Capitulo 19

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{Niall}

Para cuando llegamos al hospital en diez minutos en lugar de los normalmente veinte minutos que hace la gente normal que no anda cargando con una embarazada enojada a su lado yo ya estaba al borde de un paro cardiaco. Creo que pocas veces en mi vida había estado tan frenético. ____ cada vez gritaba más fuerte, tenía más dolor y sus insultos pasaban de ser simples palabras enojadas a ser frases repletas de odio por hacerle eso. Estacioné frente a la puerta en lugar de buscar un lugar en el estacionamiento para poder salir corriendo más fácil.
-Iré por alguien -anuncié y salí de ahí corriendo, me metí al hospital y busqué desesperadamente por alguien. Fui hacia un hombre con bata en cuanto lo vi saliendo por un pasillo y me paré antes de chocar con él y tirarlo al piso-. Doctor, mi novia está apunto de parir y no sé que hacer. Ella está en el auto, ya se le rompió la fuente.
-Oh, muchacho -me miró con amabilidad y una ligera sonrisa y dio una vuelta para caminar de nuevo por el pasillo que había llegado. Regresó después de veinte minutos con un tipo con una silla de ruedas corriendo tras de él. Creo que no necesitaba que le diera ninguna indicación, los gritos de ___ lo guiaron muy bien-. ¿Está en los nueve meses?
-Sí.
-Bueno, es genial. Nosotros nos encargaremos de ella, debes ir a registrarla en recepción y...
-¡Niall, no me dejes sola! -gimió _____ llorando a mares cuando pasó a mi lado rápidamente-. ¡Ven conmigo!
No le respondí nada porque el tipo ya estaba lejos con ella para cuando quise hacerlo, en lugar de eso fui a recepción como me dijo el hombre y la registré.
Mis palmas estaban sudadas, mi espalda también. No quería que llegara ese momento. Fue demasiado rápido, no estaba preparado aun. Llamé a mi tía, a mi papá, a Abigail y a Brad, y después a Annie, Zayn y Adaime, y por ultimo a la doctora Hart. Estaba encorvado en un asiento, hablando con ella con la cabeza baja para que nadie viera mis ojos rojos.
-Todas las mujeres tienen un dolor insoportable en esos momentos, Niall, tranquilo -me aconsejó Hart-. Recuerda lo que te dije, ten fe, reza. Y recuerda que éste mes los niños estuvieron más fuertes, Elvis es un chico fuerte y Avalanna salió de su estado de emergencia.
-Pero ____ no -atajé con la voz cortada-. No puedes decirme con seguridad si podrá sobrevivir a esto o no ¿cierto?
-Cierto, pero ambos sabemos que es una fuerte, puede superarlo. De todas las mujeres que pudieron haber pasado por esto, confío en ____ más que en ninguna otra.
-Oh, no sé -murmuré perdiéndolo, moviendo mi mano derecha sin control y dejando al fin que una lagrima saliera-. No sé que voy a hacer si le pasa algo, yo solo con dos niños, extrañándola. Me voy a volver loco. No podré...
-¡No estés hablando como si ya estuviera al borde de la muerte! -me regañó-. Ve con ella y ayúdala. Te necesita. Trataré de llegar lo antes posible.
Pero no era tan fácil como ella lo hacía ver. No podía sonreír y rezar y poder vivir tranquilo con eso nada más. Ya pasé por todo esto una vez, con mi mamá. No quiero que pase de nuevo con _____, no con ella, no de nuevo. Jamás haría lo que hizo mi papá, odiar a mis hijos, pero realmente sería difícil sobrevivir con ellos yo solo.
Cuando todo el mundo llegó me tuve que controlar un poco e incluso sonreírles, porque nadie sabía nada acerca del peligro en que estaba _____ o mis hijos, ni siquiera Zayn. Todos estaban súper contentos. Mi hermanita no podía esperar para que nacieran sus sobrinos, estaba brincando por todo el lugar, deseé poder contagiarme un poco de su felicidad. Me pregunté en silencio porqué demonios los había invitado, me ponían cada vez más desesperado, no dejaban de felicitarme, mi tía estaba sobre mí, sobre mí y sobre mí. Maldición. Uno no puede ni siquiera deprimirse a gusto.
Mi corazón se paró cuando el doctor caminó hacia nosotros viendo sus papeles. Tuve un flashback, de cómo se nos acercó un doctor de esa manera y cómo nos dijo que mi mamá estaba muerta. Que no haya pasado nada malo, por favor. Por favor. Que no sea eso.
-¿Quien es Niall? -preguntó, todos me apuntaron sin decir ninguna palabra-. _____ está exigiendo que la acompañes, se niega a cooperar si no estás ahí y los bebés están a punto de salir.
-Oh, ¿en serio? -pregunté emocionado y me levanté de golpe, con la esperanza vibrando en mí-. ¿Cómo le está yendo? ¿Está todo bien? ¿No está en peligro?
-No, no está en peligro -contestó, calmándome y llevándome por un pasillo iluminado donde los gemidos de ____ se escuchaban cada vez más fuertes.
-¡VEN ACÁ! -gritó en cuanto me vio llegando, pero el doctor no me dejó. Me llevó a una pequeña habitación y me hizo ponerme una bata y un cubreboca y ya que estaba ahí, me puse un gorrito y unos guantes. Y por fin me metí a la habitación con ella. Estaba toda sudada, llorando y completamente roja.
-Bebé -murmuré y me quité el guante de la mano derecha de mala gana para tomar la suya.
-Ya no quiero hacer esto -lloriqueó y se removió en la camilla pero sus piernas estaban bien postradas arriba y no se podía mover-. Que me hagan cesárea, por favor. Por favooooor.
-____, toda va a salir bien -la trató de calmar una doctora rubia escondida entre sus piernas-. Tienes que empezar a pujar. Ya estás dilatada.
-¡No quiero pujar, perra! -le gritó, como loca, haciendo que en su cuello resaltara una vena. Miré asustado a la mujer, pero ella sólo reía.
-El enojo te puede ayudar mucho -le dijo, acariciando su rodilla, como dándole ánimos-. Puedes reprocharme a mí, o a tu novio, o a la vida, a lo que quieras. Grita y empuja con el estomago, no hagas fuerza con la garganta.
-¡Niall! -gritó volviendo su ira y su mirada hacia mí-. ¡¿POR QUÉ ME HICISTE ESTO?! ¡¿POR QUÉ NO TE PUSISTE UN CONDÓN?! ¡TE ODIO! ¡AAAAAGH! ¡VA A SALIR ALGO DE 3 KILOS DE MI POBRE AMIGA Y ES TU CULPA! ¡TU CULPA, TODO ES TU CULPA! ¡ME MORÍ UNA VEZ Y ME VOY A VOLER A MORIR AHORA POR TU CULPA! ¡ME DUEEELE!
-Eso está yendo muy bien, ____ -la alabó la doctora- Puedo ver que ahí viene una cabecita.
Oh, sí, genial. Mis hijos están naciendo. ¿Pero que necesidad tenía de poner a ____ en mi contra?

{______}

Preferiría volver a morir que volver a parir. Con eso lo digo todo.
Traté de mover mis piernas para ponerme cómoda pero sentí un tirón que empezó en mi amiga y terminó en mi espalda y decidí que iba a ser mejor no moverse más. Me quejé bajito, sintiendo todo mi cuerpo cortado y dolorido y empecé a abrir mis ojos lentamente, sonaba imposible pero incluso hacer eso me dolía. No en el cuerpo, pero en la cabeza. Y no era para menos, estuve gritando y sufriendo casi 12 horas, creo que era de esperarse que me dolerían hasta las uñas.
-¿Amor? -preguntó Niall a mi lado, y se levantó del sillón donde estaba sentado. Él tenía ropa diferente, así que no sabía decir si habían pasado sólo unas cuantas horas desde el parto, o más-. ¿Cómo te sientes? ¿Necesitas que llame a alguna enfermera?
-Sí -logré contestar con voz ronca-, tengo mucha sed.
-De acuerdo bebé, ahora vengo -se agachó para besar mi frente y salió de la habitación. No gustó verlo así de serio, me había sonreído pero no tan felizmente, fue de alivio, no de felicidad. Y me sentía en desventaja porque no sabía muy bien lo que había pasado. Sólo recuerdo que Elvis salió de mí y que mi corazón empezó a hacerse más lento, que mis ojos se hacían pesados, luego recuerdo estar a punto de perder la conciencia, y no dejaba de pujar.
Enseguida entró una mujer pequeña y mayor con una sonrisa muy cálida cargando una bandeja con un vaso grande de agua, Niall la seguía, caminando lentamente. La mujer aplastó un botón en mi cama y me empezó a subir. Oh, no, no, no, esto duele demasiado.
-Perdón linda, pero si tomas acostada te puedes ahogar -se excusó, pasándome el vaso-. Di a luz cinco veces y ninguna de ellas fue mejor que la anterior. El dolor es común, no te preocupes.
Traté de hacer un sonido con mi garganta pero no pude. Mi mano estaba demasiado débil para sostener el vaso y la mujer me tuvo que ayudar a mantenerlo ahí hasta que me tomé toda el agua. Mi garganta se sintió mucho mejor, logré carraspear y sonreírle levemente.
-Gracias -susurré-. ¿Y... y mis cosas bonitas donde están?
-Ellos están bien, linda, no te preocupes -acarició mi mano-. Estuviste inconsciente tres días. Pasaste por un momento muy difícil pero ahora todo está bien. La pequeña dulzura, Avalanna estuvo en peligro pero ahora está muy bien. Y Elvis... um, el pequeño es un niño fuerte y hermoso, está perfectamente bien.
-¿Qué le pasó a Avalanna? -recalqué su nombre y a pesar del dolor me senté más recta-. ¿Por qué estuvo en peligro?
-_____, cálmate -dijo Niall acercándose a mí-. Está bien ahora, eso es lo que importa. Avalanna es pequeña, como tú, tiene ojos azules y es rubia al igual que Elvis.
-¿Por qué estuve inconsciente tanto tiempo? Demonios, odio esta sensación ¿He muerto de nuevo?
-No, pero estuviste cerca -apretó mi mano, mirándome profundamente y resopló, espantando la mirada preocupada un segundo-. ¿Puedes, por favor, dejar de casi morir? Se está haciendo viejo y no me gusta preocuparme tanto.
-Trataré, pero no prometo nada.

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No morí de nuevo, y mis dos hijos nacieron bien, lo cual fue genial.
Avalanna tuvo unas cuantas complicaciones graves porque cuando ella estaba saliendo yo perdí la conciencia y tuvieran dificultades para sacarla sin mi ayuda, además era más pequeña que un niño normal de su edad, al parecer Elvis se comió todo el alimento que debía ser repartido entre los dos y ahora él es un niño demasiado grande. El doctor dijo que eso era algo común con los gemelos y que ella crecería perfectamente siempre y cuando le diera mucha leche materna, bueno, eso sería incomodo pero lo iba a hacer. Además, a Niall se le ocurrió contarme que estuve todo el maldito embarazo en problemas, todo hubiera podido haber salido mal, y yo ni siquiera lo sabía. Aunque una parte se alegró por no saberlo, porque todo es más fácil cuando uno ignora algunas cosas.
Pasó una semana antes de que me dejaran siquiera levantarme sin ayuda. El dolor seguía ahí aunque ya no era tan fuerte, no pude ir a ver a mis hijos pero Niall me enseñó muchas fotos de ellos. Eran hermosos. No voy a mentir, la mayoría de los recién nacidos son feos, pero mis hijos no. Quizás porque ya había pasado mucho tiempo y la hinchazón se había ido, pero ellos eran preciosos. Los ojos de Avalanna eran azules, grandes y bonitos, y en todas las fotos salía mirando a Niall fijamente, con algo parecido a una sonrisa en sus tiernos labios. Elvis salía dormido en todas las fotos, o llorando, y era el bebé llorón más hermoso de todos.
-Mañana podremos regresar a casa, con los mocosos -murmuró Niall con la voz contenta, abrazándome por detrás y besando mi cabello. Sonreí y me relajé más contra él-. Estoy tan agradecido de que todos estén bien.
-Yo también -contesté, volteando ligeramente hacia atrás para mirarlo-. Nunca vuelvas a esconderme algo como lo del embarazo ¿está bien? Estuviste todo este tiempo guardándotelo, hubiéramos podido al menos sufrir juntos.
-No quería que te preocuparas y todo fuera peor. Además, tú estuviste el año pasado teniendo ataques y jamás me lo dijiste hasta que me abandonaste, y creo que eso fue peor.
-Por dios, supéralo de una vez, amigo -me reí bajito.

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-Oh, preciosa, eres una ternura -murmuré bajito y con tremenda voz de idiota, inclinándome hacia mi hija para besar su pancita suavemente y jugar con sus manitas-. ¿Por qué eres tan hermosa? Ah sí, porque eres mi hija, por eso.
-Que modesta -se burló Niall poniendo sus manos en mis caderas sin aviso alguna, asustándome.
-Bueno, es verdad -me recompuse, acomodé a Avalanna más al centro de la cama y me volteé hacia Niall para pasar mis manos por su cuello y apretarme a él.
Mi cuerpo rápidamente volvió a su estado natural, bueno, excepto mis pechos, ellos se quedaron demasiado grandes porque aun tenía que alimentar a mis hijos y eso, y no era para nada como que yo los odiara, los amaba por completo, y Niall también, por supuesto.
Se sentía genial poder volver a abrazarlo sin ningún impedimento entre nosotros, y creo que él sentía lo mismo, lo podía decir por cómo seguía pasando sus manos por todas partes, haciendo ruidos con su garganta y juntándonos cada vez más. Me reí contra sus labios, pensando que estaba actuando como un ninfómano adicto al sexo, y entonces recordé que su ultima vez fue también mi ultima vez y me dio un poco de lastima. Bajé mis manos lentamente, acariciando por donde pasaban y las moví hasta que estuvieron pasando por su espalda, debajo de su camisa. Apenas Niall se despegó de mis labios para besar mi cuello cuando un chillido nos interrumpió.
-Maldita sea, Elvis -se quejó, apartándose a regañadientes de mí-. ____, te juro que llora a propósito, ese pequeño diablo, sólo porque sabe que es algo malditamente molesto.
-Cierra la boca y ve por él.
Me miró mal antes de irse caminando rápidamente hasta su habitación.
-Agh, algún día voy a cobrármelas, pequeño demonio -lo escuché murmurando tiernamente desde la habitación de Elvis y sonreí. Debió haberlo levantado porque dejó de llorar inmediatamente-. ¿Eso era lo único que querías, cierto? ¿Arruinar mi momento? Sabes, tarde o temprano va a llegar mi venganza, nunca te voy a dejar tener sexo, hasta que te cases, de puro coraje.

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Oliiiwiis! 4 Votos y la sigo.

La Lista Del Cubo Perfecto (Niall&Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora