No puedo creer que sea él. Tanto tiempo sin verlo, tanto tiempo sin saber de él. Sabía que volveríamos a encontrarnos, pero no esperaba que fuera cuando estuviera con mi novio. Me empiezan a sudar las manos y como Sebas tiene agarrada una, no falta mucho para que se de cuenta. Alberto viene justo directo hacia nosotros pero aún no se percata de que estamos tan cerca de él, por fin me mira y abre los ojos como platos. Primero me ve a los ojos, luego mira a Sebas y por último sus ojos bajan hasta mi mano entrelazada con la de mi novio.
-Hola, Amanda- me mira con cuidado viendo mi reacción. Estoy tan asustada, ni siquiera lo recordaba pero ahora que lo veo, el recuerdo de todo lo que sentía por él me invade. Me armo de valor y pongo mi sonrisa más amplia hacia él, como si nada hubiera pasado.
- Hola, Alberto ¿Como te va?- me mira confundido.
-Bien... Tenía mucho tiempo sin saber de ti- se ve incómodo, todos estamos incómodos, Sebas está sonriendole a Alberto sin tener idea de quien es para mí.
- Eh... Si, estaba full con las clases. Te presento a Sebastián... Mi novio - me remuevo incomoda en mi puesto. Noto como una ráfaga de decepción pasa por sus ojos en un milisegundo, luego le sonríe a Sebas y le estrecha la mano.
- ¿Cómo estas, hermano? Un placer.- dice Alberto mirándolo fijamente a los ojos, se siente la tensión.
- Muy bien, gracias. Mucho gusto- ¡Ay! Creo que Sebas ya se dio cuenta de lo que pasa porque le da una sonrisa de "soy mejor que tú" y su voz es fría. Aparte lo trata con mucha educación, más de la normal.
- Eh... Fue un gusto haberte visto, Amanda- me mira con dulzura -. Hasta luego.- me abraza y me da un beso en la frente.
- El gusto es mio, hasta luego- le digo.
- Hasta pronto, Alberto- Sebastián estrecha su mano y Alberto le da una sonrisa, se voltea y sigue su camino metiendo sus manos en los bolsillos.
Okay... Eso que acaba de suceder no pudo ser más incómodo.
Alberto es... Lo más cercano que tuve a tener un novio, nos escribíamos, nos queríamos, nos celábamos, pero no eramos absolutamente nada ¿Que cómo pasó? Bueno, vivía en el pueblo y él en la ciudad. No podíamos ser nada porque nunca nos veíamos, pero él me estaba esperando para que cuando me viniera a la universidad, fuera mi novio legal. Justo antes de mudarme, me di cuenta que no me gustaba en realidad, sólo me gustaba como se portaba conmigo. Sí, dos años después fue que me di cuenta, y así fue como le rompí el corazón. Luego me lo encontraba las veces que iba a su universidad a visitar a Janny, pero siempre actuábamos de la misma manera que lo hicimos hace hace un momento.
- Amanda, ¿Quién era ese?- Sebas me saca de mis pensamientos hablando serio.
-Larga historia- le digo sin ánimos de seguir hablando.
-Tenemos mucho tiempo para que me cuentes- alzo mis ojos para verlo directamente a los suyos implorando una prorroga, pero hace caso omiso y comienza a caminar halandome con él. Bajo mis hombros en derrota y comienzo.
-Es una buena persona, me quiere mucho. Es lo mas cercano que tuve a un novio...
***
Después de contarle toda la historia, me sonríe y me da un tierno beso en los labios, toma mis manos y las enlaza con las suyas.
-No quiero ser egoísta, amor. Pero que bueno que no hayas decidido ser su novia, así pude conocerte y estar junto a ti.
-Jamás pensé que tú fueras un romántico empedernido, imaginé que eras un mujeriego desalmado, que lo tuyo era de una sola noche y ya-. Lo miro dulcemente.
- Lo era, pero desde hace 4 días no he querido estar con más nadie, quizá sea cierto eso de que cuando el hombre le quita la virginidad a la mujer, el que termina perdidamente enamorado es el hombre, aunque lo disimule- reímos juntos.
- Yo no quiero que esta relación vaya deprisa- le digo-. Se que ya hemos ido volando con todo esto pero de verdad me gustaría darnos nuestro postín, ir más despacio. Quiero que nuestra relación además de intensa, también sea bonita, que no se acabe rápido o que en lo posible, no se acabe nunca.
Me mira sorprendido. Así soy yo, nadie nunca espera un comentario reflexivo mío, pero vivo haciendo muchos de estos.
-Eres sorprendente, cuando uno piensa que ya no puedes seguir siendo tan... Tú. Vienes y dices algo más profundo- me mira con admiración, le brillan los ojos-. Pienso lo mismo, debemos disfrutar de esta relación. Aunque haya sido todo tan rápido, no me arrepiento de nada.
Es claro que no sabemos cómo paso, todo esto es tan confuso. No es que nos amemos ni nada, pero si hay sentimientos que nacieron de un día para otro. Me da miedo que así como empezó todo, termine.
- Tampoco me arrepiento de nada, amor.- le tomo la mano que está entrelazada con la mía, donde por cierto tengo mi anillo de platino. Ese fue un detalle muy hermoso y me siento afortunada de ser yo quien lo lleve.
- Vamos, te llevo a casa- se levanta tomando la bolsa con las cosas que compró y nos vamos a casa.
Al llegar, Sebas me deja en la puerta de mi casa y se va a la suya. Había olvidado que tenia un hogar y eso me hace recordar que no conozco muchas cosas de él. No conozco a su familia, ni su casa, ni lo que le gusta comer ni como es su cuarto. Pero acordamos que poco a poco, así que no lo presionaré.
Cuando entro a la casa, me acuesto en mi cama luego de desnudarme. Me voy quedando dormida mientras pienso en todo lo que ha pasado el día de hoy, desde la fiesta en casa de no se quien, donde encontré a Janny con Luifran, hasta el momento donde vimos a Alberto.
***
Estoy en el cuarto de Alberto. Todo está como lo encontré la vez que vine a su casa, la única diferencia es que nos estamos besando apasionadamente. No se siente tan bien como creí, no causa más que deseo dentro de mí ¿Que si hay electricidad entre nosotros? Siempre la ha habido, pero no es igual que con Sebas que me eriza la piel con solo susurrar un te quiero a mi oído. (¡Wow! Eso rimó. Aja, concentrémonos). No hay sentimientos involucrados con Alberto, no hay miradas que derriten ni caricias que estremecen.
Simplemente no es lo mismo.Alberto me acuesta en su cama y se monta encima de mí, le saco la camisa apresurada y él desabrocha los botones de mi blusa. Empieza a besar mi cuello bajando hasta mi abdomen y justo en ese momento, oigo un grito...
- ¡Amandaaa! Ya llegué-. ¿Que mierda hace Sebas aquí? Espera... ¿Que hago yo aquí? ¿Olvidé que tenia novio? Ni siquiera me di cuenta cuando pasó. Solo recuerdo haber entrado a casa de Alberto y... Esto no puede volver a pasar.
-Amanda, despierta dormilona- en un segundo abre la puerta y está frente a mí. Seguía acostada con Alberto arriba de mí. Hubo un silencio momentáneo ¿Por qué no le había dicho a Alberto que se quitara? ¿Acaso no lo escuchó llegar? Pero si Sebastián gritó muy duró. ¡Dios! Su cara de desilusión es tan desgarradora. Baja los ojos hacia mí con tristeza y se acerca para tenerme de frente a sus ojos. Yo nunca quise hacerle esto, ni siquiera se en que estaba pensando ni como llegué aquí. Me toma de los hombros y se sienta a mi lado, yo sigo acostada.
-Amanda, Amanda. Vamos, ¿Es en serio?- sacude mis hombros y... ¿Abro los ojos? ¡Si! Abrí los ojos. Sólo era un sueño.
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No soy suficiente
Teen FictionAmanda tiene 19 años, es una chica que parece segura de si misma, pero la verdad es que, a raíz de los constantes "no sirves para nada" de su padre, se ha creado una imagen de insuficiencia en ella misma. Amanda nunca había tenido un novio, hasta q...