-Vamos Sebastián, tenemos que hacer esto - dijo Lucy.
-Tú decides - comentó Mike.
-No, lo mejor es ir todos juntos.
Al decir esto, Mike y Lucy manifestaron su enojo con una cara de hartazgo, pero aun así decidieron hacerle caso, después de todo, Sebastián había estado solo en el sótano encerrado con ese tal Tarik, tenían la sensación de que la decisión que habían tomado era la correcta.
Siguieron caminando por el pasillo de la derecha, vigilando que nada ni nadie se acercara a ellos, al menos no con intenciones hostiles. No pasó mucho para que encontraran rastros de sangre por el suelo, al principio, Sebastián pensó que era una mala idea, pero al ver la valentía de su amiga, Lucy, se vio obligado a seguir el rastro para no quedar como un cobarde. No era sangre común, ésta era de un color morado verdoso, muy espesa, era como...
-Lucy – dijo el joven tomando a su amiga del hombro.
-¿Qué pasa?
-Esta sangre... es como la de aquel insecto que matamos hace tiempo.
-Tienes razón. Será mejor tener cuidado.
-Esas cosas siguen rondando por aquí, estén alerta – dijo Mike.
Siguieron con el rastro de sangre y pronto terminaron frente a un joven, tirado en el suelo, era Oscar, el pobre estaba inconsciente, con un gran agujero en la parte de atrás de la camiseta. Ambos adolescentes se impresionaron al ver a su amigo tirado en el suelo como trapo viejo, tal vez muerto, sin embargo, Mike estaba básicamente indiferente ante la situación. Pero no podían quedarse de brazos cruzados, así que Sebastián levantó la camiseta del muchacho para ver la causa del agujero, y lo que vio fue mucho peor de lo que esperaba encontrar.
Un agujero verde obscuro, húmedo y con cascara roja (como la que te sale cuando te cortas) estaba presente en su espalda, cerca de la medula espinal, rodeado de venas y rayas negras que se extendían a lo largo de su cuerpo.
-Dios – dijo Lucy tapándose los ojos.
-¿Qué diablos le pasó? – preguntó Sebastián.
-¿No es obvio? Lo picaron, uno de esos miserables bichos lo atacó. Ahora está infectado.
-¿Infectado, infectado con qué? – preguntó Lucy.
-El proyecto en el que el Manicomio del Santuario ha estado trabajando todos estos años. Por fin han llegado a la fase final. Ahora solo hace falta una cosa.
-¿Qué? – preguntó el chico.
-Matarlos.
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El Último en Salir
ParanormalUno chico de 19 años llamado Oscar Mclay era un estudiante común, pero reconocido por su maestra de literatura y periodismo. En un trabajo que maracará su vida, Oscar fue asignado para ir al Manicomio del Santuario junto a Lucy, la chica de sus sueñ...