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4.-PERCY JACKSON (NICO DI ANGELO)

Editado.
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Ella era hija de Morfeo. Su madre la odiaba por ser el fruto de una noche loca, decía que le había destrozado la vida. Por lo que, ya a los 8 años, le contó que los dioses existían y que ella era hija de uno de ellos. Poco después un sátiro fue a por ella para llevarla al Campamento Mestizo. Desde entonces estaba allí.

—¡Nico! —gritó Ella cuando vi al chico y corrió hasta donde estaba. Él le sonrió—. Iba al comedor, ¿vienes?

Nico aceptó y se dirigieron allí. Ambos se sentaron en la mesa del hijo de Hades sin que a Ella le importara que estuviera prohibido. Tras quemar una parte de la comida, volvieron a sentarse.

—Sabes que esta prohibido, ¿verdad? —señaló él cuando la chica no se fue a su mesa. La morena sonrió.

—Mis hermanos se pasan el día durmiendo. Les quiero,pero son muy aburridos —ambos miraron hacia la mesa de Morfeo, donde su hermano Jack se había quedado dormido encima de sus macarrones. Tenía la mitad de la cara manchada de tomate—. Además, tú no te relacionarías con nadie si no fuera por mi —se burló ella. Nico le sacó la lengua y ella le respondió.

Habían terminado de comer sin darse cuenta. Se levantaron y fueron a dar una vuelta por el campamento.

—¡Niño pez! —exclamó la joven para llamar la atención del hijo de Poseidón.

Percy se giró asustado, pero sonrió cuando se dio cuenta de que había sido la morena. Hasta que vio a su acompañante y se puso nervioso.

—Percy —dijo a modo de saludo el hijo de Hades.

—Nico.

—Uhh, que tensión —habló la chica después de un rato de silencio incómodo.

—Iré a comer, Annie me espera —Ella asintió y el ojiverde salió corriendo.

Nico y ella siguieron su recorrido. Empezaron a jugar a empujarse flojo, pero acabaron empujándose de verdad, sin dejar de reír, hasta que la morena le empujó, pero le tocó el cuello y Nico cayó al suelo dormido. ¡Genial! Ella se asustó. A veces odiaba su capacidad para dormir a la gente. Se arrodilló a su lado y le dió la vuelta, puesto que había caído de cara. Al parecer no tenia ni un rasguño. Volvió a tocarle el cuello para sacar todo el sueño de su cuerpo. Nico abrió los ojos sorprendido.

—Recuerdame que no vuelva a pelear contigo —pidió apoyando los antebrazos en el suelo para quedar a la altura de la chica, cuando la morena vio su sonrisa le golpeó el hombro.

—No vuelvas a asustarme así, imbécil —demandó apunto de llorar, haciendo que él le abrazara.