Todo el fin de semana estuve ida, pensando en él. Apenas pude concentrarme en Adeline y su familia, a excepción del sábado en la noche, cuando me hizo soltarle toda la verdad.
Ella sabía que tuve un novio antes de mudarme a Londres, y que no concluimos en buenos términos, pero no estaba enterada de los detalles, ni mucho menos de que ahora estaba con mi clase.
Le narré todo y su respuesta fue simple y contundente:
-No seas idiota, ese chico es guapísimo. Apúrate, porque sino te juro que voy yo por él.
El lunes traté de pensar en algo más, y lo logré al pasar toda la mañana en las labores de la casa y en la tarde perdiéndome un rato en Regaen's Park.
Casi cayendo la noche, cené con Isabella y mamá en un restaurante turco en Camden, y logré distraerme un poco.
El martes, llegué más temprano de lo habitual, Isabella fue a la cafetería y yo me dirigí de inmediato al aula, teniendo la suerte (no sé si mala, o buena) de que Ignazio había tenido la misma idea que yo y ya se encontraba ahí.
-Hola.
-Hola.
Le sonreí levemente y me acerqué a él para saludarlo con un beso en la mejilla. Mi sonrisa se extendió por mi rostro mientras él besaba mi mejilla, cuando no podía verme. Comenzaba a entusiasmarme tenerlo cerca.
Era una reacción tardía, ya que en las dos semanas anteriores no había hecho más que sentirme incómoda por su presencia, y apenas ahora comenzaba a darme cuenta de que el destino había puesto al amor de mi vida frente a mí, otra vez.
Sin embargo, no quería ilusionarme, quería una explicación, una razón para todo lo que él dijo aquella noche, y no sería capaz de dejarlo entrar a mi corazón nuevamente hasta no saber esa razón.
Pero comenzaba a cuestionar si podría soportar mantenerlo fuera de mi corazón durante cinco días más.
Ignazio acarició mi mejilla y me sonrió, mirándome a los ojos.
Yo tomé su mano con la mía y la quité de allí, llevándola a su pecho.
-Aún no es sábado...
-Pero cuento las horas para que lo sea.
Sonreí de nuevo y me hice hacia atrás para dejar mis cosas en el escritorio, ese tipo de contacto era peligroso. Sabía que el abrazo y la planificación de la salida del sábado nos habían acercado mucho más, pero tampoco podía permitir tanto, al menos no si quería llegar al sábado.
La tarde transcurrió normal. Los niños ya casi estaban listos con el Himno De La Alegría, lo hacían excelente y estaba orgullosa de ellos.
El miércoles llegué justo sobre la hora, por lo que no estuve a solas con Ignazio en ningún momento, ya que en recreo fui acaparada por Isabella. Ese día transcurrió entre miradas furtivas de ambas partes y una que otra sonrisa. Cada vez me sentía más como antes.
El jueves salí un poco más temprano que de costumbre. Entré al salón con Isabella y me sobresalté terriblemente cuando justo al cruzar la puerta, un brazo me tomó de la cintura y me haló.
Ignazio, quien estaba estratégicamente ubicado junto a la puerta, me había tomado de la cintura para apegarme a él, quedando entre la pared y yo.
Isabella le sonrió y cerró la puerta tras de si.
Yo sentía que moriría en ese momento. Eran demasiadas las sensaciones que se acumulaban en mi interior al estar aplastada contra su pecho. Ni siquiera sabía cómo reaccionar.
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Paura D'Amare [Ignazio Boschetto]
FanficLos seres humanos estamos condenados a temer al cambio, a lo desconocido y a lo que creemos que podría dañarnos. Preferimos estar en una zona de confort, creando murallas a nuestro alrededor en inútiles intentos de alejarnos de aquello a lo que teme...