Capítulo 16: El final.

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Era una noche muy fría, alrededor de los 10°C, el cielo estaba demasiado oscuro y unas grandes nubes amenazaban con desatar una tormenta. Con tan solo ver hacia arriba se podía ver una gran conexión entre el cielo y los sentimientos de los jóvenes, ambos mostrándose fuertes pero con unas inmensas ganas de soltar unas cuántas lágrimas. Todo era oscuro, nada de color.
Después de tanto tiempo sin respirar aire fresco, se les hacía difícil recordar que había vida más allá de aquel horrendo bosque.
Ben, Thomas y Clara se dirigían ahora a la comisaría, la cual estaba a no menos de una hora del lugar. Nada de esto se les hubiera ocurrido al escuchar la sirena de la policía, imaginaban salir de allí e irse a sus casas. Pero no, estaban esposados en la parte de atrás de una patrulla, junto a un oficial vigilándolos, como si acabaran de asesinar a sus amigos.
A unos metros de distancia les seguían los padres de los cinco, en sus respectivos vehículos.
Todo era tan duro, había un incómodo silencio. Todos sabemos que conducir en mal estado mental es igual o peor que conducir ebrio, y eso es lo que ocurría. Cada conductor conducía por inercia, porque sus piernas ya estaban acostumbradas a pulsar el acelerador, y sus manos a darle dirección al volante, pero sus mentes no se encontraban allí mirando el camino, se encontraban divagando en sus pensamientos.
Los padres de July y Josh, lloraban desconsoladamente, los oficiales fueron demasiados fríos en un tema demasiado profundo, y por lo que dieron a entender, los amigos de sus hijos eran asesinos o se habían vuelto completamente locos.

-Clara, ya, deja de llorar por favor - pidió Ben apoyando la cabeza sobre su hombro.

-Simplemente no puedo - respondió acelerando el ritmo en que las lágrimas caían.

-Saldremos de esta, lo prometo - besó su frente.

-Nadie será acusado injustamente, si son inocentes la justicia lo probará - repitió el oficial sin despegar la vista del volante.

-Chicos, ¿saben qué? - suspiró Thomas - estas últimas semanas los he sentido más cerca que nunca. Creo que esta experiencia nos sirvió para profundizar nuestra amistad - agregó.

Ambos rieron, pensando que su amigo estaba haciendo una broma, pero esas palabras eran una radiografía de lo que sentía por dentro. A diferencia de los demás, y por alguna extraña razón, estaba tranquilo.

-Thomas, deja de bromear quieres, esto es serio.

-¿Qué? ¿No puedo expresar lo que siento por ustedes? - preguntó sin comprender que no era quizá un buen momento.

-De acuerdo, de acuerdo, nosotros también te queremos.

-Yo nunca dije que los quería, Ben.

De pronto los dos oficiales que se encontraban en la parte de adelante de la patrulla comenzaron a reir de forma muy extraña y exagerada. Sus voces ya no eran las mismas, ahora eran extremadamente graves.

-Ey, ¿Están bien? - Preguntó Tonny, el oficial que viajaba junto a los chicos - ¿Chicos, qué pasa? - entre ellos solían llamarse chicos, aunque ya habían pasado esa etapa de su vida hace rato.

Al no recibir respuesta alguna, comenzaron a golpear los vidrios para captar la atención de los demás autos. Pero parecían no oír. Tonny intentó comunicarse con la policía científica, pero la radio no funcionaba.

Fue un microsegundo entre que Michael pronunció "¿Creyeron que se salvarían?" Y el auto se desvío del carril para estrellarse contra un inmenso árbol.

Y por qué no terminar como el principio, será mejor obtener todos los detalles, y quién mejor para contarlos que el que empezó con esta historia, Ben.

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