A mi hijo

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Dejar un hijo a la deriva que camine solo y de huida nos ha traído sinsabores de noche y de día.
A crecido y en su torrente de alegría nos ha llevado a todos a un barranco de tristeza, a unos sentimientos de pobreza porque hace de su vida un lío más grande cada día, le decimos que madure pero como ustedes saben cuando se es joven nunca te entienden y tenemos miedo que en una noche de octubre o invierno algo le suceda, es por eso que todo el año estamos en vela, levantando oraciones acumulando arrugas sobre todo en las entrañas.
A veces nos sentamos a la orilla del tiempo a esperar el momento que eleve el vuelo y se pierda en el firmamento atrapando la luna brillante redonda o la estrella beta y no las traiga de vuelta como cuando era niño y nos amontonaba de enormes luceros junto con grandes cometas, aquel pequeño travieso lo anhelamos de regreso para llevarlo al espejo de un rio y lo invada un sentimiento de nobleza.

Esperamos que su conducta cambie y con la mano de Dios sea completa y tengamos un descanso al fin, en este planeta.

León

Cachitos De Mi CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora