- Mamá, no pienso irme de este sitio... Ya han pasado 16 putos años desde que estoy aquí, no estoy en condiciones para irme de este sitio al que llamo hogar.
- Sí, sí. Eres muy poético Marc, coge tus maletas y vamonos.
- Te odio. - Le grité desde la escalera.
- Y yo a ti hijo, y yo a ti...
Cogí mis maletas repleto de furia y me tumbé en la cama.
- Te hecharé de menos... - Dije abrazando a mi oso de peluche. Pienso que cuando te vas del lugar donde tuviste toda tu infancia, debes dejar tu infancia allí para que nunca pierda su esencia.
- Adiós, Boby te quiero. - Sinceramente me emocioné al despedirme de toda mi infancia para ir a otro lugar.
Cogí las maletas y las meti en el maletero.
- ¿Estás listo? - Dijo mi madre
- Como si te importase...
- ¿Me vas ha hablar bien alguna vez en...
- ¡Arranca coño! - La interrumpí
Me asome al cristal mientras veía como toda mi vida se alejaba para siempre, me puse mis auriculares y musica poco emotiva para sentirme bien, aunque no lo conseguía.
Tras horas horas de viaje, parece que hemos llegado. El cielo estaba abierto, mucho sol para mi gusto; también había un fuerte olor a la refinería que hay ahí, por suerte, moriré intoxicado.
- Esta es nuestra nueva casa Marc, ¿te gusta? - Dijo señalando a un piso.
- No, sabes que odio los pisos.
- Lo siento, no había dinero para una casa...
- Podríamos habernos quedado allí.
Mi madre se quedó callada y abrió el portal. Era horrible, ¿cuántos años hace que esta construida esta puta mierda? Subimos al ascensor, y marcó la novena planta.
- Has caído muy bajo mamá...
Tardo un par de minutos en llegar, el ascensor era lentísimo y llegaba a ser claustrofobico. Por fin llegamos, 9A. La verdad esque no encontré nada agradable el lugar.
- Elige la habitación que quieras.
- Lo iba ha hacer igualmente.
- Que agradable eres hijo...
- Lo se. - le dije con media sonrisa
Me decanté por la más pequeña, no tenía ni que darle mano de obra, era negra.
- Me quedo con esta, las más pequeña.
- Genial, así molestas menos.
Entré y inmediatamente llamaron a la puerta para traer los muebles del otro hogar. Cogí mi televisión, mi mueble y demás, me lo lleve a mi cuarto y lo preparé a mi gusto.
- Ya está.. - Dije en un suspiro. - ¡Mamá! - la llamé desde mi cuarto.
Escuché como venía corriendo.
- ¿¡Qué te pasa!? - Dijo alterada.
- ¿Cuándo tendremos internet?
Mi madre dió un suspiro.
- Me has asustado.
Me reí no pude soportarlo ante ese chiste.
- Mañana viene por la mañana. Para cuando vuelvas del instituto esta instalado.
- Genial y, ¿donde es?
- Es ahi abajo. Se llama colegio San Pedro.
Supuse corriendo que era católico.
- ¿Un colegio católico? ¿Tu eres gilipollas? - Dije asqueado.
- Sí, haber si te enderezas o terminas teniendo preferencias por las tías, maricón.
- Te odio.
- Ah.. Y espero que te gusten los uniformes. - Sonrió y cerró la puerta lentamente.
- ¡Eres una puta asquerosa! ¡Muérete!
Empecé a llorar, necesitaba a Sarah para un abrazo y a Yeray para su estúpido chiste sobre mi madre que me hacía sonreír. Los hecho tanto de menos...
Pasé la tarde con la música de mi iPhone y más tarde conseguí dormir.Viernes, 22 de Enero.
Me levanto a las 7 de la mañana y voy directo a darme una ducha fría para despertarme, aunque antes cogí mi ropa.
- Pienso aterrorizar al instituto y sobretodo a el director. - Me dije a mi mismo.
Aham, de negro todo. Cogi unos vaqueros rotos, una camisa del grupo "Suicide Silence", una sudadera abierta y unas vans desgastadas.
- Oh perfecto... Solo falta esto.
Cogi mis pulseras de goma de Jack Skeleton, I Love Yaoi y la de Gay Pride.
Me reí para mis adentros y me duché, me encanta. No desayuné, ya eran las 8. Me prepare un sándwich de lechuga, tomate y jamón cocido, un zumo y salí por la puerta. Al bajar en el ascensor, entro un chaval, alto con una barba espesa y con el pelo castaño, también ira a algún instituto, supongo.
Salí de allí en completo silencio y llegué tal y como me indicó mi madre al instituto, relmente estaba prácticamente al lado de mi casa. Aunque llegue a y 20 ya que me fume un cigarro antes de entrar. Me guardé el movil en el bolsillo trasero y pedí a la secretaria que me llevase con el director. Ella tenía una sonrisa mucho más sincera de a lo que estaba acostumbrado. Mientras que me llevaba, todo estaba lleno de cruces, era irritante.
- Aquí es. - Dijo la secretaria con una amplía sonrisa.
- Muchas gracias.
- Te recomiendo que escondas el
móvil, te lo quitarán si lo ve cualquier profesor.
- Gracias. - Me escondí el móvil en los boxers.
- Ahí esta mejor, para lo que necesites ya sabes dónde esta secretaría.
Me sorprendio su amabilidad.
Entré en el despacho, él nada mas entrar, me miró de arriba a abajo. Él tenía una barba bien recordartada, unos ojos grises y grandes, era bastante alto... Metro noventa diria yo, tenia un cuerpo bastante atletico, me sorprendí la verdad.
- Buenas, ¿debes de ser marc no? - Me dijo serio.
- El mismo. - le dije - ¿Me podría presentar ante la clase y san se acabó?
- Bueno chico, como quieras.
Mientras avanzábamos hasta la 3ª planta, le dije - ¿Sabes? Odio la religión. Opino que no existe ninguna religión correcta, que no existe ningún dios y sobre todo que ser homosexual no es un pecado.
- Yo tampoco. - Me dijo
- Digamos que estoy aqui por que es la carrera más facil y estupida que existe, además se me da bien actuar.
Sus palabras me dejaron confundido, ¿un sacerdote que es ateo? No me creo yo eso.
- ¿Enserio?
- Por suspuesto, todo es una sarta de mentiras, eso si, no se lo digas al resto. Esto solo es entre tu y yo, ¿está bien?
- Claro.
Sinceramente no me creía lo que había pasado. Él abrio la puerta de una clase que por lo que se ve ya había empezado, entre con el y la clase se me quedó mirando mal. Estuve analizando caras, cuerpo y estilos de pelo notablemente característicos a una tribu urbana. Menos una persona, estaba calva.
- ¿Tengo un compañero cancerígeno en este instituto, enserio? - Pensé.
Vi un par de caras al fondo de admiración. Un chico y una chica con apariencia emo, creo que estaré agusto aquí.
- Este es vuestro nuevo compañero, se llama Marc. - Dijo ante la clase.
- Me gusta que me llamen Neko. - Susurre al sacerdote.
El sacerdote me miro mal. Y se quedo callado.
- Bien, sientate en tu sitio. - Dijo el sacerdote
- Ah, ¿si? - Pensé
Él me puso la mano en la espalda para que me fuera pero resistí.
- Ejem, ejem... Creo que al sacerdote se lo olvida algo por decir. - Le dije mirándole desafiante.
- No se me olvida nada, vete a tu sitio inmediatamente. - Me dijo serio, aunque pude notar su miedo.
- Me llamo Neko, soy emo, otaku y algo gótico; soy completamente ateo, odio todo lo relacionado con la religión. - Dije pudiendo ver algunas caras de pánico. - Y este es mi hobby.
Me levante las mangas para que todo el mundo viera mis cicatrices, ya muy antiguas pero lo que quería es acojonar a este instituto de pura mierda.
- Si se me permite, ahora... Me sentaré en mi sitio.- Dije seriamente.
- ¿Quién te crees que eres? Estas enfermo. - Me dijo mientras caminaba entre los pasillos de mesas.
- Lo que eres tú, un hijo de puta - Dije seriamente.
Se quedó callado. Hubo un extraño silencio. Pude notar una cara de satisfacción en los emos que ahora estaban a mi derecha y les heché una sonrisa picarona.
- El Sr. Marc estará castigado en el tiempo de descanso para limpiar el instituto. - Dijo
- Y una mierda, que este instuto sea una basura no es mi culpa.
Él simplemente se fue.
La clase continuó su ritmo, me resultaba aburrida esta profesora, que lenta es por mis muertos.
A la hora de descanso bajé solo, siguiendo a la marea de gente supongo que llegaré a algún lado. Me quedé solo, de vez en cuando se acercaba alguna chica a preguntarme quién era.
El día terminó siendo una mierda, aunque el castigo no lo cumplí, ¿a quién le gusta cumplir cosas que no tiene por qué hacer?