Capítulo treinta y cinco. ¿Puedo dormir contigo?

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POV. Mariel.
Desperté por un leve cosquilleo en la mejilla, abrí mis ojos y vi el cintillo del pijama de Jennifer, me levanté alarmada y la vi con una enorme sonrisa mirándome.
-Buen día-

-Buen día- imité su gesto -¿Paso algo entre...- nos señalé.

-No, solo dormimos juntas, fue todo- se sentó en la cama -Y hablamos hasta que te quedaste dormida-

-¿De qué hablamos?-

-Muchas cosas, por cierto, quedó una conversación inconclusa-

-¿Cuál?-

-Primeras veces-

-Oh, eso- caminé hasta la cama
-¿Qué tipo de primeras veces?- pregunté mientras me sentaba a su lado.

-Me quedé en primer beso, ¿Cómo fue?-

-Umm, fue en segundo de colegio, había una chica que adoraba en secreto, Zara, un día yo estaba en el límite del colegio, sentada en una piedra y viendo la nada, ella se sentó a mi lado y puso una mano en mi pierna: "Hace tiempo que despertaste en mí cierta curiosidad", dijo después de unos segundos; desvíe la mirada del horizonte y la vi: "¿Qué tipo de curiosidad?", ella solo sonrió y se acercó más "De esa que solo se quita probando", susurró. "¿Y qué quieres saber o probar?", traté de sonar desinteresada; soltó una leve risa y dijo "Que no haz besado a nadie", puse cara rara unos minutos y respondí "Es verdad ¿Y tú vienes a qué?". Se acercó demasiado a mí "A ayudar". Fue lo último que dijo antes de besarme- hice una pausa -Yo la besé cómo vi en las películas, no sabía si estaba bien o mal, joder, era la chica de mis sueños, debía aprovechar y lo hice, la besé hasta que ella se apartó, tenía los labios rojos y respiraba pesadamente igual que yo "Dijiste que no sabías besar", dijo: totalmente sorprendida: "Lo haces realmente bien", agregó. Yo solo sonreí y traté de controlar la situación: "Es talento natural".
Fue lo último que dije antes de irme del lugar-

-¿Y qué hizo Zara?-

-Buscarme al día siguiente para conseguir una cita conmigo- levanté los hombros -Según las encuestas, soy buena besadora- solté una carcajada -¿Y tú, cómo fue?-

-Un total desastre, eran los últimos días en el colegio a poco del fin de curso, y yo no tenía pareja de baile, puesto que todos los chicos pasaban de mí al saber que era gay y en esos tiempos ninguna mujer era capaz de declararse abiertamente, en fin, la cosa está, en que un día antes de la graduación, yo estaba en una zapatería trabajando, y llegó Carla, la chica verano de mi colegio, así que imagina cómo era-

-Uuf, las chicas verano eran jodidamente ardientes y sexys-

-Lo sé, el caso es que llegó a la tienda y se acercó, yo estaba de espaldas, así que no la vi entrar, hasta que me abrazó por la espalda y susurró en mi oído: "Llamaste mi atención", giré para verla y dije "¿De qué?", puso sus manos en mi cintura y me acercó más "De besarte". No me dio tiempo de responder, estaba tan nerviosa que me puse tensa y apreté mis labios, ella se apartó con la cara rara y dijo después de segundos: "No sabes besar, ¿cierto?". Negué con la cabeza totalmente apenada "Descuida, yo te enseño", y me besó nuevamente-

-Era mala enseñando entonces- comencé a reír.

-¿De qué hablas?- preguntó confusa.

-Pues, a mala profesora, mala aprendiz- levantó los hombros.

-¿Insinúas que beso mal?- puso cara de indignación.

-Descuida, eso se puede arreglar con práctica- le di un guiño.

Entre mis letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora