"Un Maslow muy comprometedor" [NAFDS#2] (con James Maslow)

Cap. 1 |"Un mal comienzo"|

Por fin, llegó el día que tanto esperaba, el día que tanto soñaba desde que conocí a aquel magnifico, guapo y tierno hombre, el día en el que finalmente mi amado James Maslow y yo nos casaríamos:
Ni siquiera pude dormir de la emoción la noche anterior. Sólo pensaba en como seria el día siguiente, la unión matrimonial, el banquete, y lo que más me ansiaba, la noche de bodas. Que era lo que iba a pasar en la noche de nuestra boda. Si a mi y a James nos llegaría a pasar lo que suelen hacer las parejas en su noche de bodas: una entrega en nombre del amor. Me descontrolaba saber si James y yo haríamos el amor esa noche.
La noche anterior, James y yo celebramos nuestra última noche de noviazgo antes del matrimonio, con una magnifica cena, planeada por él, quien hizo una reserva en mi restaurante favorito. El mismo donde meses atrás tuvimos nuestra primera cita. Fue tan romántico. Más cuando James me decía los miles de planes que tenía para nuestra luna de miel. Y yo como toda una sarcástica autentica, echaba a perder sus planes diciéndole «no puedo faltar a trabajo». Pero para que ir a mi trabajo, si con James tengo más que suficiente. Él me ama, y yo lo amo, muchísimo.
También esa noche, al llegar a nuestro departamento, James y yo lo hicimos. Pero cerca de la 1:00 de la mañana, lo eche a empujones y a la fuerza en contra de su voluntad de mi habitación, pues no quería que apenas amaneciendo me viera con el vestido de novia. Pues es de mala suerte que el futuro esposo vea a su comprometida con el vestido antes de la boda. Me dolió haberlo echado de mi habitación, pero lo hice por una razón.
Desperté tarde, pues me costó mucho atrapar el sueño a causa de la emoción. Lo que me despertó fueron unos violentos golpes ala puerta, como si quisieran aventar o tumbar de esta.
-no molesten. Tengo sueño -dije adormilada.
-mi amor, soy yo -respondió esa voz, jodidamente grave y sexy.
-¿que pasa mi amor?
-¿puedo pasar?
-¡no!
-¿por que no, corazón?
-por que estoy desnuda. ¿recuerdas?
-desnuda te ves sensual. ¿que te parece si pruebas un poco de este plato fuerte? -dijo con una voz excitante.
-por favor James. Comportate. Y quiero dormir. No me molestes -respondí algo molesta. Y no por que me haya molestado la respuesta de James, sino por la falta de sueño.
-lo siento mi amor. No era mi intención hacerte sentir mal -respondió lastimado-. Si te hace sentir mejor, ya me voy.
Y sin importarme en ese momento lo que sintió James, me volví a dormir. No sin antes revisar la hora en mi teléfono. ¡9:30 a.m.! Ya era muy tarde. No tardarían en llegar las estilistas para arreglar mi cabello. Al igual que Karen, Tori y mi madre, quienes vendrían a ayudarme a vestirme. Se me quitó el sueño en ese momento y me levanté de la cama. A partir de entonces empecé a sentirme mal, por haberle respondido tan mal a mi futuro esposo, el único hombre al que me entregué. Tenia miedo a que fuese capaz de cancelar la celebración. Me dieron infinitas ganas de ir a verlo para disculparme con él. Aunque fuese de mala suerte ver a la pareja antes de la boda, eso me importó menos, el corazón me lo pidió en ese momento, ver a mi amado.
Me levante de la cama, cubierta en una sábana y saque mi supuesta pijama del armario. Me vestí y salí de la habitación. Fui al baño y me lave la cara, la tenía espantosa. Me cepille los nudos del cabello y salí del baño. Fui hacia la habitación de James, y decidí tocar. Pero mejor no lo hice, me agache hasta la altura de de la entrada de la llave en el picaporte en su puerta. Fije mi ojo en la entrada de la llave y lo pude ver. Con ayuda de dos sastres que contrató, arreglaban de su traje. Lo único que hacia James era obedecer las indicaciones de los sastres, como estirar los brazos.
En su rostro no vi nada reflejada la felicidad. Tal vez la causa de su tristeza era mi mal humor.
Me enderece, se me acalambraron la piernas, y me dirigí a mi habitación. No tarde en cerrar la puerta, cuando tocaron de esta. Con la esperanza de que era James, abrí enseguida, pero eran Karen, Tori y mi madre, quienes vinieron a ayudarme para alistarme.