Me quedé mirando al teléfono, sin parar de llorar. Levanté mi cabeza y miré el reflejo en la ventana. Suspiré. Sólo tenía una opción. Llamarlo. El tono sonó una, dos, tres veces...
-Buenas noches, Paloma -sonó la voz del otro lado.
-Buenas noches, Adrián. ¿Cómo estás? ¿Y tus chicas?
-Bien, estamos bien.... pero tu no, ¿verdad? Tu voz no es la de siempre. ¿Te pasa algo?.
-No, la verdad es que no estoy bien -contesté sollozando- necesito tu consejo, ¿tienes tiempo para vernos? Hoy es muy tarde, pero si quieres, mañana, podemos tomar un café.
-No, tranquila, no es tarde. ¿Estás en casa?
-Sí, pero no podemos vernos aquí. ¿Quieres que nos veamos en la cervecería del centro comercial? -propuse.
-Muy bien. Dame media hora y nos vemos.
La voz de Adrián sonaba preocupada. Estaba preocupado por mí. Hoy no es mi mejor día, y creo que se ha dado cuenta de mi tono de voz.
Sabía que algo estaba pasando con Sergio, y no entendía qué. Estaba con él desde los dieciocho, y nos casamos jóvenes, con veinticuatro años, cuando me quedé embarazada. Ahora, con mis veintisiete, Sergio yo teníamos muchos amigos comunes. De mi etapa anterior, antes de conocerlo, sólo estaba Susana, mi compañera del colegio. Pero ella vivía en Italia, con un marido y una pequeñina estupendos. Salió corriendo y lo dejó todo por amor. Preparar su boda fue maravilloso, y creo que sufrí bastante más que cuando preparé la mía. Pero sí, era tarde, y no podía llamar a Susana. Tampoco quería llamar a Fran, mi hermano mellizo, mi familia se preocuparía y le cogería aún más manía de la que le tenían. Así que mi única opción, mi única baza para hablar de mis dudas, era Adrián.
Necesitaba hablar con alguien que no se pusiera de parte de Sergio, que intentara ser objetivo.
Adrián, mi ex, mi primer amor. Nuestra historia siempre fue diferente, pero ahora somos amigos. Él tiene una pareja y una hija preciosa.... como yo. Cuando nos vemos, siempre hablamos de nosotros, de nuestros sentimientos, de los amigos y la familia. Creo que fui la primera persona a la que le contó, emocionado, que iba a ser papá.
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Almas unidas, vidas separadas
RomancePaloma y Adrián se enamoraron con diecisiete años. Han pasado diez años, sus vidas fueron cada una por un lado, pero sus almas siguen unidas, llámandose de nuevo para volver a encontrarse. Una historia a través de pequeños momentos de encuentros, de...