Hola, me llamo Gema. Tengo 72 años, 6 hijos y voy a relatar mi vida.
Soy española, no sé dónde están mis padres biológicos, fui adoptada muy pequeña por una familia china aquí en España. De ahí viene mi apellido, Minako, que significa niña bonita en chino.
Cuando entré al colegio, todo el mundo nos miraba mal porque llamaba mucho la atención el que yo fuera española y mis padres chinos. Pero al final ya era una cosa normal para mí y me daba igual. No tenía ningún amigo.
Un día, una niña mulata me preguntó si quería ser su amiga. Yo le dije que sí, se llamaba Bisila.
Ella fue mi mejor amiga desde ese momento hasta que acabó el colegio. Cuando íbamos a empezar la ESO, me llamó y me dijo que fuera a su casa, que me tenía que contar una cosa terrible. Cuando llegué a su casa, la encontré llorando desconsoladamente. Ella me dijo:
- Gema, como tú ya sabes, mis padres y yo no somos de España, entonces han decidido volver a nuestro país con nuestra familia y nuestros amigos de antes.
Las dos nos pusimos a llorar. La madre de Bisila nos dijo que recordáramos que una buena amistad permanece para siempre.
Bisila se marchó un día triste y lluvioso.
Ya tenía 18 años. Un día iba caminando y me choqué con un chico realmente guapo. Todos los libros que llevaba en los brazos se me cayeron al suelo. Él me ayudó a recogerlos y después cada uno siguió su camino.
Semanas después, me invitaron a la fiesta de cumpleaños de mi amiga Rosana. Allí estaba el chico con el que me había chocado hace semanas. No me lo podía creer, le pregunté a Rosana quién era ese chico tan guapo, y para mi sorpresa me contestó que era su hermano. Me lo presentó, se llamaba Isaac. Estuvimos toda la noche hablando y me resultó un chico muy interesante. Cuando la fiesta acabó me acompañó a casa. Quedamos unos cuantos días más y nos dimos cuenta de que estábamos enamorados.
Un día fuimos a un bar y empezamos a pedir copas y copas, y sin ser conscientes nos encontramos con nuestra primera noche de amor y me quedé embarazada.
Todo en el embarazo iba bien. Yo estaba muy contenta, e Isaac también. Me fui de compras a un centro comercial, entré en muchas tiendas y me comí un helado. Ya regresaba a casa cuando bajando por una escalera, tropecé y caí.
Cuando desperté, estaba en un hospital con mis padres e Isaac. Mi madre estaba llorando, cuando el médico entró en la habitación me dio una noticia terrible: había perdido al bebé. No me lo podía creer.
Cuando volví al instituto se lo conté todo a Rosana. Ella se quedó muy sorprendida, porque, claro, si lo piensas bien, había estado a punto de ser tía.
- Gema, ¿cómo hiciste eso tan peligroso? -me preguntó ella muy preocupada.
- Pues mira -le contesté yo- te lo voy a explicar. Lo que siento por tu hermano es un sentimiento que no lo había sentido nunca por nadie. Tú ya lo sabrás porque sentirás lo mismo por Carlos, pero yo nunca había tenido la oportunidad de salir con un chico tan guapo y que, de verdad, me quiera tanto. Es verdad que nos emborrachamos y que tampoco sabíamos muy bien lo que hacíamos, pero, si te digo la verdad, no me arrepiento de nada. Tu hermano es una de las mejores cosas que me ha pasado en la vida.
En noche vieja organizamos una fiesta. Había mucha gente y la música muy alta. Yo me puse a bailar con Rosana, estábamos muy felices, era una fiesta impresionante. La banda de música estaba tocando canciones muy movidas, pero llegó la hora de las lentas. Fui a buscar a Isaac para bailar con él, pero no lo encontraba por ningún sitio y estaba empezando a preocuparme. Rosana me dijo que saliéramos fuera a tomar un poco el aire y luego entraríamos a seguir buscándolo. Cuando salimos, allí estaba él besándose con Marta, la chica más guapa de clase.
