Parte única ❤

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~Para ti Carly, con mucho amor ~

  🌈  

Quisiera compartir con ustedes una historia muy especial. La historia de como conocí al amor de mi vida.

Pocas personas pueden presumir de una historia como la mía, pero créanlo o no, yo conocí al pequeño rayo de Sol que ilumina hasta mis días más oscuros a la corta edad de diez años. 

Desde muy pequeño, disfrutaba de salir a la calle en los días lluviosos, me gustaba sentir las pequeñas gotas bañando mi rostro, el olor que desprendía la tierra al humedecerse y especialmente; me gustaba brincar en los charcos «aunque mamá siempre me regañaba por ello». Así que cierto día por la tarde, cuando escuché las gotas cayendo sobre el techo y vi las ventanas empañarse no lo pensé mucho antes de salir corriendo a la calle y danzar sobre la lluvia. 

Desafortunadamente la llovizna no duró mucho, y me sentí frustrado porque debido a la escasez de las gotas no se formaron charcos lo suficientemente grandes como para poder chapotear en ellos. Debido a que ya estaba completamente empapado, decidí caminar para secarme un poco antes de volver a casa. 

Las nubes grises desaparecieron rapidamente para abrirle paso a un Sol demasiado brillante y un tanto molesto, pero algo bueno salió de eso, un arcoiris comenzó a dibujarse en el cielo, y yo lo miraba totalmente fascinado, nunca antes había visto uno. Continúe admirando el semicírculo de colores que adornaba el cielo azul clarito, y desde lejos logré ver a un pequeño niño montando su bicicleta, se acercaba cada vez más al final del arcoiris, y una vez que llegó al final sus piernitas se enredaron y terminó cayendo de la bicicleta. 

Corrí lo más rápido que pude, y cuando llegué a su lado, aquella visión del arcoiris dibujándose en el cielo me pareció insignificante una vez que vi su rostro. Era adorable, tenía las mejillas sonrojadas debido a la intensidad de los rayos del sol, sus ojos eran pequeños y oscuros pero muy expresivos, y no sé como explicarlo, pero su pequeña nariz y sus labios se asemejaban mucho a los de un conejo. Recuerdo su rostro con claridad, porque aquí entre nos, él no ha cambiado mucho con el paso de los años.

Me acerqué a él con cuidado, pues no quería asustarlo. Me recordaba tanto a un conejito, que me daba miedo que pudiera ser igual de asustadizo y saliera corriendo.

—¿Estás bien?—le pregunté, y me quedó claro que no se encontraba bien una vez que vi sus bonitos ojos llenarse de lágrimas—. Oh, no llores por favor ¿te hiciste daño?

—Me duele. —su voz era tan aguda, no podía tener más de 6 años—. Aquí, mira. —señaló su rodilla, y me alarmé una vez que vi la sangre brotando, estaba usando unos pantaloncillos cortos, así que su piel se rasgó mucho, la herida se veía muy grave.

—Espérame aquí, no te muevas. —le dije antes de salir corriendo en busca de la farmacia más cercana.

Afortunadamente logré dar con una rapidamente, pero cuando regresé, ya no estaba.

Pasé días buscándolo. Todos los días salía a la misma hora, daba vuelta tras vuelta por el mismo parque en el que lo había visto montar su bicicleta, pero el pequeño nunca se digno a aparecer.

Habían pasado ya un par de meses, y aun no podía sacarme el recuerdo de aquellos pequeños ojos brillantes y mejillas sonrojadas de mi mente. Estaba recostado en mi cama y su recuerdo comenzaba a fastidiarme, ¿por qué me había obsesionado de aquella manera? Solo lo había visto por un par de minutos, ni si quiera sabía su nombre, incluso estaba comenzado a considerar que no fuese real, probablemente era un ángel que había bajado a la tierra por error. 

Al final del arcoiris | SeHo✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora