Capitulo 11

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Cuando llegamos está todo tranquilo y en orden, ellos me piden que abra mi casillero. Al abrirlo, todo está tal y como lo dejé. Pero el alivio no pasa aún, no sabría que decirles si la nota aparece, tal vez me haría la que no sabe y pensándolo bien, hubiera sido mejor no tener conocimiento de dicha nota, pero Rosh ya me lo había dicho casi todo personalmente.

Los hombres se ponen a revisar, de arriba a abajo, abriendo los libros y sacudiéndolos un poco. Mis nervios se ponen al límite, muevo mi pierna y miro a cualquier lado, de vez en cuando mirando, o más bien esperando a ver a qué hora caía la nota de Rosh.

—Todo en orden Yoselin —afirman.

—No entiendo ¿qué estarían buscando?— mientras ese vago pensamiento cruza mi mente, sonrío llena de alivio.

—Muchas veces reciben amenazas, queremos evitar malos ratos —dice sin ninguna expresión.

—Bueno, pues, muchas gracias —ofrezco.

Ellos se marchan y yo regreso a la enorme sala, preguntándome donde quedo esa nota. Camino hacia Day.

—¿Por qué me dejaste? —Digo un tanto indignada —. Te fuiste.

—No quiero tener problemas Yoselin. Disculpa... aparte, me dio pena con lo que pasó allá abajo —explica.

—¿Lo del beso? Eso no es de mi incumbencia —digo indiferente, levantando la barbilla y cruzándome de brazos.

—Debes saber... lo que pasó fue que nos dejamos llevar por el momento, estabámos solos y ya sabes —comienza a darme explicaciones innecesarias, para mí solo son balbuceos.

—Yo te lo dije Day, no me hagas repetirlo —contesto.
Entonces veo a Rosh pasar, se dirige hacia las escaleras.

—Ahora vuelvo —suelto enseguida.

—Espera.

Lo escucho murmurar; aún así no me detengo. Sigo a Rosh hasta el segundo piso, por suerte no había nadie, como siempre.

—Rosh... —lo llamo.

Él voltea para encontrarse con mi mirada angustiosa —¿Todo bien Yoselin?

—La nota, ya no estaba —mascullo nerviosa.

—No aquí, Yin. Quédate tranquila —pide.

Siento un impulso. —Y-yo tengo que hablar contigo, salgamos a comer o algo por el estilo —escupo, sintiendo vergüenza después.

—Claro, yo te busco.

Rosh se da vuelta y entra a la puerta misteriosa. Bajo, tratando de recordar la última vez de donde dejé mis cosas, Rosie me intercepta con mis cosas en mano. Probablemente soy un caos en estos momentos, pero siempre hay alguien que te da una mano; es el caso de Rosie, ella parece entenderme del todo.

—Debes entregar tu reporte —me entrega las pertenecías —. Ten.

—Gracias —logró musitar satisfecha.

La chica de cabello brillante está frente a mí, concentrada en su lectura, de hecho todos los están, no comprendo cómo es que no puedo ser como ellos.

No tarda mucho en sonar la alarma. Me levanto y me dirijo a mi casillero.
Me sorprendo al encontrar una nota, miro hacia todos lados antes de sacarla, la meto de prisa en mi bolsillo del pantalón y cierro mi casillero.

Rosie se acerca y antes de que diga una palabra más yo le digo que tengo que ir al baño.
—Bien, te espero —responde.

Me pienso bien lo que estoy por decir.

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