Capítulo 6: Comprensión.

703 91 25
                                    



Yoongi al fin había salido de su "refugio". Llevaba cuatro días sin salir de su hogar, si no contaba la pequeña salida que había hecho el viernes a la casa de Jungkook, claro. Eso no contaba. Así que probablemente había superado su propio record de "Cuántos días puedes permanecer en casa sin perder la cabeza"

En un principio sus pies lo habían dirigido automáticamente hacia el río Han, pero se detuvo a mitad de camino. ¿Ir a aquel lugar después de lo que había pasado con Namjoon justo allí?

Definitivamente no.

Terminó deteniéndose en el primer parque que se cruzó en su camino, se sentó en uno de los numerosos bancos de su alrededor y fijó la mirada en una fuente cercana mientras cruzaba las piernas y apoyaba ambos brazos en el respaldo de madera del banco. Subió el volumen de la música casi al máximo, ignorando la advertencia de su ipod que le prevenía que le quedaba un veinte por ciento de batería.

Sentaba bien estar al aire libre, con el aire frío de casi principios de invierno jugando con su cabello, sin absolutamente nadie a su alrededor que le molestase o le recordase cosas innecesarias. Solo Yoongi, su música y el viento.

El sol acababa de esconderse en el horizonte, Yoongi suspiró largamente, tratando de que el aire expulsara aquella permanente sensación de opresión que tenía en el pecho desde hacía cuatro días. ¿Cuánto tardaría en marcharse aquella molesta sensación? Estaba sinceramente cansado. Cansado de sentirse tan lamentable. Y lo peor era que no se le ocurría nada para terminar con aquella maldita sensación.

En cuanto las farolas de su alrededor se encendieron, Yoongi se levantó pesadamente y emprendió rumbo a su hogar. Su propia actitud le recordó a aquellos abuelos que solo salían de casa para dar largos paseos o ir a un parque a alimentar a las aves.

Un punto más para su penosa actitud de los últimos días.

Tras algunos minutos de caminata, entró a la calle de su hogar con las manos en los bolsillos, y tiritando ligeramente, solo llevaba su preciada chaqueta de cuero negra que no era la mejor forma de prevenir el frío.

Al acercarse, la casa de Jungkook, frente a la suya, fue lo primero que llamó su atención, un extraño escalofrío recorrió su cuerpo. A la vista no pasaba nada fuera de lo normal en aquel lugar, así que aunque una extraña corazonada le decía que caminara hacia allí, se dirigió al portal de su propia casa. Jugueteó algunos segundos con las llaves mientras miraba de reojo a hacia atrás.

- Maldita sea - Con un suspiro de frustración terminó guardándose una vez más las llaves y caminó hacia allí.

Presionó el timbre un par de veces, sin respuesta. Evidentemente no había nadie en casa, absolutamente todas las luces estaban apagadas. Cansado, pero aún con aquella extraña corazonada que le impedía sentirse tranquilo, se sentó en los primeros escalones de la entrada y esperó. Diez, quince minutos... ¿Por qué no llegaba? ¿De verdad le había pasado algo? ¿Debería llamarlo? No. ¿Por qué iba a hacerlo? Además, seguía sin tener un teléfono móvil.

Tamborileó los dedos sobre su propio brazo al ritmo de la música de sus auriculares antes de levantarse lentamente. ¿Por qué demonios estaba esperando a Jungkook en medio del frío sin ninguna razón aparente?

Caminó hacia la salida, pero cuando iba a dar un paso fuera casi choca con alguien. Se quitó los auriculares con rapidez.

Jungkook.

- ¿Dónde estab...? - Se detuvo. Aquella expresión que Jungkook le mostraba no era la correcta. Lo normal era que estuviera sorprendido, molesto o incluso podía ser que le sonriese ligeramente, pero en lugar de eso los ojos sin vida de Jungkook se tornaron acuosos en cuanto fijó la mirada en él, lo miraban con dolor y melancolía.

Painful Love. [BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora