Capítulo 33: Chocolate

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*Narradora Daniela

-Come algo por favor.

-No tengo hambre, Diana...

-Félix estará bien. Sí no los médicos hubieran salido y nos hubieran dicho algo.

-Los médicos nunca dicen nada, y menos cuando son malas noticias.

-Sé que es complicado, Daniela. Pero tienes que ser fuerte. Félix lo notará, hazme caso.- ¿Qué Félix lo notaría? Quizá... Pero más vale que sobreviva, porqué nadie incumple un trato con Daniela Espinosa. NADIE.- Sí te viera estoy seguro que te estaría metiendo el bocadillo hasta por las orejas. Vamos, cómete la mitad aunque sea.

-Vale.- Dije finalmente con la finalidad de que Diana dejará de molestarme. Partí mi sándwich de jamón dulce, queso y lechuga por la mitad, y le extendí el otro trozo a mi amiga. Diana me sonrió y lo aceptó.- Gracias por venir.- Diana se encogió de hombros.

-No tienes nada que agradecerme. Para eso están las hermanas.

-Estoy segura que Adam ahora está mucho mejor.- Me di cuenta como Diana había fruncido su ceño. A veces me costaba creer que ella sacaba mejores notas que yo y en como en la vida podía llegar a ser tan lenta.- Me refiero a que eres... Eres como su combustible ¿Sabes? Sin ti él no puede arrancar. No puede seguir adelante y no tiene fuerzas para luchar ¿Me sigues?

-Creo que sí...- Susurró la chica cabizbaja. Eso no era buena señal.

-¿Que te pasa?

-¿A mí? Nada.- Esta me toma por gilipollas. Me molesté a alzarle una ceja mostrando mi indignación. Ella puso los ojos en blanco y suspiró.- Es complicado, Daniela... No me apetece hablar de eso.

-¿Con complicado te refieres con Adam y Berto, verdad?

-Más o menos... Sí.

-¿Todavía no te has decantado por ninguno de los dos?

-Hoy es como mi día de fiesta. Supuestamente no tengo que compartir mi día con ninguno de ellos, pero...

-Pero Adam te necesita.

-Sí...

-Bueno, es una buena acción. Estás apoyando a alguien que es importante para ti.

-Lo sé, pienso igual que tu, pero...

-¿Pero te sientes mal por Berto?- Diana asintió con ayuda de su cabeza.- ¿Piensas que lo estás traicionando?

-Quizá... no lo sé.

-¿Y por qué no le llamas y te quedas más tranquila? Seguro que lo entenderá.

-Adam no está bien... Y con motivos. Y sé que sí llamará a Berto y le contará lo de Félix, también debería de hablar con Adam y decirle que he llamado a Berto porqué sentía que sí no lo estaba traicionando... Y esto solo hará que ponga peor a Adam de lo que ya está...

-Entiendo tú dilema.- Me quedé callada, y solté la primera burrada que me vino en mente. Como solía hacer.- ¿Pues sabes que te digo?: Ojos que no ven, corazón que no siente.

-Ya, pero yo sí que lo veo y me siento mal por hacerle esto a ambos. Ya les hice daño una vez y no quiero volverlo hacer.

-¿Y por qué no te decantas de una vez por alguno de ellos? Tampoco es tan difícil, Diana. Creo que estás comenzando a exagerarlo todo demasiado. Lo que antes era un trocito de arena lo has hecho una montaña.

-¿Y qué problema tengo yo que el amor sea así de jodido? ¿Crees que me siento bien teniendo que compartir mis días según como me diga un calendario? ¿O qué sienta que cuando abrazó a alguno de ellos por qué de verdad lo necesitan, me siento bien y no pienso que traicionó al otro?

Perdona pero, te vas a enamorar de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora