Sólo por ti...

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...Y, en una maldita noche, decidí raptar estrellas, robar constelaciones; sólo para ti. Sólo para descubrir que, ni aún llenando mis frágiles brazos, ni aún hiriéndome o quemandome con el fulgor de miles de luceros serías feliz.
Entonces, desesperada, me pregunté, ¿qué podría hacer?.
Y en mi caos, en mi hermosa desesperación, una estrella habló; una astuta y maldita estrella...

—¿Quieres darle felicidad?— dijo ella. — Conviertete en una de nosotras. Somos radiantes, hermosas y casi eternas, damos felicidad y compañía a los que nos observan. Creeme, él morirá de felicidad gracias a ti.

Y, haciéndole caso, me deje absorber por ella. Mi cuerpo, mi esencia, mi ser y gran parte de mi alma; fueron fundidos en el corazón de aquella estrella y luego se dividió en dos, para darle lugar a mi nuevo cuerpo celestial; dejando atrás mi vida mortal para convertirme en un ser efiramente eterno.

Pero luego, te vi, en la tierra, buscándome desesperadamente.
El viento se rehusó a ayudar que mi inexistente voz llegase a tus oídos, las rencorosas constelaciones se rehusaron a dejarme bajar al mundo mortal para acariciar tu piel y el traicionero cielo me escondió detrás de sus nubes para que tú jamás me encontrases.
Y no pude hacer más que observarte, durante varias lunas, lamentarte, sollozar y gritar mi nombre humano. Hasta que al final, tu frágil cuerpo mortal no pudo resistir tanta agonía...

Y moriste. Moriste de dolor, de angustia, de melancolía y soledad gracias a mí.

Y entonces comprendí, que lo unico que añorabas, lo único que te haría feliz era solamente tenerme a tu lado...

Lo siento.

Fragmentos InconclusosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora