El destino.

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Narra Alai:

Miro la hora, Pablo hace rato que tendría que haber llegado. Espero que no le haya pasado nada, desde que volvió a trabajar no me puedo relajar cuando no está en casa. Lo hablamos un montón de veces, le dije que no se preocupe por mi que yo voy a estar bien, pero lo que nunca me deja tranquila es lo que le pueda pasar a él. Ya casi lo pierdo una vez y fue lo peor que me pasó en la vida. 

- Señorita, aquí está su bebida - me dice el mozo muy amable. 

- Gracias - le sonrió y pruebo mi trago, dulce y fuerte como me gustan. 

Vuelvo a mirar el reloj y ya pasó otra media hora más, saco el celular y me doy cuenta de que está apagado. Me quedé sin batería, espero que Pablo no me haya llamado porque seguro que está preocupado. 

Alguien se sienta detrás de mi y cuando corre la silla me choca. 

- Perdón no te... ¿Alai? 

Lo miro estupefacta. - ¿Gonzalo? 

- Eh, perdón no te vi - se disculpa por chocarme con la silla. 

- Mi amor, ¿estás bien? - me dice Pablo acercándose y también se queda helado - Hola Gonzalo. 

- Hola - responde Gonza con frialdad. - ¿Así que están juntos? 

Me sorprende que lo pregunte - Sí - digo con un hilo de voz. 

- Entonces el mail estaba en lo cierto - dice pensativo.

- ¿De qué hablás? - le pregunta Pablo nervioso. 

- Me llegó una amenaza por correo diciéndome que retomaste el caso y que era una pena que no cuides a tu chica, refiriéndose a Alai parece. 

- Sí, a mi también me llegó una amenaza. - le dice Pablo y me mira a los ojos - ¿Viste algo raro? 

No entiendo nada de lo que dicen, todavía no me puedo reponer de estar frente a Gonzalo y Pablo al mismo tiempo. - ¿Eh? no, creo que no. 

- Parece que te estaban siguiendo nena porque sabían que estabas acá y así vestida - hace referencia a mi vestido celeste.

- No Pablo, en serio no noté nada fuera de lo normal. 

Se escucha un disparo y el vidrio del bar se rompe haciendo saltar astillas para todos lados. 

- ¡Al suelo! - grita Pablo cubriéndonos a mi y a Gonzalo. 

La gente empieza a gritar asustada y más disparos se escuchan, Mariano se toma el hombro y se agacha para que no lo alcancen otra vez. 

- ¿Estás bien? - le pregunta Gonzalo preocupado. 

- Me duele el hombro un horror pero creo que no es grave - le responde Mariano presionando su herida. 

Pablo levanta la cabeza y visualiza a alguien supongo, no alcanzó a ver. 

- Gonzalo, quedate con Alai. Ya vengo - Gonzalo me mira a los ojos nervioso y luego asiente con la cabeza. 

Quiero decirle a Pablo que no vaya pero no me da tiempo, ya se marchó agachado hacia el lugar de donde salen los disparos. Quiero seguirlo pero Gonzalo me sujeta del brazo. 

- No Alai, te quedás acá - me dice autoritario.

- Gonza es peligroso, le puede pasar algo malo - le suplico. 

- Él sabe lo que hace, si vas lo único que vas a conseguir es estorbar - la forma en que lo dice me hace estremecer, Gonza aún me odia. 

Entre las sillas observo a Pablo, parece que divisó al sujeto porque apunta con su pistola y dispara, el sujeto también lo hace y puedo verlo encorvarse para que las balas no lo alcancen. Sale de su escondite y vuelve a disparar, esta vez nadie responde, parece que le dio. 

Dime quién soy yo, sin ti a mi lado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora