino bañado en un aguacero. La poca gente camina por las calles con paraguas y abrigos. Unos instantes después, llega el mozo con una taza de café, unas medialunas y un vaso de soda, que apoya en la mesa. Marcos agradece y una vez que el mozo se va, vuelve a contemplar las calles casi vacías y vuelve a chequear su celular y entra en la conversación con Ana mientras toma el café.

Una dice que todos los hombres son iguales, pero vos sos distinto.

Vos sos diez veces más estúpido e infeliz que los demás, andate a cagar.

¿Qué hice yo para merecer esto?

Ya me lastimaste varias veces... ¿Contento?

—Qué hice yo para merecer esto...dice citando el texto— Dios mío... soy un boludo, perdí a la mujer de mi vida...

De repente, una lágrima cae en el celular pero no le presta atención ya que está comiendo una medialuna mojada en el café.

Ya no se escucha el pisar de las gotas de lluvia afuera así que Marcos bebe el resto del café rápido, toma su libreta, su pluma y su celular, pide la cuenta y se retira de la cafetería. Mientras se dirige al hotel con unas lágrimas cayendo en el suelo imitando al tiempo, piensa en Ana. 

Una vez que llega al hotel, sin pensarlo dos veces, hace sus maletas y pide por internet un boleto de viaje a Argentina.

—Necesito recuperar a Ana y perdonarla...






¿Qué queda de nosotros dos? [En proceso] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora