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Desde pequeña fui una niña muy enamoradiza, como les había comentado. A pesar de sentirme insuficiente para los chicos podían gustarme, podía observarlos desde lejos hasta que tuve un celular, ahí pude explorar más a menudo por las redes sociales. Anteriormente ya había tenido uno solo que no existía aquel deseo por los chicos, por hablarles y sentir que me deseasen.

Ahí conocí a mi primer "pololo" por una red social, jamás nos habíamos visto pero teníamos nuestros números de celular, redes sociales y hasta nos habíamos dado nuestras direcciones, muy peligroso pero bueno, así fueron pasando los días y las ansías por conocerlo aumentaban, me sentía tan insegura que imaginaba aquel momento en el cual nuestras miradas se topaban, yo lo miraba con dulzura y con deseo de encontrar el amor de mi vida en él mientras que él me miraba desilusionado, él no podía creerlo, la cámara y los filtros me hacían ver "bien" por fotos pero en persona parecía un minion color caca.

Poco a poco aquel sentimiento fue desapareciendo, sentía que era una amiga traicionera ya que aquel chico era el ex de una ex amiga, algo enredado pero se entendió.

Todo esto empezó a transcurrir a mis 13 años, edad en la cual me daba asco la saliva y las barbas las cuales en este momento me fascinan, siguiendo con la historia el tiempo pasó, nosotros nos separamos muy tristes ya que mi madre encontró conversaciones con él que eran indebidas, mi querido drogadicto, no drogadicto en ese entonces, se alejaba de mí, mi primer y gran amor debía irse de mi vida.

Desde ahí comencé a pensar que el amor no era para mí, cualquiera estaba destinada a enamorarse menos yo, todas mis relaciones deterioraron, no concretaban, no era correspondida o no eran lo que buscaba, cansada hasta el día de hoy de buscar una relación, pasando por una cantidad de jotes gigante, pasteles por doquier y desilusiones amorosas para qué contarles deje de buscar, el tiempo pasó y sola reflexionaba de lo que estaba ocurriendo en mi vida, quizás me sentía algo sola, quizás necesitaba estar junto a alguien pero ¿Por qué necesitamos a alguien para sentirnos completos y felices? Así fue como un día una amiga me dijo:

Pepa: Lo nuestro no es el amor, soltera se pasa mejor pero igual me gustaría regalonear, sentirme querida pero cuando lo tengo se me escapa o es tan mamón que me da asco.

La Negra (yo): ¿Sabes hueona? Igual me fascinaría estar con alguien pero me pasa lo mismo, no me gustaría carretear con mi pareja porque no sé, que me esté mirando bailar o que el hueón sea tieso me mata las pasiones.

Pepa: Vo' erís muy tonta, hahaha. Igual verte con alguien seria bacan, te imagino mamona y compartiendo saliva.

Negra: No puedo, ser mamona no es lo mio hueón.

Pepa: Te he visto siendo mamona, hasta lo eres conmigo. ¿Cómo no vas a querer a alguien? Sé que dentro de ti te fascinaría.

Y claro, me fascinaba la idea de compartir cada momento con alguien pero entre carretear, flojear, jugar lol y ver al futuro tipejo se me hacía difícil pintarme en un retrato junto a alguien, primero muerta.

Así el tiempo pasó, nuevamente, sin conocer a ningún chico que llamara mi atención, mis padres pensaban que me estaba volviendo lesbiana y que mi polola era la Pepa pero no, no sabían nah' que lo que más me encantaban eran los hombres.

Así una semana en la escuela comenzaron los exámenes, fin de año donde están todos muy estresados y atareados con las notas, con la calculadora en mano mientras mi grupo y yo estábamos relajados, teníamos que darlos pero aun así ninguno tenía riesgo de repetir el año. Esa semana comencé a estudiar más que nunca, los exámenes siempre han sido pesados y no quería que bajara mi promedio por lo que al finalizar la semana, con casi todos los exámenes dados me senté a descansar y en eso llega Pepa:

Pepa: Hola, adivina qué haremos hoy en la noche. –Con voz alegre, motivada e iluminada.-

Negra: No, no quiero carretear, hoy no puedo ya que estoy cansadísima, lo siento.

Pepa: Por favor, por favor. La pasaremos de maravilla.

Negra: ...

La Negra AnónimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora