Mirando gotear tus ojos

191 8 5
                                    

Te gustaría hacer el amor conmigo, tú arriba acariciando mi cara mirándonos a los ojos a lo profundo de tú alma, diciéndome muchas veces te amo, te quiero y no deseo alejarme de tu lado, pero que no terminemos por única vez que no lo hagamos sólo abrazados por horas y más horas me beses el cuello, el pecho y me digas al oído cuánto me amas, cuánto tiempo estarás dispuesta a vivir conmigo después de esta vida y de las que vienen en camino no se te hace fantástico este viaje de amor qué te propongo sin respiraciónes de pasión ni caricias de placer, sólo unidos en lo profundo de tu corazón y fantaseando volando por el horizonte para espiar el sol cuando se duerma y esperar la luna vestida de hada y que nos acaricie la espalda y purifique nuestra aura y nos invada un arcoiris de bienestar para que brille tu pálida cara de colores con intensidad.

Y al verte amándome de frente, tristemente estudié cada una de tus lágrimas que resbalan y gota tras gota se refugian en lo profundo de mi boca, endulzando una lágrima mía que también brota y entonces sólo entonces sabré si me acompañarás por siempre al final de la jornada, que sólo el tiempo guarda a la criatura enamorada.
Pero antes de que esto suceda, te viene a la memoria aquel poema que te escribí en la nube blanca donde dormitabas desnuda y tomabas esa gaza sutil y tímida te tapabas.
Recuerdo que era así había una soberana que en las noches de luna llena se peinaba con cristales encendidos de una estrella fracturada, vestia de dorado reluciente adornada con preciosas gemas sus ojos turquesa bañaban el corazón, acompañada de cien elefantes adornados con vestidos elegantes, marchando al compás de un gran tambor su porte de la monarca era la de un Infante, con sonrisa inocente, sencilla y triunfante.
La cuidaban duendes de vestidos verdes, cantaban canciones ancestrales escuchándose sonidos ambientales y rápido se filtraban por los árboles, esta dama de gran melena al final de la noche bajaba iluminados destellos y en las manos me los plantaba con amor engrandecido para que de ella nunca me olvidará. Esta majestad me robaba cada palmo de mi entraña y me dio por humildad darle mi amor sin condición y mi fe una vez más quedó arropada en la eternidad.
Así cedo las cosas más valoradas a las mujeres que me aman sin importar donde vayan a parar y del poema aquél ya no recuerdo nada sólo tus ojos y mi boca besándose con desesperación loca y un negro suspiro que se escapa
¡Y no sabes cómo me mata! ¿Y la reina? ¿Lo sabías?
¡Eras tu!
Me tenías amado en el centro de la mano y no hay otro ser en el universo de cabello cano que sufra tanto por verte lejos como este anciano.
Ahora bella ¿Quieres que nos separemos de la entrega de amor? Para que sigas gobernando el corazón y a este siervo que te ama con mucha devoción y da su vida por tenerte aunque sea un día que dure veinticuatro horas o quieres continuar en el viaje de cariño sin que nadie nos separé de nuestro destino sólo dime y haré lo que la majestad mandé.

Leon

2015

Cachitos De Mi CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora