Capítulo 10: Sexo.

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¡MARATÓÓÓÓÓÓÓÓÓÓÓÓÓÓÓÓÓÓÓÓN!  1/10.

La comida se convirtió en cena y salimos del restaurante a las 10 de la noche. Riendo y un poco ebrios los dos. Entramos al carro y conducimos. Al llegar a casa Mario se recargó en el asiento y mis instintos me provocaron a besarlo. En el poco espacio dentro del coche me las arreglé para sentarme encima de el en sus piernas y besarlo. Me tomó de la cintura mientras me besaba y sentí su miembro en mi feminidad. Me tomó del muslo acariciándolo de arriba hacia abajo. De repente abrió la puerta y me cargó hacia el apartamento abriendo la puerta con estupidez. Me recostó en la cama, en lo que menos me di cuenta y me desabrochó la blusa. Me besó los senos y el abdomen. Le tomé de la camisa y lo recosté en la cama. Le quité la camisa y el pantalón. En lo que estaba saboreando su bóxer. Me tomó de la cintura y me recostó en la cama quitándome las bragas y besando mi feminidad. En ese momento, me vino a la mente un pensamiento, entre todo el placer y la lujuria, me di cuenta de que él era el único que me había besado hasta los defectos. Definitivamente, lo amaba.

Abrí los ojos y la refrescante imagen de Mario durmiendo, me provocó una comodidad absoluta. Verlo dormir era lo más lindo que me había pasado en mi vida. Se movió quejándose de la luz y sonreí.

-Buenos días solecito, tiempo de despertar.

-Es muy temprano. ¿Cómo le haces para despertarte temprano y seguir hermosa todo el día, flaca? -Dijo mientras me abrazaba por la cintura y a la vez, escondía su cabeza del sol.

-No lo hago. Debes estar ciego -Reí

-Eres perfecta...

-Nope -Lo interrumpí

-Y mía -Dijo besándome.

-Tuya, lo juro Beto.

-Quédate en cama amor, te traeré el desayuno -Dijo mientras se levantaba en bóxeres.

-No hace falta, yo lo preparo -Lo tomé de la mano

-__, déjame consentirte. Quiero consentirte.

-Algo tramas Bautista, y no me gusta que me escondas cosas. Lo sabes.

-Estás loca -Repitió gritando a lo largo del pasillo directo a la cocina, con una risita nerviosa.

Caí dormida sin percatarme como ni cuando.



-Cabecita dormilona, levántate, está listo el desayuno -Escuchaba a lo lejos en mi mente. Comencé a sentir sus besos y a percatarme de la vida real, sonreí y lo besé.

-¿Tan pronto?

-Así es.

Me levanté sin soltar la mano de Mario, con unos cortos shorts rosas y una pegada blusa roja que ensañaba el principio de mi brasier, mi cabello agarrado con chongo a punto de caerse.

-Te ves linda así... -Dijo mirándome.

-Así saldré ahorita -Reí y él puso su cara seria.

-No me dejaste terminar, iba a decir que sólo con que te viera yo. Nadie más tiene que tener el privilegio de verte en las mañanas ¿Entendido?

-Y apuntado -Reí- Celoso.

Llegué al comedor y desayunamos en silencio

-¿Quieres ir a la boda de Stef?

-Supongo que sí, a comparación de ella yo la sigo considerando mi hermana.

-Tienes razón, es miércoles, nos vamos el otro miércoles, no hay problema.

We will never be together  2° temporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora