Son las 3 de la tarde, no he dormido desde mi última pesadilla. He faltado al único compromiso que tenía, que era entregar el progreso de mi trabajo a Mónica, que me esperó toda la mañana.
Pero no he dejado de estremecerme, los escalofríos rodean todo mi cuerpo cada que el teléfono celular sonaba. Mi única forma de parar todas las imágenes parpadeantes de la noche anterior era tapándome los oídos con fuerza para no oír el penetrante sonido del aparato. Sigo inmóvil en una esquina de mi habitación, sin dejar de mover los ojos por todos lados, como si algo pudiera salir del suelo, o de las paredes, y acabar con el sufrimiento constante que siento.
No he ingerido ninguna pizca de alimento, y mi estómago no deja de atacarme, obligándome a llevar a cabo el proceso. O al menos intentarlo.
Entonces me levanto y camino aún tembloroso hacia la cocina. Me preparo algo y lo ingiero con entusiasmo. Mientras estoy comiendo mi teléfono celular suena, es un mensaje de Sofia, que quiere verme y hablar un poco del tema. Ella no sabe lo que sucedió la noche anterior, y tengo el presentimiento que realmente no podrá ayudarme en lo absoluto. Entonces le respondo con la mentira de que tengo que ver a mi familia, a la cuál no había visto en mucho tiempo, prácticamente desde que empecé en la universidad.
Sofia me responde diciéndome que debería contarle a mi familia, por si lo había dejado pasar por alto. Y se me ofrece a visitarme, porque según ella, tiene el suficiente respaldo para poder ayudarme. Su insistencia me convence, lo que me conlleva a iniciar una visita improvisada a mis padres, los cuales no trabajan los fines de semana.
Le doy la dirección y me alisto para visitarlos.
Cuando salgo, pido un taxi, ya que le había dado la excusa de que ya estaba ahí, entonces no podía dejar que ella llegue mucho antes que yo, principalmente para evitar la incomodidad del asunto. El taxista me ve con extrañeza, y me pregunta muy amablemente si me sucede algo. Me pregunto si es realmente necesario contarle mi problema a todas las personas a las que me cruzo, y realmente me inquieta saber que mi condición no es la más atractiva que se me pueda pedir.
Entonces le cuento que realmente he tenido varios sucesos de pesadillas y que me ha obligado a mantenerme despierto. El taxista me cuenta sus problemas también y deja que continúe con lo mío. Los taxistas son los mejores oyentes que tenemos en éste planeta.
Cuando llego a la casa, Sofia ya estaba ahí. Y cuando entré, todos me vieron de la peor manera posible, entonces les digo que yo también los extrañaba en un tono sarcástico, lo cual es un gran avance de mi situación actual.
Tuve que explicar todo, no de golpe, pero absolutamente todo sin saltarme ningún detalle. Luego le pedí disculpas a Sofía por haber tratado de evitarla, y ella comprendió.
Todos tratamos de calmarnos, de relajarnos y de gozar el momento. Por lo menos lo intentamos.
A medida que la conversación fluye, las palabras empiezan a tornarse débiles, y mi visión extrañamente se empieza a entrecortar, como si se tratara de una señal vieja de televisión. Las sonrisas de las personas literalmente se derriten, y los escalofríos recorren todo mi cuerpo. Cuando menos me doy cuenta, dejan de sonreír y empiezan a hablarme, pero sus voces desaparecen.
Y de golpe todo vuelve a la normalidad. Entonces quiero explicarles, pero al mínimo intento de tratar de decir algo, se me paraliza absolutamente todo el cuerpo, y no puedo emitir ningún tipo de sonido.
Lo más extraño de todo esto es que cuando pienso en simplemente mentir, o evitar todo tipo de preguntas, mi cuerpo vuelve a la normalidad, al igual que mi voz. Entonces lo hago. Se me ocurre decirles que me estaba burlando de ellos, y al instante todos rompen a reír, excepto Sofía, que no deja de mirarme con incredulidad.
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El código Mark
Mystery / ThrillerUno de los grandes misterios en el mundo, es el mundo de los sueños, que para muchos puede catalogarse como misterioso, y para otros como una total aventura en el mundo de la investigación. Mark, de 19 años, universitario y trabajador, duerme menos...