You need to know how much I love you

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Te amo. Es lo único que importa; eres mi vida y te amo.










-¿Quieres que vaya? Sabes que no tengo problema, Ally.

Suspiro. -Quédate en tu casa, Sienna. Estaré bien.

-Es que...-se detiene y suspira desde el otro lado de la línea-. Me preocupa que no hayas explotado, con todo eso.

-Estoy bien. De verdad.

El silencio se instala entre las dos; sé que se preocupa por mi, pero como le dije, estaba bien.

-De acuerdo, pero si pasa algo, llamame-por su tono, puedo imaginármela con el ceño fruncido.

Se despide y corta la llamada; dejo el teléfono a un lado y tomo el borde de la frazada, llevándola hasta el borde del mentón. Cambio de canal hasta dar con algo relativamente bueno, y lo dejo.

Golpean la puerta, logrando despertarme; aparto la frazada de mi cuerpo y camino hacia la puerta.

-No tenías que haber venido, Sienna-empiezo a decir mientras tomo el pomo de la puerta y la abro-. Estoy bie...

-Ally-dicen mi nombre, pero no se trata de mi rubia amiga.

La persona que se encontraba parada bajo el umbral de mi puerta, esperando entrar en mi casa no era mi amiga. Esta persona era más alta que yo, con cabello oscuro, ojos marrones y tatuajes en su cuerpo.

Y era la última persona que esperaba ver en estos momentos.

-Calum-su nombre sale como un susurro.

-Ally-repite-, por favor nena. Déjame explicarlo todo. No es lo que parece.

Niego con la cabeza, sintiendo como las lágrimas se acumulan en mis ojos.

-Alisson, por favor-avanza para tocarme, pero retrocedo rápidamente.

-No, Calum-y cierro la puerta, y apoyo mi frente en ésta.

Mi pecho sube y baja rápido, como si hubiera corrido una maratón.

-Alisson, déjame entrar. Tenemos que hablar-dice desde el otro lado.

-¡No tenemos que hablar de nada! ¡Confíe en ti!-grito, mi voz quebrándose al final.

Escucho un golpe, seguido de un gemido; me estremezco.

-Lo sé, nena. Lo sé-dice.

Ninguno dice alguna palabra, simplemente el silencio nos envuelve; me doy la vuelta y me dejo caer al suelo, dejando que las lágrimas se deslizaran por mi rostro, una detrás de la otra.

Hasta este momento no había derramado ni una lágrima por él; pero ahora era diferente.

Era diferente; los recuerdos aparecían, uno detrás del otro, mostrando cada cosa compartida.

No se cuanto tiempo pasa, podrán ser segundos, minutos u horas, pero sigo sentada ahí.

Me levanto y tomo el pomo de la puerta, pero dudo.

¿Seguirá ahí?

Respiro hondo y abro la puerta, saliendo; cierro la puerta detrás de mí, y fijo mis ojos en los de él.

Hace frío aquí afuera, y mi cuerpo lo sabe, empiezo a temblar. Calum lo nota ya que se levanta rápidamente y pone su chaqueta sobre mis hombros.

-Te amo, nena. Nunca te haría daño-me abraza con fuerza, con desesperación y miedo-. Nunca.

Rodeo su cintura y hundo mi rostro en su pecho, y más lágrimas bajan.








¿Les gustaría que más adelante hiciera un punto de vista de Calum de esta escena?

Open when; cthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora