Luz entre las sombras:Episodio IV

167 20 4
                                    


-Es... Es mi...-no alcanzaba a concluir la oración, simplemente no podía.
Siempre supe que estaba muerto, debía estarlo, pero verlo con mis propios ojos era mucho mas espeluznante de lo que creí. Recordaba todos los detalles. Un funeral. Mi funeral. Las personas creaban un circulo, y yo sabia sus nombres, el de todos y cada uno de ellos. Will sufría espasmos y las lágrimas seguían brotando de sus ojos. El no lloraba en el funeral. Simplemente se limito a observar la fina piedra pulida. Tal vez lo hacia porque no fue capaz entonces, o bien solo era el hecho de que yo estuviera allí. Si podía decirse que en realidad lo estaba.
El hecho es que no alcance a descubrir por que Will Solace lloraba ahora, ni por que no lo hizo en el pasado. Ya que sus dedos se cerraron sin que me diera cuenta sobre mi esquelética muñeca; e incluso mas rápido, solo unos segundos después, me estaba besando. Ocurrió demasiado deprisa como para que siquiera pudiese reaccionar. Pero no fui capaz de alejarme. Porque después de aquellos últimos días, incluso después de haber renacido como un ángel, las cosas tenían sentido. Me sentía mas humano que nunca, y mas vivo. A pesar de que los recuerdos dijeran lo contrario...simplemente permanecí allí, inmóvil, sin tener idea sobre que hacer ni como pensar sobre esto.
En algún punto de la situación mis ojos se cerraron. Algo se rompía dentro de mi, una especie de cerradura abstracta que se encontraba en aquel sitio desde el momento de mi Inicio y ahora, poco a poco, se desvanecía. Los labios de Will apenas rozaban los mios, sus dedos de alguna forma se encontraban ahora enredados en mi cabello casi acariciándome la piel en la nuca. Sentí escalofríos al recordar la forma en que me sostenía entre sus brazos, como si aguardase a que cayera en cualquier momento. Sinceramente yo también lo creía. Después de todo esto era nuevo, completamente nuevo para mi, porque se supone que los Oscuros jamas tenemos este tipo de sentimientos. No nos compadecemos de la miseria humana, no apreciamos sus debilidades, no amamos cada mínimo defecto. Solo nos dedicábamos, yo me dedique durante todo aquel tiempo, a atesorarlo. Guarde, podría ,decirse con mi vida cada una de ella. Sin pensar ni un momento en como hacían tan especial a cada persona. No hasta que me encontré de esta forma con Will. El Will que lloraba y gritaba, el Will de la sonrisa amable y los ojos brillantes. El mismo chico que solo miraba una tumba apartándose del resto, tratando de mantenerse en pie.
-Discúlpame...
Entonces no pude evitar sonreír. Porque la persona que estaba frente a mi, no era mas que eso. Un simple adolescente demasiado confundido y devastado como para seguir adelante de la forma en que antes lo hacia. Simplemente lo observaba, no del modo en que alguna vez lo habría hecho tratándose de un recuerdo. Deseaba con toda mi voluntad ser un humano nuevamente y con Will Solace a mi lado, ahora esa meta no resultaba del todo imposible.
Traté de aislar lo que mis pensamientos me decían sobre aquello, como era una mala idea, la peor que tuve desde que decidí cruzar la Línea. Pero ya no importaban. Si los Ancianos y los demás Oscuros querían revocarme o repudiarme de cualquier forma, pues que lo hicieran. Ya estaba lejos de ser importante. Ahora tenía un nombre, un nombre que acarreaba consigo toda mi identidad, la que ellos me habían robado. Quizá no fuera su intención. De algún modo ya debía ser así cuando ocurrió todo. Cuando desperté solo y sin memoria en absoluto sobre el frío suelo caótico de La guarida, cuando me asignaron mis primeros recuerdos, cuando dijeron que solía ser humano y en ese momento comenzaba a ser una parte mas que imprescindible de la humanidad que alguna vez tuve. Luego aparecieron los sueños, Bianca junto a ellos. Mi hermana. La única persona que creí tener en el mundo de los hombres y por la que me arriesgue a regresar.
Gracias a ella ahora tenía todo esto. Gracias a ella Will me encontró...
No dudé ni un minuto mas. Aunque bien no tenía ni la mas mínima idea sobre que demonios intentaba hacer. Sin embargo me acerque al rostro del chico de los ojos azules y brillantes, dudando por un momento la forma en que todo se fuese a dar. Sobre todo después de lo que ocurrió en el parque cuando lo abracé después de tanto tiempo. Podría resultar peligroso. Quizá el enloqueciera después de esto. Pero algo me decía que Will llevaba sin cuidado el hecho de que solo era capaz de regresar le los recuerdos tristes, ya que al reparar en lo que trataba de hacer -sin ningún tipo de éxito debo agregar- volvió a ahuecar mi rostro entre sus manos. Manos de médico, que eran capaces de sostener a los convalecientes tan bien como lo eran de sostener a un medio ángel medio humano. Y lentamente sus labios reclamaron un sitio entre los mios.
Al inicio de forma igual de delicada que en la primer ocasión. Poco a poco pude sentir como añadía fuerza, no solo en el beso, sino también en todo lo demás: sus manos deslizándose hacia mis hombros, la forma en que recostaba el peso de su cuerpo sobre el mio, nuestras narices rozándose una contra la otra conforme nos hallábamos mas y más cerca.
A <<ella>> posiblemente le hubiese escandalizado la idea de nosotros. Dos hombres, dos personas completamente distintas, un ángel y un humano, luz y oscuridad... Si, lo cierto es que la combinación resultaba extraña cualquiera fuera la forma de la que se lo mirase. Pero ¿acaso tenía que sentir culpa por ello?¿Qué era lo que estaba mal respecto a nosotros? Aparte las dudas de mi mente, forzándolas a quedarse sepultadas allí; conjunto a los demás prejuicios e interrogantes que amenazaban con seguir atormentándome. Ya tendrían su momento para brillar. Ya que, mas allá de todo, no siempre sería de este modo. Porque él moriría y yo lo vería morir, repitiendo la historia. Aún teníamos este momento, en el que no podía hacer mas que fundirme y aguardar al instante que le seguía. Después de todo el hijo de Apolo si hacia justicia a su nombre. El era luz donde yo oscuridad. Allí, estando los dos juntos eramos especiales. Recuerdos. Memorias. Se supone que nadie conocía el secreto. Cuidábamos con nuestras propias manos algo que nos fue arrebatado...Sin embargo embargó él era distinto, era capaz de ver mas allá de eso. Supe que algo había cambiado, para bien o para mal. Con el junto a mi podíamos ser libres, algo que jamas pensé en esta vida. Tal vez tampoco en la otra.
De algún modo acabe aprisionado entre su cuerpo y los almohadones. Mi rostro sobre el hombro de Will. Podía sentir el aroma que desprendía : jabón cítrico y algo antiséptico. Por alguna razón recordaba aquello, al igual que cientos de otras cosas que hacia minutos me resultaban imposibles. Por ejemplo la idea de un abrazo, o el calor, sólo eran concepciones abstractas para mi hasta ahora. Pero fui capaz de sentir ambos.
...
La idea de dormir cerca de alguien en algún sitio que no fuese la roca fría de mi mundo, resultaba escalofriante. Aun así, aquí estábamos. No existía ninguna palabra que fuese capaz de enunciar en un idioma mas allá del del de los recuerdos y los símbolos, el Aletheia que todos los Oscuros éramos capaces de comprender y leer.
Supe que era de mañana. La trémula luz del amanecer se filtraba por los vértices de la ventana. Una de las manos de Will me rodeaba por la cintura , mientras que la otra se sostenía sobre mi torso con la palma abierta. Apenas si tenía la materia suficiente como para ser tangible, pero él parecía estar arreglándoselas bastante bien con la naturaleza etérea de mi persona que apenas se filtraba en esta realidad. Por un momento temí que un Guardián o alguno de los buscadores se apareciera por allí. Habían pasado ya cuatro días y no seria de extrañar que sucediera. Sin embargo desde el momento en que abrí los ojos, nada en absoluto, mas que los sueños ajetreados del semidiós, se colaron en el lugar.
Esa noche no soñé. Y comenzaba a extrañar las verdades encubiertas que se escondían tras las cortina de la inconsciencia. Siempre recordaba mis sueños, por lo cual no cabía opción de haberlos olvidado. Pero ¿qué tal si así fuera?¿estaría omitiendo algo importante? Un cosquilleo incomodo comenzó a apoderarse de mi, tal como cuando me encontraba en el parque. Temí por un momento volver a padecer aquella situación... Los momentos pasaba y nada acababa ocurriendo. No tenía idea a que se debía la sensación, aunque supuse que debía de ser algo importante.
Tuve poco tiempo para pensar sobre ello. En realidad siquiera se puede decir eso, porque al momento en que comenzaba a volverse mayor, Will se removió a mi lado, abriendo los ojos de par en par. El malestar se desvaneció en seguida, reemplazado por el hecho de que repare en nuestra situación. Apenas si la delgada ropa que he llevado desde siempre -la cual tampoco era del todo ropa- era lo único que en realidad me separaba físicamente del joven rubio. Por lo cual, me hallaba allí, de aquella forma; en una cama... De acuerdo, detente Di Angelo. El sonrió en mi dirección. Creo que había captado la razón de mi repentino sobresalto.
-¿Estás bien?-susurró, la misma voz suave y casi musical de siempre.
-Aja...-Murmuré entre dientes.
Definitivamente me sonrojaría si fuera el caso, el cual por suerte no era. Después de todo la situación era sin lugar a duda cómica. Podría saber mucho sobre muchas cosas, esto incluido, y aun así el solo pensarlo me aterraba. Lo cual no dejaba de ser patético, mas aun si le agregaba todo el extra de chico ángel. Definitivamente me estaba volviendo cada vez mas humano. Aunque bien ahora dudaba que aquello puediera ser en realidad del todo negativo. Solace se propuso decir algo, lo cual no pudo hacer, ya que alguien comenzó a llamar a la puerta con demasiada insistencia. Una y otra vez, dando buenos porrazos a la madera lustrada.
Una oleada de terror me recorrió el cuerpo , y no pude evitar pensar en todas las posibles formas en las que todo acabaría saliendo mal de un segundo a otro. Clave mis ojos en los de Will, quien de inmediato se incorporó sobre la cama para salir disparado en dirección a la puerta de entrada. Debí decirle que tuviera cuidado, pero cuando intente abrir la boca para hacerlo, las palabras simplemente se negaban a llegar. Para cuando hube recuperado el aliento, él ya estaba abriéndola, dejando a ver una figura -por suerte humana- en el umbral.
Por completo cubierta de nieve apareció allí la misma muchacha que había visto aquella primera noche entre los humanos. De alguna forma sentí que debería conocerla, a pesar de que algo en todo lo que estaba ocurriendo parecía fuera de lugar. Tal vez era yo. Cabían grandes posibilidades de que así fuera. La esbelta silueta de la mujer, avanzó tambaleante y algo confundida a través del amoblado de la sala. Supuse que sería joven, tal vez no mayor que Will. Aunque si bastante desmejorada. Lucía el cabello negro desgarbado, sus ojos rodeados por profundas sombras negras y la piel morena de un tono exageradamente enfermizo que no podía ser natural. Por supuesto que yo no era médico, sin embargo se notaria a leguas que ella padecía algún tipo de enfermedad. Sospechaba que sería una de las graves, de caso contrario no estaría con tanta prisa.
Will cerró la puerta tan rápido como la abrió, dirigiendo me una mirada cuyo significado mas tarde logre comprender como un : "ocultate", ya que no había considerado por cuenta propia el que ella pudiera verme. Aun así sospecho que no fui del todo veloz, ya que al reparar en la mirada del semidiós, la recién llegada volteo de lleno hacia mi. Bien, no fue lo peor, por supuesto que no. En cuanto sus ojos se clavaron en mi, pareció perder el poco control que tenía sobre si misma, y propinando un alarido desgarrador, rompió a llorar. Siquiera tuve un segundo para disculparme con Will por mi evidente capacidad de arruinarlo todo. Como un as de luz, el hijo de Apolo, me tomo por la muñeca, jalándome de regreso a la habitación y trabando la cerradura tras él.
-Disculpa...no tenía idea...yo solo...- pretendi excusarme.
Will negó exhausto con la cabeza, volviendo se hacia la habitación contigua. Lucía más adulto que el día anterior, como si el peso de todas sus acciones hubiese caído nuevamente sobre sus hombros junto con la llegada de aquella mujer.
-¿Tu no recuerdas la foto?-murmuro- La de la repiza...
-Si....
-Pues entonces debes reconocerla- su vos poco a poco se volvía mas grave y perdía aquel tono musical que tanto me agradaba.
Ella no parecía pertenecer a un lugar como el Campamento, donde habían tomado la fotografía de la que hablaba. Todos los chicos allí lucían, sino alegres, fuertes y enteros . Ella en cambio estaba rota, quebrada en mil pedazos.Resultaría increíble convencerse de aquel tal cosa.
-Ella se encontraba allí...es Reyna, Reyna Ramírez Arellano.

***
H

i guys. Tarde pero seguro, apareció la parte de Solangelo enserio (yay(?). Al fin.
So, 300 leidas :D. No se si es mucho pero a mi me parece mucho considerando que la única persona que lee lo que escribo es mi profesora de literatura ( fan número 1) y alguna que otra personita.
Para el la próxima actualización voy a frenar un poco la historia de estos dos y a profundizar un poquito mas el personaje de la ella, ya sabrán por que.
Ezo ez todo, me voy a seguir viendo Doctor Who y ser devorada por artrópodos femeninos que se alimentan de mi plasma sanguíneo.
Salut; Della,etc.
Pd: gracias a todos -dos puntos tres-

Around us: Sombras del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora