Meiko se encontraba en un pequeño bosque, observando un bello retrato, sin percatarse de que Kaito la observaba desde un árbol.
Sin más, Kaito decidió ir a ver qué era lo que ella hacía, sigilosamente se acercó, y cuando estuvo detrás de ella, la tomó por sorpresa, tapando los ojos de Meiko con sus manos.
- Adivina quién soy~ -Le dijo, a lo que Meiko ladeó la cabeza y esbozó una pequeña sonrisa.
- Kaito...
- ¡Acertaste! - Entonces, le quitó sus manos del rostro, para abrazarla aún estando detrás de ella. - ¿Mei-chan?
- ¿Si?
- ¿Qué es eso en tu mano? - Preguntó Kaito, refiriéndose a aquel retrato que Meiko sostenía. Esta, reaccionó, escondiéndolo.
- Nada.
- Por favor dime...
- ¡No! -Meiko se negaba rotundamente.
- ¡Entonces te haré cosquillas!
- ¡¿Qué?! -Meiko se volteó a ver a Kaito, quien sonreía potentemente.
- Conozco las partes en las que tienes cosquillas~ ¡Como aquí! -Dirigió sus manos hacia la cintura de Meiko, como reacción, esta comenzó a reír a carcajadas.
- Para o te golpearé... -A esta frase, Kaito obedeció inmediatamente.
- Entonces por favor dime, Mei-chan... -Kaito recargó su cabeza en el hombro de Meiko.
- Bien... -Suspiró Meiko. - Te voy a mostrar...
- ¡Yay!
- Pero si tú me dices por qué estabas espiándome... -Kaito se sonrojó potentemente, acto seguido, se dirigió a sentarse al lado de Meiko, quien lo miraba atentamente.
- Okay... - Dio un largo suspiro y tomó aire.
- ¿Entonces...?
- Mei-chan...
- ¿Sí?
- Sé que lo que te voy a decir es un poco cliché, ya que es el día de San Valentín...
- ¡Oh!, ¿Hoy es?
- ¿¡Lo olvidaste?!
- No soy muy buena para fechas importantes... -Kaito rió ante tal frase.
- Bien... Meiko... Ya llevamos mucho tiempo juntos y sabes que te amo demasiado... ¡Incluso más que al helado!
- Lo sé. -Rió Meiko.
- Mei-chan... ¿Te casarías conmigo? -Kaito sacó un brillante anillo de su bolsillo.
- ¡Claro que sí! - Meiko tomó por sorpresa a Kaito, tirándose encima de él. -Esto es lo que estaba mirando.
Meiko le mostró aquel retrato a Kaito, en el que se encontraban ellos dos, riendo alegremente.
- ¡Oh, recuerdo eso! -Kaito esbozaba una gigante sonrisa. -Mi esposa es tan tierna~ -Rozó sus mejillas con las de Meiko.
- Aún puedo cambiar mi respuesta... -Apartó la vista Meiko, quien se cruzaba de brazos.
- ¡No lo hagas por favor!, Estoy muy feliz...
- No hay necesidad de alterarse, yo también lo estoy... - Meiko apretó las mejillas de Kaito, devolviéndole sus sonrisa.