El mimado.

7.5K 703 209
                                    

Cuando creí que el había madurado aunque sea un poquito, supe al instante que no, seguía siendo un niño muy malo. Lo tome de la muñeca y lo mire severo para que se detuviera.

—Basta...– Advertí con una queja en los labios.

—¡No! Tonto– Y huyó del lugar como lo que el viento se llevó, pero antes de abandonar la habitación se aseguró de dejarme en claro su odio y molestia. Me sacó la lengua y rió como si estuviera de buenos ánimos, y la verdad que no. Pronto me encontraba solo en la pieza que ambos compartíamos, así que me concentre de nuevo en los cuadernos sobre mi escritorio. Tenía que pasar el maldito examen de Mates, sino, podía darme por muerto.

Ni siquiera pasó unos debidos cinco minutos y ya él invadía de nuevo mi espacio personal. Molesto.

—¿Ya terminaste?– preguntó, notablemente aburrido con su vida de niño consentido. En realidad muy molesto.

Lo miré con seriedad otra vez,  hizo un puchero y zapateó con sus blancos pies en el piso bastantes veces, luciendo así, su segundo berrinche en el día para lograr captar mi atención.

—Mírame Nini, mírame, mírame, mírame, mírame, mírame– No lo miré, y proseguí con mi lectura de la lección número cincuenta y ocho.

Hice caso omiso a sus ruidosos gritos y al parecer aquello lo frustró de sobre manera. El pequeño enano en un arranque de enojo, con sus blancas y pequeñas manos, arrojó todo lo que descansaba sobre mi escritorio y me observó furioso para atrapar mi reacción, la cual por supuesto fue una de exasperación.

—¡KyungSoo!

—¡Mírame!–  Pidió él, puchereando de nuevo.

Sólo me abstuve a frotar mi frente, sin saber exactamente que hacer con aquel individuo en estos mismos momentos.

—¡Eres un niño muy malo!– Reprendí sin ni una pizca de picardía. El alzó las cejas con una sonrisa siniestra. Me estaba provocando–. Soosie, quiero que levantes las cosas y las ordenes justo como estaban antes- Procuré guardar la calma de reserva.

—¿Y qué si no quiero?– Me retó con su calculador rostro de niño bueno. ¿Acaso era el único que podía notar esa maldad pura que reflejaba en sus facciones?

—Fácil, te prohibiré que vengas acá de nuevo hasta el plazo de dos meses. Vamos a ver si sobrevives sin verme al menos un día– Su carita de preocupación. Yo, internamente celebrando. Jaque mate. Lo tenía justo en donde lo quería. Siempre ganaba, el debía aceptarlo de una vez por todas.

Frunció los labios y pensándolo seriamente, inclinó la piernas, agachándose para recoger cada cosa y devolverlas a sus sitios de mala gana.

Al terminar de hacer su trabajo, salió refunfuñando de la habitación.

—¡Así es! ¡Siempre gano, Soosie!

—Eso lo veremos.

¿Aquello era una amenaza? Sonreí divertido. Era divertido frustrarlo, pero dejaba de serlo cuando el me frustraba a mí. Ahí si perdía mis estribos.

Pronto volvió a azotar la puerta de la habitación, listo para la revancha. Negué exhausto. Este niño me iba a matar cualquier día.

El mimado de mi novio 《 KAISOO | O.S 》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora