Narra Gonzalo:
Estoy esperando a Alai a que salga de la facultad, iba a venir Pablo pero lo llamaron de urgencia en la comisaría, espero que no sea nada grave. Veo a Alai bajar las escaleras, ese chico rubio que cursa con ella la está acompañando, creo que me dijo que se llamaba Leonel. Se saludan con un beso en la mejilla y Alai sube al auto.
- Pensé que venía a buscarme Pablo - me dice a modo de saludo.
- Lo llamaron de la comisaría - le explico - espero que no sea nada grave, me estoy acostumbrando a nuestra vida relajada.
Conduzco un par de cuadras y noto que un auto negro nos sigue. - Alai, voy a doblar varias cuadras seguidas. Fijate si el auto negro que viene detrás nos sigue... disimuladamente.
Ella asiente y observa el auto, doblo unas tres o cuatro veces, la expresión de ella parece nerviosa.
- Sí, nos sigue - me mira preocupada y noto el miedo en sus ojos color miel.
- Tranqui, no va a pasar nada - ni yo me creo eso.
Vuelvo a doblar y aumento la velocidad, trato de esquivar autos para que nos podamos perder. Pero el vehículo cada vez está más cerca. - Llamá a Pablo - le digo nervioso.
Ella toma su celular y veo como le tiemblan las manos. - Pablo, nos están siguiendo - dice cuando Pablo atiende.
Alai asiente y observa al auto - No tiene patente. - continúa hablando.
El vehículo nos embiste por detrás y me cuesta controlar el auto - Mierda.
- ¡Pablo, nos está chocando! - le grita Alai entrando en pánico.
Otro auto se cruza y me obliga a frenar bruscamente, me golpeo con el volante y siento un líquido caliente brotando por mi ceja izquierda - ¿Estás bien? - le pregunto a Alai.
Ella asiente y empieza a jalar de mi brazo con desesperación. Tres hombres encapuchados caminan hacia nosotros. Abro la puerta del auto y tiro de Alai para que baje.
Corremos en la dirección contraria a los hombres pero ellos nos persiguen. Un par de cuadras después doblamos a toda velocidad para toparnos con una pared.
- ¡La puta madre! - es demasiado tarde, nos alcanzaron.
Me coloco delante de Alai y tanteo mi cintura, en ella cuelga el arma que Pablo me entregó "para casos de emergencia", definitivamente éste es uno de ellos. Los hombres avanzan hacia nosotros, ellos también están armados.
- No hagas boludeces, pendejo - me dice uno mientras observa como saco el arma y los apunto.
- Dan un paso más y disparo - en mi vida creí decir eso.
- Gonza... - me suplica Alai entre lágrimas.
- Hacele caso a tu noviecita - me dice otro de ellos.
Dan otro paso más y disparo el arma, el impacto da en el hombro de uno de ellos que chilla con dolor y me apunta a la cabeza.
- No, los necesitamos con vida - le ruge el compañero.
- El hijo de puta me disparó - grita con rabia.
A lo lejos comienzan a escucharse las sirenas de la policía y los hombres empiezan a retroceder despacio - ¡Vamos, vamos! - le grita uno a los otros dos.
- Esta vez se salvaron, la próxima no van a tener tanta suerte - dice el tercero que hasta el momento había permanecido callado.
Se dan vuelta y empiezan a correr, me giro para mirar a Alai. Ella aún está observando a los hombres que se alejan.
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Dime quién soy yo, sin ti a mi lado.
Romansa"A veces me pregunto si alguna vez le rompí el corazón a alguien, si alguna vez fui capaz de estrujarlo con cada una de mis palabras hasta reducirlo a un montón de vidrios rotos. A veces me pregunto si alguien arrojó cosas maldiciendo mi nombre, si...