El balón atravesó el cielo azul y llegó a un punto donde no pude seguirle la pista más, atravesando el grande y ardiente sol. Era un día de verano con un calor penetrante que parecía haber sido enviado desde el mismísimo infierno, podía sentir como mi piel se volvía roja, que más tarde se haría más morena y lamentaba no haberme puesto bloqueador solar.
Decidí caminar hacia la cancha e intentar con el deporte que estaba siendo jugado allí. Me integré a un equipo y comencé a intentar atinarle a la pelota, sin mucho éxito al principio. Cuando comencé a atrapar todos -o la mayoría- de los tiros, lo divisé, piel hermosamente lisa y morena, ojos negros, carbonizados, tanto como la boca de un lobo, hermosos, cautivantes.
¿El había estado ahí todo este tiempo y no lo había notado? ¿Porqué? Adentrarme en el juego no era algo que yo hiciera muy a menudo. Pero el estaba ahí, radiante, bronceado, sudoroso, fuerte, atractivo.
Hermoso.
ESTÁS LEYENDO
breves relatos.
PoesiaEl "libro" que tienes en tus manos es una recopilación de los breves relatos de ficción del puño y letra de una adolescente común.
