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-¡Papá mira!- exclamó James mientras corría hasta él, un escudo entre las manos-. ¡Adivina quien soy!

Steve sonrío con orgullo y se incoo para quedar a la altura del pequeño rubio.

-¿Eres él Capitán América?-

-Si- asintió James con emoción-. Soy un héroe y los héroes salvan a las personas, como él salvo a mamá.

-¿Eso te dijeron?- río Steve mientras dirigía su mirada hasta Lizzy, quien los miraba con una sonrisa en el rostro.

-Él la salvo del fuego, ella me contó toda la historia- explicó con un brillo singular en la mirada-. Y tío Howard y tía Peggy también me contaron muchas historias sobre él.

-¿Y quién crees que sea...?- Steve lo miro, esperando el momento preciso para decirle la verdad a James.

-Yo ya lo se- sonrío triunfante-. Pero no te preocupes- susurro abrazándolo con fuerzas-. Tu secreto esta a salvo conmigo papá...-

•••

-James lo sabe...- dijo Steve mientras baja lentamente el cierre del vestido de Lizzy.

-¿Qué cosa?- la castaña giró sobre sus talones para quedar frente a él.

Sin duda alguna, el echo de que Lizzy estuviera desnuda frente a Steve, lograba hacer que su cabeza comenzará a dar vueltas. Esta no era la primera vez que veía en primer plano la valides de su piel, pero cada vez que la sentía así de cerca, sentía como si fuera la primera vez.

-Que soy él Capitán- susurro dejando caer su mirada sobre el desnudo cuerpo de su esposa. Era completamente hermosa.

-Es nuestro hijo- sonrío Lizzy mientras llevaba sus manos al pecho de Steve y comenzó a quitar la camisa del mismo, seguido por sus pantalones.- Tiene derecho a saberlo...-

Steve creía saber cómo controlar su cuerpo, pero las caricias de su amada son las que lo llevan a un delirio inminente sin siquiera dejarla besar.

Pero eso se arreglo. Con sus manos, sujeto el delicado rostro de Lizzy y junto sus labios en un beso lleno de pasión, ansiosos de consumar su amor otra vez.

-Pensé que yo se lo diría- masculló él capitán mientras la sujetaba por los muslos y la alzaba en el aire, haciendo que las piernas de la castaña se enredaran en sus caderas. Logrando una deliciosa fricción entre sus cuerpos, poco a poco se estaban acercando al cielo.

-Él preguntó sobre mis marcas...- la voz de Lizzy salió en un hilo de voz, los labios de Steve sobre su cuello y el tacto de su piel contra la propia lograban adormecerla-. Quizo saber como ocurrió...-

Un gemido lleno la habitación cuando Steve recostó a Lizzy en la cama, con sumo cuidado, se cernió sobre ella y comenzó a besar cada centímetro del cuerpo de su esposa, memorizo cada lunar, cada marca que encontraba su paso la grabo en su mente a fuego. No iba a permitirse a si mismo olvidar algo de ella.

-Le contaste nuestra historia- sonrío él rubio cuando volvió a sus labios, para volver a besarla como la primera vez.

Un solo movimiento basto para lograr que ambos llegasen al cielo estando en tierra. Lo que ambos sentía era envidiado por los mismos ángeles al verlos en el acto más puro de verdadero amor. No había lugar en el mundo en donde ellos quisieran estar mas que en los brazos del otro. No existía fuerza que lograra volver a separarlos.

Él había pasado por muchas cosas a lo largo de su vida. Había sido humillado, maltratado, herido y amado. Lo habían alejado de Lizzy, le habían mentido y había sido atacado por quien creyó que eran sus amigos. Pero cada momento, en el que se mantuvo fiel a si mismo, habían dado como resultado su misma felicidad.

-He esperado toda una vida por ti Elizabeth Quill...- susurro Steve acariciando su rostro-. Y cada segundo a valido la pena.

Believe |Capitán América/Steve Rogers|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora