28 de febrero.

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  Varias miradas se posaban en mí, los jueces estaban anotando algunas cosas aunque la música todavía no sonaba. Una música delicada indicaba que era mi turno, me puse a patinar al compás, recordando paso por paso mi coreografía. Me preparaba para hacer el doble salchow, y caí mal, haciendo que me quiebre la muñeca y abandonando ese torneo, en el que había trabajado casi todo un año, un nacional.   

Recuerdos del vientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora