Igna.

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Igna siempre fue una chica "normal".

Iba a la escuela.

No era popular.

Tampoco era una marginada.

Charlaba con algunos pocos amigos.

No sobresalía con sus notas, pero siempre lograba aprobar.


Vivía con sus padres y su pequeño hermano.

Su familia no era perfecta.

Menos que menos ella.


Igna no leía montones de libros.

Ni se enredaba en triángulos amorosos.

Ella ya había dado su primer beso.

Creía que los cuentos de hadas mentían acerca de la magia en ellos.


Igna cantaba en la soledad de su habitación.

Imaginando que miles de personas la aplaudían, y a la vez, temiendo que alguien la oyera.

Ella no era un prodigio del arte.

Pero lo encontraba como el mejor escape de la realidad.


Solía contar los escalones que habia de su habitación en el ático, hasta la cocina.

O la cantidad de pasos desde su casa hasta la escuela.

También le gustaba observar las personas en la calle, tratando de averiguar qué tipo de vida tendrían, sus trabajos, o acontecimientos recientes que las llevaban a introducirse al interior de aquella jungla humana.


Igna un día descubrió que tenía poderes.

Quiso mostrárselos a sus amigos y familiares.

Nadie pudo ver lo que ella.

Entonces se los guardó para sí misma.


Ella comenzó a crear su propio mundo con ayuda de sus poderes.

Tomando objetos que ya conocía, creó los más maravillosos inventos jamás vistos por el hombre.

Diseñó su propia vida a su antojo, con las virtudes y desventajas que siempre deseo tener.

Lo creó todo de nuevo, a cómo ella hubiera querido que fueran las cosas.

Todo según su visión de la perfección.


Entonces un día.

Igna quedó satisfecha con su mundo.

Tan satisfecha que deseó poder introducirse en él y jamás volver.

Pero no pudo.

Sus poderes tenían un límite.

Y todo en ella se derrumbó.


Comenzó a comparar el mundo en el que vivía, con el que había creado.

Todo le parecía abominable, violento e injusto.

La vida allí le parecía absurda, aburrida y consumidora.

Cada vez ansiaba más poder escapar a la seguridad que sus poderes habían creado.


Intentó hacerles entender a todos su visión de la vida.

Que se podía cambiar las cosas para mejorar el mundo.

Pero todos le dijeron que era imposible, hasta ilógico lo que decía.


Igna ya no sabía qué hacer con su nuevo mundo, al que no podía acceder pero anhelaba con el alma.

Decidió buscar ayuda.

La encontró en un pequeño café de su ciudad.


Igna comenzó a escribir.

Escribió todo el mundo que sólo ella podía ver sin guardarse ningún detalle.

Escribió sobre personas, lugares y criaturas que el hombre nunca había imaginado.

Todo su mundo los plasmó en palabras, con sus colores, texturas, aromas y sentimientos.


Aquel libro jamás fue publicado.

Y con el tiempo, Igna llegó a su vejez.

Y con su memoria, el libro también fue olvidado.


Un día

Una chica tan "normal" como Igna, encontró un libro viejo.

Comenzó a leerlo y se maravilló con sus palabras y se enamoró de sus paisajes.

Decidió que algo tan hermoso y lleno de vida no podía quedarse guardado en el tiempo, a merced del olvido.


Y así

El mundo entero por fin vio los poderes de Igna y comprendió sus palabras.

Y así

A pesar de que Igna jamás logró vivir en su mundo deseado

Sí logró cambiar el mundo de muchas otras personas.





-Tishy5808.

Los relatos de mis lágrimas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora