Y ahí estaba, justo enfrente de mi. No lo podía creer. Era él. Madire mía. Era Rubén. Dios, no lo podía creer. Me repetí eso una y otra vez. Por fin mi sueño se había hecho realidad. Tener a la persona que me hace feliz justo enfrente de mi, y no en una pantalla.
Esperando por fin, pude ir y hablar con él. Desde que me dejaron pasar, no hice nada más que correr y abrazarlo. No pude evitar derramar esas lágrimas que me estuve guardando todo el tiempo. Pude sentir que el mundo era mejor cuando estaba en sus brazos. Y es que no lo podía creer. Cuando deje de abrazarle, pude ver sus hermosos ojos como me veían, sólo a mi. Su gran y perfecta sonrisa que era sólo para mi. Le dije todo lo que tenía que decirle. Gracias por salvarme. Le conté la historia de como me cambió la vida y la hizo muchísimo mejor. Las lágrimas no dejaban de salir. Dios, jamás pensé que llegara este momento. Después de mucho tiempo. Joder, jamás lo olvidaría.
Pero no todo es tan bonito a la hora de despedirse. Los guardias me pidieron que me alejara de él. Yo no quería, suplicaba que me dejaran más tiempo con él. No podían darme completa felicidad y luego quitármela de las manos.
Justo cuando me dí la vuelta, Rubén les dijo que me dejaran con él. Yo no supe que hacer así que volví de nuevo a sus brazos, donde me sentía protegida.Después de varias horas, él me pidió que le acompañara a su casa. Por Dios, era imposible. Así que no lo pensé dos veces y le dije que sí.
Al llegar, lo primero que vi, fue a Wilson, jamás me imaginé poder acariciarlo. Era un gato muy bonito.
Rubén me dió un recorrido de toda su departamento. Era enorme, y muy bonito. Él me regaló una de sus gorras. Yo en ese momento era la persona más feliz que pudiera existir en el mundo. No me importaba nada más. No pensaba en nada más que fuera él. Me dió varias cosas que le pertenecían a él. Para recordarle y recordar ese gran día, el mejor de mi vida seguramente.
Antes de irme, le dí un gran abrazo. Él me dió un beso en la frente. Parecía que era su favorita.
Justo cuando iba a decirme algo, sonó la puta alarma. Otra vez, tenía que ir al colegio. Yo, sólo me desperté con ganas de matar a todos. Tenía mucho odio, mucho coraje porque era sólo un sueño. Así que lloré. Lloré mucho hasta sacarlo todo.
Ese mismo día en el colegio estaba mal. Ni siquiera hablaba. Mis amigos preocupados por mí, me preguntaron que si estaba bien. Mi respuesta era obvia. Claro que no, les dije; lo mejor es que me dejen sola. Y así fué. Todo el día no paré de pensar en eso. Ya eran muchos sueños de ese tipo. Pero nunca me había pasado lo mismo.
A la hora de salida, me dirigí a la puerta y por fin salí de ese infierno. Miré a un montón de gente rodeando a alguien. La verdad no le dí mucha importancia y me fuí.
Justo cuando iba a llegar a mi casa. Escuché que alguien caminaba detrás mío. Y cuando me di la vuelta, era él. En verdad, era imposible. Estaba segura de que no era un sueño. Lo abracé y esta vez fué real. Era perfecto, era él. Me dijo que era su criaturita favorita. Yo estaba súper nerviosa, y yo le dije que él era mi persona favorita en todo el mundo. No podía creérlo. Otra vez me dije a mi misma. Me dijo que todo este tiempo, sabía de mi. Y que me quería de verdad. Yo a él lo amaba. Joder, lo amaba en realidad. Y no quería a nadie más de la misma manera que lo quería a él.
Desde ese día, logré saber lo que es amar de verdad. Y hasta ahora, sé que de verdad, el amor existe.